¿Cuál
es el riesgo mayor de que mi análisis esté equivocado?
Que
la ignorancia los lleve al suicidio...
La
pregunta que dejamos la semana pasada es: ¿tiene razón el mercado dándole a los
bonos venezolanos categoría de basura o vuelve a sobreestimar el riesgo país,
contaminado por las acciones radicales del chavismo, que sin embargo no ha
dejado de reconocer sus obligaciones de deuda pública externa (aunque sí las
deudas comerciales)?
La
situación del país se ha deteriorado y es natural que los tenedores de bonos
estén nerviosos. Por una parte, el mercado percibe que la estabilidad del
gobierno de Maduro es inferior a la de Chávez y que existen riesgos de
implosión o de rebelión popular ante la crisis. Los eventos sucedidos empeoran
las proyecciones. Por otra parte, la negativa del Gobierno a tomar acciones
económicas racionales hace que un operador financiero, sentado en New York,
Londres o Hong Kong, termine por decir: "esto no se ve bien, no lo
entiendo y mejor salgo de ahí antes de que me pise las que te conté"
(¿cómo se dirá pelotas en chino?).
No
los culpo, pero ahora les cuento lo que pienso (con igual riesgo de
equivocarme). La probabilidad de que el Gobierno haga un default existe, pero
es inferior a la que el mercado le está atribuyendo.
Después
de muchas conversaciones con tenedores de deuda, siento que están invadidos por
el efecto papel toi-lette: "si en Venezuela no tienen con que limpiarse,
menos tendrán para pagarnos la deuda". Suena lógico, pero no es cierto. No
hay suficiente papel, ni leche, ni azúcar, ni aceite, ni harina, no porque no
haya ingresos suficientes en divisas sino porque hay un modelo intervencionista
y controlador que llena de distorsiones el sistema y colapsa la oferta y la
demanda. Que ante la negativa de devaluar para evitar los costos políticos, han
privilegiado una estrategia de recortar las asignaciones de divisas y las
importaciones para equilibrar por la vía del volumen la balanza comercial y de
pagos. Las exportaciones petroleras siguen estables y los precios altos.
El
flujo es suficiente para enfrentar el pago de deuda externa y las importaciones
convencionales (a menos que sigan regalando las reservas a BsF/$ 6,3).
Las
deudas comerciales vencidas probablemente serán negociadas a descuento con
acreedores y pagadas con deuda nueva, luego de varios años sin emitir alguna,
pero el retraso en el pago puede colapsar el abastecimiento interno.
No
obstante, los bonos tienen estímulos para ser pagados. ¿Por qué? Porque los
activos de la nación en el exterior son gigantes y se pondrían en riesgo de
embargo. Porque los buques de Pdvsa pasan diariamente por los territorios de
los acreedores que quedarían guindados. Porque los pagos petroleros vienen de
bancos internacionales que podrían recibir ordenes judiciales de congelar
envíos de dinero al país y porque Venezuela no se puede dar el lujo de cerrarse
las puertas al financiamiento internacional. Sería mil veces más probable que
el Gobierno finalmente devalúe y reduzca el gasto público interno, antes de
"defaultear".
Entiendo
la desconfianza que genera el no reconocimiento de las deudas comerciales (que
algunos llaman default interno) y es probable que sea cierto que el flujo de
caja no dé para pagar todo eso. Pero brincar de ahí al default de deuda externa
es un doble salto mortal. Primero porque es precisamente el deseo de garantizar
los pagos de deuda externa, que tienen compromisos legales en el exterior, lo
que está complicando el pago interno. Es obvio que el Gobierno privilegia la
deuda externa sobre la local.
¿Cuál
es el riesgo mayor de que mi análisis esté equivocado? Que la ignorancia los
lleve al suicidio (una tesis no despreciable) o que el precio del petróleo se
derrumbe.
Pero ahí pasamos al departamento de Hermes el Iluminado.
@luisvicenteleon
Luisvicenteleon@gmail.com
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