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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

sábado, 10 de mayo de 2014

NELSON CASTELLANO HERNÁNDEZ, ¿A COSTA DE LO QUE SEA?

La paz es uno de los valores más importante dentro de una sociedad, es lo contrario a la guerra. Implica la existencia de otros valores, no puede haber paz sin la justicia, el respeto y la democracia.

Una apariencia de paz no es suficiente, Paz no es callarse, esconderse, renunciar, esperar, aceptar y aunque parezca obvio, muchos se confunden.

Hay ilusos que piensan que no meterse con nadie, no opinar porque "yo no soy político", o que con solo ocuparse de sus negocios y su trabajo, dejando a los demás hacer lo que quieran, podrán vivir en paz. Hasta que les toque el turno y la realidad los alcance.

La paz implica el reconocimiento del otro, el respeto a las leyes y a los derechos humanos, a saber escuchar. La paz es fruto de un esfuerzo, de resolver situaciones y conflictos.

Comienza dentro del individuo, según su intención, sus acciones y su voluntad.

Los defensores de las medias tintas están convencidos de que la mayoría de las personas quieren la paz, hasta el punto de cerrar los ojos para no ver el precio.

La realidad es que desde la inercia no se construye un país libre, la paz también hay que conquistarla. Lo primero es identificar lo que enfrentamos, sus intenciones nos darán la medida de las acciones que tenemos que emprender.

Solo así se comprende porque es mejor perder un año de vida, que la vida entera.

Por ello tenemos que escoger, aunque sea duro y arriesgado. Si no acostumbrémonos a la falsa paz de un régimen, que con las armas y el poder, nos dejará la" libertad" de hacer colas "por dos litros de leche", ¡perderemos!

El precio por la paz solo debemos pagarlo por la verdadera, las que nos hará libres. Nuestra lucha se realiza dentro de un contexto de opresión por parte del Estado y sus colectivos mercenarios.

Lo que prueba que el Gobierno no la busca, no reconoce al que piensa distinto, al que propone caminos para enderezar el entuerto. Jamás podrá construir, si ni siquiera escucha y mucho menos corrige.

El consejo es válido para ambas partes, si la calle está hablando por su cuenta, es que nadie la interpreta. Acusar a dirigentes de ser responsables de la protesta popular es producto de la miopía política y de la falta de intuición de la realidad social.

La experiencia puede ayudar a algunos a imponer su voluntad. Sabemos que el cansancio, la indiferencia y la falta de solidaridad pueden apagar por cansancio el ánimo de la juventud.

¿Por cuánto tiempo? Solo quedan dos respuestas, la primera hasta que nos aplasten definitivamente y para siempre o hasta que se produzca la reacción definitiva producto de la ira colectiva.

En cualquiera de los dos casos, no sintonizar el sentimiento del pueblo puede producir un resultado impredecible. Se cierne sobre Venezuela el fantasma de la guerra civil o el de la Venezuela-Castrista.

La oposición debe reflexionar, actualizarse, proponer caminos, integrar nuevas opciones incluyendo la desobediencia civil y la no violencia, pedir justicia. Si unidos verdaderamente con el pueblo toman consciencia de su poder, no existe régimen que pueda resistirse.

El proceso que vivimos es producto de 15 años de violaciones de la ley, de la destrucción del aparato productivo. De la violencia desatada por qué se armó y se permitió la libre circulación de los colectivos y por haber soltado delincuentes a la calle.

Por qué se destruyeron las bases de la democracia para permitirle a los chavistas instalarse de por vida. Por qué el gobierno sobrepasó los límites constitucionales y con ello perdió su legitimidad.

¿Qué se puede negociar? ¿Olvidar? ¿Qué hacemos con la invasión cubana? y ¿con la víctimas? Víctimas somos todos, los que perdieron la vida, la libertad, el trabajo, los ahorros y los siempre olvidados: los pobres.

El diálogo como la presión popular son vías para una misma causa, con su justa medida podemos hacer acuerdos desde una posición de fuerza.

La Salida deberá ser negociada, pero la justicia tendrá que aplicarse... para que la paz pueda ser una realidad.

Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com


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