La
historia es cantera de enseñanzas perennes. Venezuela ha estado inmersa
en situaciones trágicas en diversas oportunidades. Los protagonistas en cada
uno de esos acontecimientos han asumido decisiones que han coadyuvado a no caer
en el abismo. En la guerra de independencia, luego del Decreto de Guerra a
Muerte, surgió el Tratado de Regularización de la Guerra, en esa ocasión
promovida por El Libertador en 1820. A mediados de la década de 1920,
instaurada una férrea dictadura militar, un colaborador lúcido del régimen,
Francisco Baptista Galindo, le planteo al dictador la necesidad de buscar el
diálogo y la unidad nacional, mediante una acción impensable, debida a las
circunstancias del momento, porque la dictadura lucía fuerte e imbatible: la
liberación de los presos políticos y el retorno de los exiliados. La propuesta
fue aceptada, con dudas y resquemores, pero
se abrieron las cárceles y el retorno de los exiliados. Ese proceso no
concluyo por la súbita muerte del Dr. Baptista Galindo.
En
este mes de abril de 2014, la situación política y social que vive el país es
conocida por todos y existen diversas opiniones para salir de ella.
Una
de esas opciones es compartida, tanto por algunos de los afectos al régimen,
como por algunos de los afectos a los opositores. Esa opción consiste en “darle
la patada a la lámpara”, que no es otra cosa que resolver la crisis a través de
la llamada “vía mexicana”, o, a lo
Jalisco.
Los
sectores oficialistas que apoyan esta opción arguyen que es necesario
profundizar el llamado proceso y continuar el esquema de confrontación, que
hasta la fecha les ha resultado favorable en un alto margen. Por el lado de
algunos sectores oposicionistas, estos a su vez consideran que es la hora de
producir la rebelión civil a través del artículo 350 de la Constitución.
La consecuencia inevitable de ambas
posiciones, asombrosamente convergentes, de dirimir la controversia política
por medio de la violencia generalizada que se produciría y sus inevitables
consecuencias, todas signadas por un
cruento enfrentamiento y con una locura teñida de sangre desbordada es
obvia.
Ante este alarmante y sombrío panorama
somos muchos los venezolanos que esperamos
sindéresis en los dirigentes actuales, algunos precariamente
consolidados y otros emergentes, para solventar la crisis. Para ello es
necesario, como en 1820 y 192, que surja por parte de los actores políticos con
capacidad de poder, en este caso, provenientes del gobierno nacional,
adminicular formulas que coadyuven a canalizar la resolución del conflicto, el
cual sin duda alguna está a punto del
desborde definitivo. Todo a través de un proceso de Negociación Política como
única opción, de manera seria y concluyente, con propuestas viables que
permitan transitar de nuevo por senderos de la resolución pacífica de las
controversias y conflictos.
La mesa está servida para ello. Si el
gobierno nacional, por intermedio del Presidente de la República, sin duda
alguna, propone que la recomposición de los Órganos del Poder Público, cuyo
proceso ha sido iniciado en la Asamblea Nacional y cuya conclusión deseable
sería lograda por intermedio de procedimientos sustantivos y adjetivos
establecidos sin mácula, propiciaría, indudablemente, la inserción del imperio
de la civilidad de nuevo, alejados de enfrentamientos fratricidas y obtendría
un aporte vital de reconocimiento histórico que la posteridad,
seguramente, le agradecería ya que
evitaría el inevitable choque de trenes que se vislumbra.
Una nueva composición del Consejo Nacional
Electoral, electa en forma consensuada, integrado por personas honorables,
garantes de que los resultados electorales y
sus procesos constitutivos estén signados conforme a derecho, alejados
de métodos torticeros, aceptados sin ningún tipo de reticencias por las partes
y que sean en definitiva certificadores fieles del proceso electoral.
La recomposición del máximo Tribunal de la
Republica, cuyos integrantes también deben ser producto de solvencia
intelectual, probidad y ética, donde el derecho se aplique a cabalidad sin
cálculos políticos, todo “conforme a derecho”.
La elección del Contralor General de la
Republica, garante del Control Fiscal, debe efectuarse con los mismos criterios
establecidos con anterioridad. Esto es válido también para la Defensoría del
Pueblo y el Ministerio Público.
Todo lo reseñado puede ser implementado en
este mes de abril de 2014. De esta manera, el gobierno nacional podrá seguir
ejerciendo a cabalidad sus funciones, de acuerdo al texto constitucional y la
oposición, a su vez, podrá implementar sin temor alguno su acción política
dentro de los cauces democráticos. Ambos factores, algunos de ellos
pertenecientes de ambas tendencias, podrán ser liberados de la tentación
perversa de darle la “patada a la lámpara”.
Consolidado lo anterior, es procedente y deseable la
instalación de una Mesa de Dialogo, facilitada por un tercero, aceptado entre
las partes, para resolver sobre la marcha los detalles de procedimiento y de
acción política, todo con la meta de reinstalar un clima de confianza entre los
venezolanos y sus instituciones.
Si lo anterior es aceptado e implementado
por parte de los interlocutores, sin cálculos subalternos, sin pedir nada a
cambio y cuya única finalidad sea la paz de la Republica, hará que esta
propuesta sea entendida y aplicada como un aporte real, pragmático, objetivo y
perfectamente realizable, alejado de toda
connotación utópica, de “vivezas criollas”, y espejismos.
José
Rafael Avendaño Timaury
cheye36@hotmail.com
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Hermano: No puedo mas que compartir 100 % tus comentarios sobre la opcion que propones en el mejor interes por el bienestar de nuestro pais. Muy desafortunadamente no creo que el Gobierno tenga la voluntad politica de transitar ese camino que les restaria una muy importante cuota del poder que hoy ejercen sin escrupulo alguno con el unico proposito de entronizarse en ese poder que han ejercido sin limitacion alguna durante los ultimos 15 años. Sera muy triste ver caer la lampara pero pareciera que eso es lo que quieren y a lo que apuntan, todos los dias le dan un empujoncito mas hasta que se caiga y cuando llegue ese momento, que Dios nos agarre confesados. Ojala alguien en ambas partes en pugna tenga la lucidez para lograr conducer este proceso, ya dramatico de por si, por el camino que nos lleve finalmente a la paz y a la Concordia ciudadana. Un abrazo. Fprincipe@gmail.com
ResponderEliminarHermano: No podria estar mas de acuerdo contigo en un 100%. Desafortunadamente no tengo ninguna expectative de que el gobierno tenga la voluntad politica de transitar este camino que los llevaria a perder una importante cuota del poder que han ejercido sin escrupulos y limitaciones durante los ultimos 15 anos sobre las instituciones del Estado, garantes del Estado de Derecho y de la vigencia de las leyes y de la Constitucion. Ojala y alguien , en ambos bandos en pugna, tenga la fuerza y la lucidez suficiente para adelantar un proceso de esta naturaleza que conduzca a Venezuela por otros caminos de paz y de Concordia entre sus ciudadanos. Lo contrario significara , muy tristemente, ver caer la lampara y con ella cualquier esperanza de una solucion pacifica a este conflicto. Un abrazo. Flavio
ResponderEliminarEl ciudadano sensato del país piensa igual que lo que estás planteando...el problema está en que el gobierno recapacite y deje de predicar la paz y la conciliación por una cara y por la otra está despotricando y retando al "adversario"...muy buena tu opinión...un abrazo...
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