Los
estudiantes se han mantenido en la calle protestando desde el pasado 12 de
febrero y muchos ciudadanos se han venido organizando paulatinamente para ver
cómo participan en este proceso de desconcierto con un gobierno en crisis.
Las
voces en las calles se elevan como el lamento de una jauría de lobos en lo alto
de un risco, quejándose de la ausencia de repuestos, del alto costo de la vida
y de los sueldos que se han encogido como un vestido de mala calidad, después
de la primera lavada.
La
gente se niega a aceptar un gobierno que quiere imponer un sistema comunistoide y dictatorial en Venezuela, un
país petrolero. Y el gobierno por su parte, insiste en acentuar la represión
ante la resistencia. Ese podría ser el panorama que tenemos pintado en el
cuadro.
Se
está pidiendo un nuevo direccionamiento en la conducción del país, pues parece
ser evidente que estamos en un callejón perverso donde el último militar en su
orden de méritos es quien está al frente del cuerpo militar; donde un sujeto no
preparado para su cargo es el ministro de Educación; donde el presidente de la
asamblea es un sujeto que no sabe parlamentar y no tolera al oponente político,
donde la justicia se manipula para complacer voluntades, donde tenemos presos
políticos a placer, donde se quiere callar al pueblo cercando a los medios de
comunicación con una política de acoso permanente…-la lista es muy larga, les
digo-.
Tratar
que el país dialogue y se siente en una mesa es entender, que necesitamos
desatrancar el conflicto. Pero, vamos a estar claros queridos amigos: Si no se
va a cambiar el proceder, pues nos
caeremos a mentira un ratito, con Maduro.
Si
este presidente fuese astuto y analizara la situación con desprendimiento,
entendería que tiene el juego trancado. Gobernar con este país en contra, así
tenga su revolución armada-como dice- es exponer que piensa gobernar sin el
apoyo del pueblo, tan solo cuenta con sus seguidores y los hombres de verde,
mientras más del cincuenta por ciento de la población se le opone ¿Cuánto
tiempo puede mantenerse un gobierno en esas condiciones?-me pregunto-.
Y
bajo esa suerte de manto de sangre los días están contados. La felicidad, el
progreso, la esperanza por mejorar no se consigue con esa opresión.
Entonces,
el gobierno debe asumir su fracaso económico con la manifiesta escasez de
alimentos y la baja productividad en el país; debe asumir su inoperancia con el
desborde de la inseguridad, que ha llevado a miles de venezolanos antes de
tiempo a la tumba, por tener a la delincuencia de cómplice en estos 15 años de
gobierno psuvista; la devaluación de la moneda, descubre la realidad de un
modelo de economía que se asfixia en el mar de la corrupción.
Entonces queridos amigos, el momento que vive este gobierno es crucial. Me parece que se está jugando la vida y debería accionar con sabiduría en vez de persistir en su agonía. Podrá apagar una candelita en el norte, pero se le prende una guarimba en el sur como un cuero seco, que se levanta por un lado, mientras lo pisan por otro.
Luis
Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
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