Cada
vez más, se viene observando la imposición de una dictadura que está creciendo
como un matorral que se expande en una
parcela.
Con
la Ley Habilitante se ha logrado enfriar las voces que resistían en la Asamblea
y el gobierno ha tomado la elaboración de las leyes que quiere imponer , aunque
siga dando pasos enredados para adelante y para atrás, tal como habla el Jefe
de Estado, que ayer dijo “blanco” y hoy dice “negro” , en una confusión de
dirección tan peligrosa, que tiene al país metido en un desorden para conseguir
los objetivos de su administración: que aparentemente, no es otro, que evitar
el desmadre en las elecciones municipales y sacar del sistema al empresariado.
Naturalmente,
hay que decir, que en la Asamblea no se practica la democracia. Allí se observa
un aplastamiento grosero a la oposición, en medio de profundas jergas de
groserías, bajo nivel de comunicación, ofensas permanentes, etc., lo que
evidencia la mediocridad del parlamentario comunista con profundas deficiencias
de oratoria, exposición y liderazgo. Todo ello, dentro de un país que tiene una
oposición en crecimiento considerable y un rechazo al gobierno, que aumenta.
En
otras palabras: este gobierno con todo el poder que tiene, nada en el caos y el
desorden: La asamblea, La Fiscalía, el TSJ, la Defensoría del pueblo y el CNE
están con el gobierno, complaciendo hasta el más pequeño de sus deseos, solo
para tapar y mantener el abuso, la corrupción y la inefiencia.
¿Qué es lo que se percibe por esas calles? No
es difícil captar la realidad. Continúa el desabastecimiento, sin duda.
Cualquier cristiano habrá comprado una tostadora de arepas rebajada por orden
presidencial, pero resulta que no tiene harina. Parece un cuento surrealista,
un chiste cargado de mucho humor negro.
Si
se hace una caminata por Caracas, es fácil ver la suciedad en las calles donde
la basura adorna las aceras y ni se diga en los barrios donde los containeres
están abarrotados de deshechos malolientes que descubren un pésimo servicio del
aseo. La pobreza toma todo por asalto,
así digan –el gobierno-, que la han
vencido: eso parece una profunda contradicción. Y ni si hable de la
inseguridad, criminalidad, etc.
La
ministra Hanson ha puesto en circulación textos escolares que pautan una
ideologización profundamente marcada por la revolución cubana, violando la
constitución nacional, en cuanto a la divulgación del conocimiento y a la
formación de un ciudadano libre y en democracia.
¿Y
que decir sobre la libertad de expresión? Pues, el gobierno copa todo el
escenario comunicacional, al punto que no es fácil para un oposicionista
aparecer en los medios de comunicación difundiendo sus ideas. El mismo
presidente ha emprendido una persecución contra la prensa escrita y está
ejecutando una represión contra algunos líderes con opciones de éxito en las
elecciones municipales.
Estamos
viviendo una dictadura por la calle del medio, pero en el centro del desorden,
la corrupción, el fracaso y el desmadre del país. ¿Hasta cuándo puede aguantar el país eso?-se pregunta uno, cuando evalúa la
producción en PDVSA, el aumento de la deuda externa, el derroche de nuestros
ingresos por el precio del barril petrolero, entre otras cositas-.
Luis
Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
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