El diálogo, entre sectores de la MUD y
representantes del gobierno nacional, generó diferentes consecuencias
políticas, las cuales deben ser analizadas con profundidad y detenimiento. A mi
criterio, hubo dos muy importantes. La primera, fue el rechazo que produjo en
amplios sectores de la oposición, la decisión de la MUD de aceptar la
invitación a dialogar realizada por Nicolás Maduro. Las críticas fueron de gran
dureza durante todo ese día. El principal argumento utilizado fue la
decisión de María Corina Machado, de Leopoldo López y de Antonio Ledezma de de
no asistir a esa reunión por distintas razones. La segunda, el amplio impacto
que tuvo en la opinión pública el trascendente debate entre los miembros de la
MUD y del PSUV. Nadie se imaginó que los representantes de la oposición
demostrarían tal capacidad para transformar dicha reunión en una importante
derrota política para Nicolás Maduro y su gobierno.
Esta reunión demostró que dentro de la MUD pueden existir grupos
con posiciones ideológicas, estratégicas y tácticas totalmente diferentes. La
opinión pública consideró que esta realidad conduciría a una inevitable división entre los partidos políticos que
constituyen la oposición al gobierno
nacional. Esa posición es equivocada. La MUD se creó para enfrentar las
elecciones presidenciales y municipales. Durante estos años, su acción, con
aciertos y equivocaciones, ha sido realmente exitosa. A mi criterio, es un
error conceptual imaginarse que una alianza de partidos tan distante
ideológicamente es capaz de mantener una unidad monolítica. Lo más que se
podría lograr es una unidad dentro de la diversidad. Cada partido debe ejercer
su acción política de acuerdo a sus propios valores e intereses. En ciertos
casos, se logrará una total alianza para desarrollar una determinada acción
política en contra del régimen chavista...
El segundo aspecto tuvo una
trascendente relevancia. La presencia del nuncio apostólico monseñor Giordano y
de los cancilleres de Brasil, Colombia y Ecuador le dio a la
reunión particular importancia. Lamentablemente, hubo una oportunista distribución del tiempo. Iniciar dicho
diálogo mediante una larga intervención de Nicolás Maduro, que duró más de una
hora, impidió que la opinión pública
pudiera escuchar ampliamente a los factores de oposición. Dejar la intervención
de los gobernadores para el final de la reunión demostró claramente el inmenso
temor que el régimen tiene a su liderazgo. Las intervenciones que más me
impactaron fueron las de Ramón Guillermo Aveledo, Andrés Velásquez, Roberto
Enriquez, Henry Ramos, Omar Barboza, Julio Borges, Liborio Guarulla, Henry
Falcón y Henrique Capriles. Trataré de resumir las principales ideas planteadas
por la oposición en este polemico debate.
El diálogo debe ser la regla y no la
excepción, El pluralismo es un dato real que no puede ser ignorado y que
hacerlo sale caro a la sociedad. Hay millones que respaldan al gobierno y hay
millones que respaldan una manera distinta de pensar. En la Constitución
Nacional no aparecen las palabras “revolución” y “socialismo”. Tratar de
imponer esas ideas irrespeta los valores democráticos establecidos en nuestra
Constitución. Rechazamos la beligerancia de los miembros de la Fuerza Armada en
asuntos políticos. “La Fuerza Armada está subordinada al poder civil”. Es
imprescindible lograr establecer un verdadero equilibrio entre los poderes
públicos. En Venezuela, hay presos y
exiliados políticos. La oposición plantea una Comisión de la Verdad que no sea
oficialista para determinar los hechos. La génesis de la actual situación
política planteada por los estudiantes responde a un hecho natural: la defensa
de su futuro.
El modelo económico establecido por el
régimen está fracasado. Se han gastado 760.803 millones de dólares, sin que
haya realmente una importante obra pública. Lo más grave ha sido el
endeudamiento nacional: en 1998 la deuda era de
32 mil 810 millones de dólares, y al cierre de 2013 es de 204 mil 286
millones de dólares. En el año 2013 el
ingreso de divisas por petróleo llegó al 96 %, significando que la producción
se ha destruido. La escasez alcanza al 30 % y no se sabe cuánto vale un dólar,
pero sí que el bolívar no vale nada. El BCV es una imprenta de billetes sin
respaldo…En definitiva, a mi criterio, la oposición sólo podría aceptar un
verdadero diálogo si el régimen restablece la vigencia de la Constitución
Nacional y un real equilibrio entre los c públicos. Sin lograr esta realidad,
sería imposible un verdadero régimen pluralista y democrático.
Fernando
Ocha A.
fochoaantich@gmail.com
FOchoaAntich.
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