Maduro no expulsa a los diplomáticos de Estados Unidos para que olvidemos la falta de papel higiénico, lo hace porque prevalece la opinión en el gobierno que no hay reconciliación con los apátridas, los explotadores, los escuálidos, con aquellos que llamaban en Cuba gusanos y ratas en Rusia.
Este episodio alimenta la tesis de que Venezuela sufre una conspiración económica y justifica la asfixia de la prensa y de la democracia.
Durante 70 años la fe en un hombre nuevo no la derrumbó las experiencias del socialismo real en la Rusia Soviética. Chávez hablaba de una revolución armada, Maduro militariza Guayana. Se imagina otro Allende frente a la ofensiva capitalista.
No está intentando distraernos sino avanza en una política: la radicalización del régimen, al sector privado le permitirá sobrevivir igual que a la prostitución. Los convencidos no cambia de opinión por la ruina de las empresas estatizadas, ni porque el dólar innombrable rompa la barrera del sonido. Le echan la culpa a los saboteadores; en serio, no en broma. Concluyen que los dólares son del pueblo y si algo sobra permitirán que importen las bagatelas de la burguesía, por ejemplo repuestos de carro.
Maduro se solidariza con la Guardia Nacional después del escándalo de la droga, apoya a Giordani, busca dólares a través de emisiones de bonos con la ayuda de un Goldman Sachs. Después de reunirse con los empresarios y anunciar el dólar permuta, no ha dado ningún paso de avance. Los dólares siguen en poder del gobierno. Así avanzaría la revolución y se arruinaría a los capitalistas.
Es un panorama sombrío, se están imponiendo los creyentes y los bolichicos. El resultado catastrófico de esta estrategia económica lo atribuye Maduro a los rezagos capitalistas que perduran en nuestra sociedad, a los vicios del hombre viejo. No todos piensan igual en el gobierno, claro, pero la mayoría de los ministros apoyan la radicalización y prefieren evitar cualquier debate en la Asamblea sobre la modificación de la ley de ilícitos cambiarios, por eso siguen buscando una habilitante.
Maduro se enterará del desastre electoral que se avecina cuando no haya remedio, hoy están perdidas alcaldías emblemáticas como Barinas y Valencia y la ventaja de Jorge Rodríguez se achica. En más de 100 municipios se presenta dividido el PSUV, los mismos comunistas acusan de corruptos a muchos candidatos oficiales.
Tomemos en serio a Maduro. ¿Cómo le toca responder a la oposición a la tempestad que se anuncia en el horizonte? ¿Hablando de Mcburro? La militarización de Guayana no es un hecho aislado.
Samán no perseguirá a los buhoneros que asaltan los supermercados para adquirir la harina pan a precios controlados y revenderla al triple. Samán está con los pobres y contra los ricos, es el discurso oficial: acabar con la riqueza, confundir el socialismo con la miseria. ¡Vivan los motorizados! A los burgueses un auto usado les cuesta 600 millones de bolívares, los carros chinos se entregan a los privilegiados, los amigos y al pueblo. Comienza el racionamiento
Maduro marcha a toda velocidad hacia una calle sin retorno. ¿Qué hará la oposición después del 8 de diciembre? Hay que rechazar las tonterías de los que hablan de fraude electrónico, hackers malvados, cisnes negros. El voto es secreto y está garantizado.
Eso sí, a Maduro no lo cambiará el resultado electoral.
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