Desde 1998, la rapiña de los dineros públicos
ha sido la conducta de los que desgobiernan a Venezuela. Siguen el ejemplo de
otras épocas, pero ahora lo han llevado a extremos inauditos.
El saqueo al tesoro nacional venezolano de
estos tiempos no tiene precedentes en términos cuantitativos. Las cifras son
escalofriantes, de vértigo, para quienes apenas nos asomamos a ellas. El
chavismo-madurismo batió todos los récords, llevándonos a la inédita crítica
situación de hoy.
No se ha tratado sólo de un enorme
despilfarro y de un manejo administrativo desastroso, que por sí solos nos
sobrecogen.
Son también las fortunas colosales, tan
súbitas como ilícitas, nacidas al amparo del tráfico de influencias y el
peculado.
Porque lo de los “boliburgueses” y “bolichicos” no es cuento, es una realidad incontrastable. No hay ningún invento o exageración en ello. Los negocios superan las decenas de millones de dólares o euros, suman cientos y millardos. Un saqueo puro y duro que clama al cielo.
Y en el vecindario suramericano este desmadre
no es exclusivo del chavismo-madurismo. Las denuncias que están aflorando en un
gobierno compinche del venezolano en negociados turbios, el de Argentina, son
también pasmosas. El kirchnerismo no se quedó atrás en lo del pillaje de los
dineros públicos, y son también miles de millones de dólares mal habidos los
que danzan en aquellas tierras.
¿Cómo asombrarse entonces al ver el asalto a
tiendas de electrodomésticos en nuestro país, si ése ha sido el ejemplo que se
ha dado desde las altas esferas gubernamentales durante 15 años?
El saqueo económico-financiero ha sido la
conducta persistente del gobierno chavista-madurista. Desde la negociación de bonos de deuda
pública, pasando por los contratos de obras y compras, hasta el otorgamiento de
dólares preferenciales, todo ha sido una expoliación larga y pareja del erario
público.
Las mafias “cadivistas” que han controlado
los dólares han medrado cómodamente bajo el ala de los funcionarios chavistas
que crearon y administraron Cadivi. Y no olvidemos que quienes idearon este
engendro económico perverso y corruptor fueron Chávez y sus ministros, ayunos
de conocimientos económicos.
No fue la oposición democrática, ni
Fedecámaras, Conindustria o Fedenaga, los que pusieron en práctica los
controles de precios ni de cambio.
El mecanismo distorsionador de Cadivi es
cosecha original de un gobierno que desconoce las mínimas reglas de la
economía. Que cree que con leyes disparatadas y acciones policiales represivas,
al estilo mugabiano, va a abatir la inflación y la escasez de productos de
primera necesidad.
A esa ideología demencial se suma su
desespero por lo electoral. Piensa que persiguiendo a los comerciantes para que
bajen los precios artificialmente, revertirá la derrota que se perfila para el
8D. Juega así con el cuento de la especulación, la cual no tendría lugar si
tuviéramos una economía sana, tarea ésta que corresponde realizar a todo
gobernante serio y responsable. Pero muy diferente es la que ejecuta un
gobierno que ha demolido sistemáticamente el aparato productivo venezolano.
Manipula el desconocimiento popular sobre el
tema económico, echando mano del recurso de siempre, el del chivo expiatorio:
los empresarios como culpables de la inflación y la carestía, supuestos
causantes de las penurias, a quienes se debe perseguir y encarcelar por ser “enemigos
del pueblo” y “traidores de la patria”.
De allí al saqueo espontáneo y/o premeditado
de comercios, no hay más que un paso. Estimulados desde el gobierno, por un
lado, la barbarie de unos, y por otro, el oportunismo golillero de otros, todos
también buscan su tajada del botín. Si los llamados “enchufados”, milicos y
civiles, saquean miles de millones dólares ¿por qué no yo? se pregunta el
hombre de a pie.
El espectáculo bochornoso de estos días ha
dado la vuelta al mundo, y no hemos dejado de sentir una fuerte desazón y
vergüenza como venezolanos. Es la animalidad incitada por unos gobernantes
lamentables, cuyo aferramiento al poder y sus prebendas los lleva a cometer
cualquier dislate.
Pero no debe olvidarse que el gran latrocinio
es el que han perpetrado milicos y civiles que han gobernado durante estos
últimos años.
Hasta que no sean desalojados del poder
seguirán en su labor depredadora. Se dice que ahora van a por las reservas de
oro de la Nación. Siguen hundiéndose.
El saqueo es su divisa.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
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