Jose Cortez-de-Madariaga |
La
exigencia del pueblo de Caracas de que no continuase en el mando de la
provincia el Capitán General don Vicente Emparan y la renuncia de este el 19 de
abril de 1810, representa en nuestra historia el primer acto de soberanía
popular, la primera demanda de responsabilidad política. El pueblo ejerció su
autoridad inmanente, superior a la del príncipe, lo cual se fundamenta en un
precepto antiguo: "Omnis auctoritas populo est" (toda la autoridad
del pueblo es), antes aún de que existiese la República, antes de que fuese proclamada
la justa ley de los derechos ciudadanos y los deberes del gobierno. A falta del
Monarca, sus derechos perdidos los asumiría la ciudad y, en consecuencia,
adoptaron el Cabildo de Caracas y la Junta de Gobierno importantes
determinaciones.
El
acontecimiento del 19 de abril constituye el prominente inicio de nuestro
proceso de independencia y representa un acto de sobrevivencia política ante
las noticias que llegaban de España y las dudas existentes con respecto a la
vigencia de la autoridad del Rey. Para algunos, más que un acto ex profeso
contra la metrópoli, fue: "una conjuración contra Emparan y no contra el
monarca español, a la unidad del pueblo español, a la autoridad legítima en
peligro de desaparecer" (Rafael Seijas). Lo cierto es que en los espíritus
se albergaron diversos propósitos: el rechazo al despotismo del Capitán
General, la necesidad de autonomía so pretexto de salvaguardar los derechos de
Fernando VII, la viva oposición de todos a la posibilidad de que un gobierno
extranjero asumiese el poder contrariando los derechos y las tradiciones
nuestras mientras Bonaparte dominaba a España y buena parte de Europa.
Los hechos del 19 de abril adquieren en nuestra historia fundamentales implicaciones: es la respuesta venezolana a la crisis de España, es el ejercicio inicial de nuestra autoridad política, la primacía del pueblo sobre sus gobernantes, es el inicio de una revolución que en términos pacíficos demostró su carácter, el augusto sentido de la soberanía popular al reclamar la renuncia de Emparan y, finalmente, es la manifestación política, organizativa y civilizadora de atender, como expresamente lo indicaba el acta del 19 de abril: "la salud pública de este pueblo", sus: "urgencias de primera necesidad" como poblaciones integrantes: "de la misma España", capaces de asumir: "un nuevo gobierno", tal y como lo admitía el derecho natural y la: "necesidad de procurar los medios de su conservación y defensa".
Luego
de habérsele exigido a Emparan su retorno al Cabildo en medio de: "los
gritos y aclamaciones" se acogió una nueva resolución, impulsar la
renuncia del Capitán General y el nombramiento de los diputados, acto
primigenio de ejercicio democrático, pleno de significación histórica, ética y
política para la futura nación que nacería.
Emparan,
rechazado, tuvo el valor de declinar al advertir que el pueblo no quería su
mando y, en consecuencia, la asamblea redactó su resolución política y
jurídica, consciente de su trascendencia, interesada en prevenir al pueblo de
cualquier amenaza: "por engaño o por fuerza" y evitar que se
contrariasen sus derechos e intereses esenciales.
En
la obra: "Examen Imparcial de las Disensiones en América", publicada
en el año 1812, don Alvaro Florez Estrada señalaba con respecto a los
acontecimientos de ese día lo siguiente: "... el 19 por la mañana al
tiempo de entrar a los oficios divinos en la Catedral el General D. Vicente
Emparan, amenazándole con la muerte, si intentaba resistirse, lo condujo a la
casa Consistorial, en donde estaban ya reunidos los vocales del Cabildo
secular, principales autores de todo lo ocurrido. Allí se le obliga por la
fuerza a que renuncie al mando...". No obstante este señalamiento, no
probado, que contraría aspectos de la descripción de la historiografía
nacional, reconoce su autor la posibilidad de que: "el pueblo había
reasumido la autoridad soberana" y que con ella: "le podía despojar
del mando".
Lo
cierto, además de la desaprobación que generó la conducta de Emparan como
gobernante, es que este había desconocido las deliberaciones del Cabildo cuando
partió a las celebraciones religiosas y luego que fuera requerido su regreso,
intentó imponer su autoridad para hacerse nombrar Presidente de la Junta, pero
la oportuna intervención de Madariaga resultó determinante y expuesto ante el
pueblo el asunto, el mismo desconoció su mando y al renunciar Emparan se abrió
un capítulo distinto en nuestra historia, que luego de sacrificios inauditos
permitiría la fundación de la República y la lucha por nuestra independencia,
por la libertad y la soberanía de la patria que nunca finaliza, que siempre se
engrandece al defenderlas cada vez que se le amenaza, cada vez que se le
atropella.
Jose
Felix Diaz Bermudez
jfd599@gmail.com
@jfd599
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