En Venezuela hay quienes se quejan por falta
de dólares, pero, según el presidente del Banco Central, al torrente económico
ingresan cantidades más que suficientes. Son, entonces, los tradicionales
devoradores de dólares los causantes de los quebraderos de cabeza del gobierno
de Nicolás Maduro.
A juzgar por las declaraciones del banquero
chavista Eudomar Tovar, son los compradores de medicamentos para ficticios
quebrantos y las señoras del 23 de Enero en Caracas, quienes demandan más papel
higiénico, comen pollo y carne de res importada porque lo nacional se acabó y,
en definitiva, son los interesados en la debacle nacional. Por eso, la solución es cortar importaciones
y meter a la cárcel a quienes porten un billete de un dólar.
Esa gente desconsiderada, ¡apátrida!, es la
que le pone un revólver en el pecho al rojo rojito de sospechosa voz
aterciopelada, para que Pdvsa importe millones de litros de gasolina. Literalmente se toman la gasolina, sin tomar
en cuenta el esfuerzo madurista para regalar el combustible en el mercado
nacional, además de mantener a Cuba con
más de cien mil barriles por día de petróleo.
Claro, esa indolencia obedece a que los
devoradores no tienen noción de cuán difícil es cabalgar el tigre desaforado
del control de cambio, que -como dijo el único venezolano superior a Simón
Bolívar-, se implantó para dure tanto como la “revolución”. O sea, ¡así, así,
así es que se gobierna! Ahh, y si hay
unos supermillonarios nacidos a la sombra del régimen, es porque lo
merecen. ¡No por ladrones!
Si la economía venezolana demanda más de 60
mil millones de dólares para sus importaciones anuales, no es porque el Estado
se haya convertido en dueño de haciendas, tomateras, plantas procesadoras de
leche, harinas y otros renglones agrícolas, productoras de papel, cemento,
periódicos, televisoras, hoteles, bancos, líneas de taxis, fábricas quebradas
de bicicletas y otras empresas. No. Venezuela es un paraíso: Produce de todo, y
si no exporta es porque no le da la gana.
El problema está en los insaciables devoradores de dólares.
Ahh, un elemento importante: Es falso que exista estanflación. Los precios cambian cada dos o tres días para
que no haya aburrimiento, pero no porque la economía venezolana esté
dislocada. Y las estadísticas del Banco
Central -el mismo que preside Eudomar Tovar-, se maquillan solo para no desatar
temores, vale decir, para que haya felicidad.
Por un “lapsus brutis” -como le decía Hugo
Chávez a José Vicente Rangel-, tú, Eudomar, genio de la economía, has hablado
de distorsiones causadas por importaciones innecesarias y por el dólar
paralelo. Pero ahora, Eudomar, yo, tu amigo, te pregunto: ¿Cómo puedes imaginar
distorsiones en el sistema cambiario perfecto creado por el Comandante
Supremo? Ayy, Eudomar, ¡que mal te
veo! Olvidas que algunos se embucharon
con dólares para bien de la “revolución”.
Olvidas que Él, el Supremo, le enviaba maletas de dólares a Cristina
Kirchner y compraba armas rusas con precios abultados por José Vicente.
Eudomar, actúas como enemigo de la revolución
y yo -amigo tuyo al fin y al cabo-, te
recuerdo que Mao Tse Tung emprendía purgas inclementes por mucho menos. ¿Recuerdas a Ling Piao? ¿No es acaso Nico un
adorador de Mao y de cachivaches chinos?
Tu no tienes ni las ideas, ni la formación, ni los cojones de Deng Xiao
Ping para sobrevivir a la “revolución”, porque una vez dijiste que no había
condiciones para una devaluación. ¡El
devaluado eres tú! Y no hablas del fondo
del asunto porque sabes que el caos reinante desembocará en otra
maxidevaluación del "bolívar fuerte" -que en realidad es bolívar
débil-, como fórmula para reducir el enorme déficit fiscal ocasionado por los
inmaduros.
Claro, los jerarcas del gobierno venezolano
piensan que la culpa de todo lo malo la tienen otros. Así, por ejemplo, no entienden por qué el
Fondo Monetario Internacional acaba de decir que la situación de la economía
venezolana es insostenible porque, entre otras cosas, los desequilibrios
macroeconómicos adquieren niveles cada vez más escandalosos, de gravedad
extrema. No obstante, entre quienes
agarran el rábano por las hojas está el presidente del Banco Central de
Venezuela, el inefable Eudomar Tovar.
Por eso, Eudomar, no finjas. ¡Tú no eres
revolucionario! Solo sabes de jeans porque trabajabas con Jordache para inundar
el mercado imperialista. ¿Y qué pasó?
¡Háblanos de jeans y de las contundentes denuncias de tu antecesora en el BCV,
Edmée Betancourt! ¿Quiénes en el gobierno se llenaron con los 20 mil millones
de dólares obtenidos en Cadivi a través de empresas de maletín?
Bueno, pensándolo bien, la extraña actitud de
este Eudomar me lleva a otro más auténtico, "Eudomar Santos", cuando
salía en Por estas calles con aquello de
"como vaya viniendo vamos viendo"... Si. Así eres tú, Eudomar, en este corrupto e
insostenible gobiernito de Nicolás Maduro.
ricardo escalante
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