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viernes, 24 de enero de 2014

JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ, MONSEÑOR ARIAS BLANCO, OBISPO DE LA DEMOCRACIA

La historia civilista y democrática de Venezuela irreductible frente a la tiranía, la opresión y el autoritarismo que en diversos momentos han pretendido someter a la República, cuenta entre sus figuras eminentes a Monseñor Rafael Arias Blanco, quien fue Arzobispo de Caracas en los años difíciles del gobierno dictatorial de Marcos Pérez Jiménez. 

Su significativa pastoral del 1 de mayo de 1957  -la autoridad de la Iglesia Católica en defensa del hombre y sus derechos- fue leída en todos los templos de Venezuela entonces, y representó el primer llamado de denuncia contra el régimen en virtud de la violación de los derechos sociales, las libertades y las garantías ciudadanas, posición obispal en acatamiento de la doctrina de la Iglesia y de su deber de resguardar la dignidad del hombre, la libertad, la justicia y la paz.

Ante ese pronunciamiento y otros en igual sentido que fueron publicados en los editoriales del diario "La Religión" -hasta su desaparición decano de la prensa nacional-, la dictadura reaccionó intentando intimidar a Monseñor Arias, persiguiendo y deteniendo a sacerdotes y a periodistas sospechosos de ser desafectos al gobierno.

Monseñor Arias, antes y después de la publicación de ese histórico documento, había instruido a la Iglesia la predicación de su apostolado oficial como parte esencial de su magisterio, y luego de la celebración del día de la Acción Católica, hizo pública la pastoral titulada: "El Comunismo Despoja al Hombre de su Libertad y de su Dignidad de Ser Racional", de fecha 24 de octubre de 1958.

La argumentación fundamental contenida en el texto, en concordancia con otros anteriores, se refirió, en primer lugar, a la actitud ejercida por el comunismo frente al hombre: "...lo considera como simple rueda, o pieza insignificante, en la maquinaria del Estado". Para justificar su afirmación, aludió a diversos hechos acontecidos en el mundo soviético de entonces: "En los países sometidos al yugo marxista el individuo humano está desprovisto del derecho de asociación; está desprovisto del derecho del sufragio y carece de prensa libre; está desprovisto casi diríamos del derecho de pensar por cuenta propia; está desprovisto, en fin, del derecho de cambiar de sitio, o de residencia, y de trabajo".

Citó el obispo como elemento demostrativo de sus señalamientos, el contenido del discurso que pronunció el primer secretario Nikita Khrushchev ante el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, el 26 de febrero de 1956, quien cuestionó los métodos y procedimientos de su antecesor el camarada José Stalin, al haber cometido, tal y como lo refirió también Monseñor Arias, actos de: "represión en masa por medio de la maquinaria del gobierno" y "también contra los mismos elementos que habían sido pilares del sistema comunista". Arrestos, deportaciones, ejecuciones, inseguridad y desesperación eran frecuentes bajo ese régimen y fueron comprobados y reconocidos numerosos casos, que luego se reiteraron en el tiempo como forma de práctica política, tal y como indicó Monseñor Arias.

En segundo lugar, otra de las consideraciones principales que expuso el documento pastoral, fue denunciar las carencias en las realizaciones del comunismo ya que: "ni aun en el orden puramente material puede dar a los pueblos la felicidad y el bienestar que les ofrece", además de sus críticas por su forma de establecimiento: "en todas partes se ha impuesto por el engaño, por la fuerza y por la violencia, pisoteando los derechos primordiales de la persona humana y desconociendo los inmutables principios de la ética y de la verdad".

Por último, objetó la postura marxista contra la religión a la que Marx calificó como: "el opio del pueblo", así como otros actos de agresión contra la Iglesia y la sociedad.

Pero así como enfrentó a la dictadura militar en el país y, de la misma manera, la praxis del comunismo de su tiempo, Monseñor Arias denunció: "...las injusticias sociales, creadas por una concepción utilitaria y anticristiana de la vida", no advertidas y menos aún resueltas por algunos gobiernos formalmente democráticos, ajenos en sus procedimientos y en sus resultados a los valores y principios de este sistema y de la propia Doctrina Social de la Iglesia,  como son entre otros, la promoción del ser humano, el respeto irrestricto de las libertades, el cumplimiento de la ley, el bienestar y la justicia social.

Próxima la celebración del 56 aniversario del 23 de enero de 1958, jornada de rescate de la democracia, de las libertades políticas, del derecho a disentir, a la pluralidad ideológica y del ejercicio del gobierno por mandato superior y legítimo de toda la nación, justo es recordar el mensaje y la obra de Monseñor Arias Blanco, "obispo de los barrios", "obispo de la democracia", uno de los venezolanos más notables de su época.

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