Retomo
el tema de los Ejes Constituyentes del Proyecto País Venezuela de la mano de un
área que para mí es fascinante: la globalización. Es de todos conocido ese
efecto según el cual el mundo es una aldea interconectada, donde ningún país
puede aislarse de otro y creer que sobrevivirá.
Mi
tesis en ese contexto es que nadie se subordina a otro, ningún país es más que
otro. Todos tenemos las mismas oportunidades de acuerdo a ese nuevo esquema de
relaciones mundiales. El conocimiento, que es la diferenciación que ahora se
establece, impone quien es quien en esta nueva selva. El que sabe más tiene
más. El que conoce más sobrevive. Aquí no hay “imperialismos” ni países
“sometidos”. Lo que hay es gente que sabe y gente que no sabe. Países que
cultivan conocimiento y países que no.
Sobre
la base de ese nuevo principio natural se establecen las relaciones de poder.
Lester Thurow1 señalaba que la llamada
tercera revolución industrial está transformando las economías nacionales en
economías globales, de la misma manera como la segunda revolución industrial
significó el paso de las economías locales a nacionales. Por primera vez las
empresas pueden comprar en cualquier parte del globo, en donde los costos sean
mínimos y vender en aquellos lugares donde los precios sean más altos.
Sin
embargo Thurow advierte que la transición de lo nacional a lo global va a
resultar mucho más turbulenta que la transición de lo local a lo nacional. Esto
es debido a que cuando el mundo se hallaba en el proceso de transformación de las
economías locales a nacionales, ya existían gobiernos nacionales dispuestos a
aprender cómo dirigir el proceso. Ahora, por el contrario, no existe un
gobierno global que pueda aprender a dirigir una economía global.
Las
organizaciones internacionales existentes (Fondo Monetario Internacional, Banco
Mundial, Organización de Naciones Unidas, Organización Mundial del Comercio) no
fueron diseñadas para tratar con una economía global. Todas ellas fueron
concebidas como entidades independientes de los gobiernos nacionales. Ninguna
de ellas pueden decirle a los gobiernos qué deben hacer, todo lo contrario, son
los gobiernos quienes les dicen a esas organizaciones que deben hacer.
Thurow
afirma que la respuesta lógica sería la creación de organizaciones independientes
con suficiente poder para actuar de forma autónoma con respecto a las
administraciones existentes. Pero a juicio del autor esto no va a pasar. Nadie
va a establecer un gobierno global, independientemente de lo necesario que sea.
Como resultado el mundo tendrá una economía global sin un gobierno global, sin
un conjunto acordado de regulaciones obligatorias, donde no habrá una policía
que haga cumplir las normas, ni jurados a los que apelar si se comete una
injusticia. Será como en el viejo oeste norteamericano, el fuerte expulsa al
débil de las áreas económicas productivas.
El
problema, según palabras de Dante Caputo ex Canciller del Ex Presidente
argentino Raúl Alfonsín, poniendo el ejemplo de los mercados financieros
internacionales, no es solamente el tamaño de esos mercados, sino que “este es
el primer mercado en la historia del mundo que no tiene ningún Estado arriba”2.
En
este contexto todos los países nos encontramos en una arena muy compleja e
independiente donde solo el conocimiento que puedan adquirir los nacionales de
cada país hará la diferencia, en particular aquellos conocimientos que nos
hagan dueños de nuestras propias potencialidades. Es por esa razón la
importancia que cada Estado le de a la educación de sus habitantes.
Si
analizamos a nuestro país dentro de este contexto mundial, Venezuela está
perdiendo un extraordinario mundo de posibilidades al haber retrocedido
posiblemente un siglo en nuestro desarrollo como nación en manos de un régimen
que se ha abrazado a lo más atrasado del pensamiento económico y político del
planeta. Pero eso tiene solución.
Los
puntos que se enuncian en el Eje No. 11 del Proyecto País Venezuela establecen
el principio para regreso de Venezuela al mundo globalizado, ubicando al país
en su correcta dimensión geopolítica y
en su ámbito natural al norte de de la América del Sur (ver Proyecto País
Venezuela – Reconstrucción y Reconciliación Nacional - MID Táchira/AVERU en
https://docs.google.com/file/d/0B6yI0gUROWzDUmhEbXFZMGR0bEU/edit?usp=sharing).
Reinsertar
al país en sus relaciones naturales con sus países vecinos inmediatos y la
recuperación de la confianza del mundo en nuestra economía, impidiendo la
entrega de nuestros recursos a gobiernos extranjeros y anulando concesiones
petroleras y mineras irritas, forma parte de un esfuerzo para el logro de
“relaciones internacionales, en el contexto global y de la Sociedad del
Conocimiento, fundamentadas en el respeto mutuo, reciprocidad, cooperación,
integración e interdependencia para el logro de los objetivos e intereses de la
Nación”.
Este
Eje del Proyecto País reinserta a Venezuela en el concierto de las naciones
progresistas del mundo, conectándonos con el futuro, no con el pasado,
aspirando a ser un país de primera en todos los campos. Esa es la pretensión.
Si
continuamos mirando al mundo por el espejo retrovisor, como la Cuba de los años
50s, que es adonde quedo congelada la mente de los invasores que atentan contra
nuestro futuro como pueblo, no podremos tener inserción en este fenómeno globalizador,
ni podremos comprender lo que pasa en el resto del planeta, quedándonos
solamente con una sola fuente de recursos-el petróleo-, sin abordar todas las
posibilidades que nos podrían brindar el desarrollo de las potencialidades
locales de cada región del país.
Decía
Don Rafael Grooscors Caballero (ver La Rebelión de las Regiones en
http://elrepublicanoliberal.blogspot.com/2013/10/rafael-grooscors-caballero-la-rebelion.html):
“¿Tenemos que seguir viviendo de la distribución “infame” de la renta petrolera?
¿Tenemos que seguir siendo exportadores de materias primas y continuar
dependiendo de quienes nos las transforman? ¿Sabe la gente de la Guayana
venezolana, del Estado Bolívar concretamente, lo que se hace con la bauxita, el
hierro, el agua y las tierras que les son propias, por gobernantes a distancia,
quienes no tienen por qué quererlas, ni desarrollarlas, ni transformarlas, para
enmarcarse en una competencia con el mundo entero a base de productividad?
¿Saben los de Los Andes cuánta seda podrían producir para ganarle a China un
mercado cada vez más valioso? ¿Sabe la gente del Zulia todo lo que ganarían
transformando en fibras sus hidrocarburos y “metiéndose” en el mundo de los
textiles sintéticos?”
Todo
eso y más podríamos lograr con una Venezuela globalizada y a la vez
desarrollada localmente. Lo único que debemos hacer es tomar la decisión como
pueblo de vivir mejor y en democracia, venciendo el atraso mental y material de
un régimen que lo único que tiene es la fuerza bruta a su favor. Y eso también,
en este momento de la globalización del mundo, se derrota con conocimiento…
(1)
Thurow, Lester, Construir Riqueza, 1999
(2)
Caputo, Dante, Globalización y Estado Nación, 1997
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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