Ciertamente,
lo que vimos fue el efecto dominó; luego de la salida de Chúo Torrealba de
Globovisión, y que fue lo que degeneró de inmediato en la avalancha de
renuncias de las figuras más prominentes de esta planta televisora; desde
Leopoldo Castillo, hasta la Rodríguez, la Párraga, la Lavaud, la Mujica;
quienes lo llenan a uno de orgullo, el hecho de ser colegas de ellas, habida
cuenta de que han puesto, por encima de una posición privilegiada que,
seguramente, no era mal remunerada en el canal de noticias, los principios
éticos de nuestra profesión.
-¿Total,
para qué seguir viendo a ese Leopoldo Castillo, cuando este era un hombre, que
no sabía sino prorrumpir en bramidos,
como cosa muy espectacular suya? O ¿Para qué continuar viendo a esa Chúo
Torrealba, que no hace sino envenenar a la gente con el asunto de la miseria de
los barrios, que es como jurungar a la “merde”?- He aquí lo que se conoce como
una posición apática e indiferente, y en la que es terrible caer, teniendo por
gobierno a estos pillos que creen que gobernar es asunto de romper cintas en
las puertas de las obras recién terminadas, y el caso más patético, en ese
sentido, lo hemos visto con Nicolasote inaugurando dos veces el Metro Cable de
Petare.
Porque
ante la imposibilidad de ejecutarlo esta gente, y la que hoy en día se ve
desenmascarada, si tomamos en cuenta que ya no encuentra como ocultar su
fracaso; aunque sin dejarse de esas inmensas apetencias de poder, que la
obstinan, de modo que lo que queda es aplastar toda forma de disidencia; por
mínima que sea, como era el caso de Globovisión, un canal local, puesto que no
pasaba de Caracas y de Valencia; si recordamos que a la planta televisora se le
cercenó el derecho a la cobertura a nivel nacional; pero que hacía más bulla
que la cabuya, como reza el dicho popular, ya que esta presión hizo que mucha
gente se plegara a un servicio de televisión por cable, y así sintonizar
aquella señal de Globovisión. He allí una hazaña periodística muy exitosa,
sobre todo, desde el punto de vista económico, teniendo presente que hasta las
cableteras participaron, a ese respecto, de los dividendos de este proyecto
noticioso; aparte de su referencia profesional, que fue lo más importante, y
que es lo que lleva a mis colegas a poner, por encima de la posición de la que
gozan en este canal, a propósito de la renuncia en masa que hemos visto llevar
a cabo de su parte, con un comunicado aclaratorio, del mismo, y lo que se
traduce en la lucha por el derecho a la información.
Así,
a una gran referencia informativa, refugio de víctimas desamparadas; como fue
el caso de la propia Lina Ron, que una vez tuvo que valerse de este medio, para
denunciar una situación de atropello de la que fue objeto; primero, se le pone
de rodillas con la salida de Alberto Federico Ravell, con su respectivo efecto
dominó, a nivel de sus accionistas, en el sentido de que uno tras otro fueron
cediendo sus acciones; aquí ya no por reacción espontánea, como fue el caso de
Castillo y compañía, sino por el chantaje y el soborno, y lo que es peor, con
el dinero de los venezolanos; luego, se le obliga a cambiar la línea editorial,
sin importar las consecuencias que eso puede traer para la audiencia.
En
estas condiciones, uno puede considerar que esta gente actúa con el mismo
primitivismo, con el que Rafael Caldera llegó al gobierno en el año de 1994,
esto es, quebrando al Banco Latino, sin que midiera las consecuencias de su
acto. Porque aquí, luego de la salida de esta gente de Globovisión, lo que
queda es chatarra, y que más nadie querrá ver; cuando menos acuerda se van sus
anunciantes. Muy poco será lo que le quede de vida. Es decir, la misma
mentalidad de miseria calderista, tomada por el sectarismo y la venganza
política.
Porque
al mismo tiempo, tú desmantelas también una escuela de profesionalismo; que
mucho bien le hacía al país, a pesar de que este Castillo me parecía un sujeto
de malas pulgas, aunque con esa pedantería suya a lo francés, lo prefiero a él,
que al “francesito” que tienen ahí en el Canal 8, muy jalabolas, además de muy
falta de honor, sobre todo, porque, aun cuando se lanzó para la alcaldía de
Maracaibo, continúa con el programa que, precisamente, le hacía competencia a
Castillo en el horario vespertino, y dice que si alguien es tan arrecho, para
mandarle a cerrar el mismo, ley electoral de por medio, que se lo vayan a hacer
en su cara.
Hacía
ver Ludovico Silva en sus libros que una cosa era ideología y otra la ciencia
marxista; esto es, el marxismo, a su juicio, era la mayor verdad de la
historia, y que es con la mentalidad con la que nos gobierna esta gente. Son
los poseedores de la verdad, y esa será la verdad que ahora veamos; lo que la
historia demostró que sí era ideología.
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¿Por qué no se refiere el autor a sus colegas masculinos como "el" (Castillo ) pero sí como "la" (Lavaud, Rodríguez,etc...)a sus colegas de sexo femenino. Pobreza de lenguaje que minimiza la valía, el pundonor, la competencia y la valentía de buena parte -y parte buena- de sus colegas?
ResponderEliminarmariyarnozh@yahoo.com