Y ahora cuando
nos encaminamos directo a LA DEBACLE: ¿Vamos a seguir diciendo que la culpa es
enteramente de Maduro? Que no se nos olvide: quien nos metió en este tremendo
embrollo fue Chávez. Lo que estamos sufriendo y nos falta por sufrir en los
años más próximos -cuántos quién sabe-, es EL LEGADO DE CHÁVEZ. Por esto fue
que me encantó el título del libro, recientemente, publicado por el economista
José Guerra cuando lo vi en los estantes de las librerías.
No transcurrieron
demasiados días para que cediera a la tentación de comprarlo y leerlo, a pesar
de la inmensa cola de libros que tengo por leer en mi biblioteca. Por fin, una personalidad con estrechas
vinculaciones políticas a la Oposición -se dice que es uno de los principales
asesores en materia económica de nuestro ex candidato presidencial HCR-, coloca
el acento de la responsabilidad donde, exactamente, debe estar.
Uno de los
aspectos que, en lo discursivo, más me molestó de la campaña presidencial
posterior a la muerte del profeta, fue la evidente intención de endilgarle a
Maduro toda la responsabilidad por el recrudecimiento de los problemas de
desabastecimiento e inflación, como si ellos no fueran lógicas consecuencias de
una dinámica económica disparada desde mucho tiempo atrás. "No han transcurrido ni siquiera cien
días de su gobierno y ya ha devaluado dos veces”, fue uno de los mensajes profusamente
difundidos, en el intento de resaltar la incompetencia de Maduro y ubicarlo en
el imaginario de los simpatizantes del oficialismo como el heredero equivocado.
Insisto: me molestaba, aunque, por otra parte, reconociera que esa estrategia
comunicacional, como táctica política, estaba rindiendo sus frutos. No fueron
los suficientes como para que, en tan corto plazo, nos dieran la aplastante
victoria que necesitábamos a los efectos de imposibilitar el desconocimiento de
la misma. Pero, ese discurso cortoplacista sigue calando en la mente de los que
se sintieron identificados con Chávez, a juzgar por la frecuencia con la que,
en diálogos sostenidos con personas de ese sector, escucho mensajes como el
siguiente: “Esto no sirve, Chávez era otra cosa”.
Muy bien, el distanciamiento de la imagen de Maduro con
respecto a la de su mentor se está logrando, pero Chávez sigue reinando en su
altar y he allí: el aspecto profundamente riesgoso de ese discurso que,
tácitamente, transmite una visión demasiado simplista de la compleja dinámica
que rige el comportamiento en el tiempo de la economía de cualquier país. Vende
la idea que cambiado el Presidente por uno nuevo y armado éste de un repertorio
de políticas económicas acertadas: el país despegará y los problemas sociales y
económicos que hoy día tanto nos aquejan se resolverán casi que instantáneamente
por obra y gracia del Espíritu Santo. Cuando esto no ocurra y créanme que no va
a ocurrir, quedará, cada vez menos latente, el problema de cómo convencer a los
adoradores de Chávez para que no añoren y hagan posible el regreso de otro como
él. Es muy posible que terminemos echando
en falta el no haber optado, en el dilema político comunicacional, por el
camino más duro y tortuoso, aunque también el de mayor valentía y validez de
cara a la indispensable gestación de una nueva cultura de valores. Me refiero a
la opción de haber confrontado, seriamente, ese marco mental populista
clientelar que Chávez como aventajado neuropolítico, quizás sin tener
conciencia de ello, repotenció y reforzó hasta la saciedad en las sinapsis
neuronales de todos sus seguidores.
Es en el marco
de ese dilema al que he hecho referencia, que saludo la pertinencia de la
publicación de un libro como el de José Guerra. Vale la pena leerlo para
recorrer un interesante tour por ese abigarrado cúmulo de contradicciones y sin
sentido que han caracterizado los planes económicos del régimen chavista. A
pesar de algunos descuidos del corrector final que seguramente se corregirán en
una próxima reedición, la lectura fluye, oportunamente ayudada por una
pertinente y muy bien condensada documentación estadística. No se requiere de
una docta experticia en los temas económicos, para comprender cómo hemos sido
conducidos a un estado tan ruinoso de nuestra economía que, inevitablemente,
nos atrasará por años. En mi opinión, el capítulo donde el lector corre más el
riesgo de perder el interés es, precisamente, el primero. Si les ocurre,
sáltenlo: de allí en adelante la lectura fluye, cómodamente, a través de una
bien hilvanada argumentación que le sirve a uno para ir conformando un dantesco
cuadro de pavorosas conclusiones. A lo
mejor les ocurre como a mí, se puede tener conciencia de cada uno de ellas por
separado: la inmensa deuda roja; el estruendoso deterioro de nuestra gallinita
de los huevos de oro; la corrupción boliburguesa; etc., pero este libro permite
visualizar cómo todas encajan a la perfección como si fuesen piezas de un
suicida rompecabezas.
Es la segunda
vez que lo menciono en mis artículos. Siempre he pensado que una tarea
pendiente de la Oposición ha sido la de conformar un grupo interdisciplinario
de expertos en economía y en comunicación masiva. El desafío sería cómo
estructurar un discurso en materia económica que fuera accesible para la
comprensión por parte del segmento poblacional con una formación más básica y
cómo comunicarlo efectivamente, en mensajes sencillos, a través de los diversos
medios que se dispondrían para llegarle a ese segmento. Hay que hacer un esfuerzo titánico para
explicar por qué en esta versión almibarada del viejo y fracasado comunismo que
se nos vendió como el Socialismo del Siglo XXI, la tesis programática
fundamental de Chávez, reside el malicioso germen de todos nuestros males
presentes y futuros.
Confieso que mi
entusiasta aproximación al libro de Guerra: conllevaba la expectativa de
conseguirme con ese discurso económico bajado de tono intelectual que pudiera
desgranarse en esos sencillos mensajes que no alcanzo a imaginarme. ¿Cómo
describir EL LEGADO DE CHÁVEZ en unos términos asequibles para toda nuestra
gente? En este sentido, el libro no satisfizo mis expectativas, cuestión de la
que no puedo responsabilizar al autor porque él es libre de escribir su libro
con sus propias expectativas. Pero, considero que su texto contiene valiosos elementos
de información a partir de los cuales orientar el desafío que propongo.
La Mente Política |
No podemos dar la pelea manteniéndonos dentro del marco mental chavista, sino con una narrativa que sustente el nuestro y nos permita ganar las mentes y corazones de quienes tienen la potestad de decidir el futuro de este país. Los acontecimientos por desarrollarse en nuestro país serán tan dramáticos, que ya va siendo hora que, sin miedo ni cálculos políticos de corto alcance, optemos por desnudar EL LEGADO DE CHÁVEZ para mostrarlo tal cual es: una auténtica misión para crear miseria. Atrevernos es la consigna, para nunca más dejarnos dominar por uno como él.
asdromero@gmail.com - @asdromero
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