Sebastián Francisco de Miranda es, de lejos, el venezolano más destacado e importante de todos los tiempos. Quienes se le acercan sólo obtuvieron celebridad por seguir las ideas de libertad e independencia sembradas por el caraqueño universal. Quizá sea Miranda el primer revolucionario digno de tal connotación, nacido sobre suelo patrio. No es lo mismo ser rebelde que ser revolucionario.
Cansados estamos de ver a vulgares delincuentes que se disfrazan de “revolucionarios” con el sólo fin de controlar el poder para robar a manos llenas, traficar con lo que se les ocurra y encadenar las libertades de sus conciudadanos revistiendo tales aberraciones con una demagogia alocada en un mar de palabras vacías a las que tratan de darle significado altisonante.
Francisco de Miranda fue grande desde la humildad y logró empequeñecer a todos quienes pretendieron humillarlo con el fuego incandescente de una inteligencia y talento muy superiores a los de sus connacionales contemporáneos, que sólo con el despliegue de la mediocridad, la envidia y la traición habituales en la Venezuela de todos los tiempos pudieron eclipsar el gigantesco intelecto de tan grande hombre.
La ignorancia delirante de un cretino ensoberbecido por el poder, apoyado en la irracionalidad de las masas se atrevió a cuestionar la inmensidad de la empresa llevada a cabo por Cristóbal Colón, resaltando sólo la parte negativa que pudo derivarse de su hazaña, a pesar de que venezolanos muy superiores al delirante cretino como Francisco de Miranda y Simón Bolívar honraron a Colón dedicándole lo mejor de su obra. Y aun los asnos que se dicen seguidores del legado de la ignorancia delirante continúan rebuznando necedades contra colón, España y el aporte europeo al engrandecimiento de éstas tierras que dieron por llamarse América.
Cuando el cretino ignorante delirante impuso rebautizar el nombre de la República privilegiando la memoria de uno de los actores de la empresa de la independencia, relegando al principal ideólogo y motivador de la emancipación lo hizo porque simplemente los ignorantes actúan así cuando se sienten obnubilados por el poder.
Hoy, cuando oímos que, posiblemente hayan sido encontrados los probables restos humanos del Precursor de la Independencia, que por casi 200 años estuvieron lanzados en una fosa común junto a los de gente de baja ralea, recibimos una nueva lección de ese maestro universal que sigue siendo Francisco de Miranda.
No necesitó panteones ostentosos, ni que hacia él se construyera un culto necrófilo que pretendiera endiosarlo. Al hombre grande le bastan sus obras y la grandeza de su pensamiento para permanecer en los primeros planos de la historia y en la memoria de la humanidad.
Sin embargo, algunas basuras humanas, por más que se trate de idealizarlos y se gasten fortunas en lujosos ataúdes y oropelescas sepulturas siempre serán recordadas como la basura que fueron y seguirán siendo por los siglos de los siglos. De la misma forma que alguien que posee clase y distinción aunque vista harapos como un mendigo conserva su majestad mientras el ordinario y basto aunque esté vestido de linos y terciopelos exhibe siempre su bajeza.
Ante hechos tan evidentes estamos obligados a reconocer que a casi 200 años de su muerte Don Sebastián Francisco de Miranda nos sigue enseñando.
Jorge Ramírez Fernández
@jorgeramfer
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Francisco de Miranda: por alguna razón nació en Venezuela como la gente sensible, humana y valerosa.
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