Mientras más busquen avasallar al país político, peor serán los resultados. AJM
Cuando gobernar se asume como un ejercicio
deshonesto, es inevitable que sus ejecutorias se conviertan en una sucesión de
hechos despreciables. De ahí que se ha reconocido que gobernar no es asunto de
indecentes. Tampoco de militares o personas que por adular, se arrodillan ante
la bota militar o ceden tentaciones que inflama la perversión o la carencia de
moralidad y ética.
Ya decía Carlos Matus, quien fuera ministro
de Economía del gobierno del presidente Salvador Allende, que ganar elecciones
constituía un proceso de fácil alcance. Bastaba algún esfuerzo de proselitismo,
o sea un trabajo mantenido de calle, acompañado de recursos dirigidos hacia
propósitos definidos, para salir victorioso de la contienda electoral. En
cambio, gobernar no es fácil. Sobre todo, en democracia por cuanto la
incidencia de múltiples variables conducen a procesos de elaboración y toma de
decisiones de tal complejidad que su comprensión y manejo demanda de hombres de
pensamiento civilista, democrático y tolerante.
Lo que está viviendo Venezuela, de cara a las
arbitrariedades cometidas por sus gobernantes, resulta de un riesgo extremo. El
sólo hecho de advertir que la movilidad del país provenga de determinaciones
marcadas por la ilegitimidad propia de quien abusando del poder desconoce el
rigor de la ley, es sencillamente un delito de vergonzosa y condenable
condición.
La absurda pretensión del régimen, al atisbar
“nubes negras” en su horizonte de gobierno, lo ha llevado a atropellar cuanto
medio de comunicación y persona de ideas democráticas pueda. Pareciera no
entender que con tan indignas acciones, sólo deja ver la agonía que siente y
presiente frente a sus ya contraídos y debilitados dominios. En consecuencia,
ha venido apelando a la censura más grosera con la única intención de acabar
con la prensa independiente. Aunque del mismo modo, se empeña en neutralizar a
quienes -a su juicio- se tornan en trabas a sus necios caprichos de imponer un
socialismo tan retrógrado como la manera inicua de hacer política. Lo más grave
es que insisten en operar un modelo
político en medio de realidades donde ya no tienen cabida las prácticas
ortodoxas utilizadas por tiranías medievales para encauzar una sociedad según
la visión del dictador o del jefe supremo.
Mientras más busquen avasallar al país
político, peor serán los resultados por cuanto no hay forma de revertir el
esfuerzo de una sociedad que desde mediados del siglo XX ha apostado por la
democracia en todas sus expresiones. Estos gobernantes en su obstinación, no
han comprendido que no podrán doblegar a quien esté convencido de las bondades
de un sistema político cimentado en las libertades y en los derechos humanos.
Ni el hambre de la inteligencia cubana,
carroñera por excelencia, ni el desparpajo de altos funcionarios corruptos,
demagogos por antonomasia, podrán enturbiar la efervescencia de una población
resteada con la democracia. Tampoco el populismo petrolero servirá como receta
para mantener sosegada a una combativa sociedad que desde hace dos siglos ha
vivido rechazando injusticias y pugnando por mayores libertades. Por eso ha
exclamado a los cuatro vientos: “abajo cadenas”, Ni aunque el régimen siga
manteniendo la arbitrariedad como divisa.
VENTANA DE PAPEL
CON
RAZÓN EL PAÍS SE HUNDE
Con razón, el país se hunde si quienes lo
gobiernan nunca han tenido el menor interés por crecer como individuos en el
fragor de una sociedad que demanda de sus miembros un conocimiento mínimo de
los factores que determinan el desarrollo económico, social y político de las
naciones. Salvo contadas excepciones que no por poseer formación académica de
quinto nivel, no han sido capaces de colaborar con el desarrollo del país en
términos de sus circunstancias más acontecidas y críticas. Estos personajes que
ostentan importantes posiciones en cuanto a la conducción de sus realidades,
graduados en reconocidas universidades del mundo, no han dado respuesta alguna
a la incertidumbre que por todas partes aqueja al país. Peor aún, solamente han
ayudado a acentuar más la retahíla de problemas frente a los cuales fueron
ofrecidas interesantes soluciones, pero sólo en momentos electorales. Pero con
gobernantes sin formación estadista ni preparados en técnicas y ciencias de
gobierno, la tarea de llevar a Venezuela a cumplir el papel que la historia le
tiene reservado, se convirtió en un franco contratiempo. O mejor dicho, en un
craso atolladero por cuanto vienen de una vida de calle cuya motivación sólo ha
consistido en cercenar expresiones de libertad, bloquear la autonomía de
universidades nacionales, transgredir al civismo con excusas sectarias y
revanchistas. Más aún, provienen de situaciones donde aplicaban la violencia
política como condición para ganar terreno lo que luego les permitió alcanzar
escaños con el apoyo de imposiciones militaristas y mercenarias. Tristemente
debe reconocerse que son personas de razones menguadas para entender a plenitud
los principios jurídicos y valores morales sobre los cuales puede cimentarse la
democracia. Mucho menos, para practicarla o ejercerla. Con razón el país se
hunde.
¿CACHICAMO
CONTRA MORROCOY?
Lo que se dice de cachicamo llamando a
morrocoy “conchudo”, no es totalmente falso. En política, hay situaciones que
resultan mejor no aludirlas pues muchas veces quién acusa suele salir
doblemente acusado y seriamente perjudicado. Sucede que desde hace más o menos
cien días, el alto gobierno ha pretendido lucir una imagen tan interventora que
peca de hostigante. Con la excusa de abolir la corrupción, ha caído en un
terreno pantanoso donde el primer indiciado deberá ser alguien de sus propias
filas. Y aunque cabe reconocer que no hay mucho qué diferenciar entre uno y
otro, también debe admitirse que la corrupción resulta más tentadora para
quienes viven las mieles del poder que para los que están situados en la “acera
de enfrente”. O sea, para quienes no aprovechan o usurpan la política desde las
alturas gubernamentales. De manera que desde tan comprometedora perspectiva, la
corrupción tiende a salpicar a inescrupulosos agentes gubernamentales, antes
que a nadie. Entonces cave preguntarle al señor Maduro, ¿a quién va engañar con
el manido cuento de “luchar contra la corrupción” cuando los mayor corruptos
están en curules, escaños o posiciones de gobierno?. Cuando pueda procurarse
una gestión pública de manera sincera y seab apresadas las primeras “vacas gordas”
que rondan o pululan Miraflores, otro será el panorama. Si acaso es así, no hay
razón posible para estimular una batalla que enfrente cachicamo contra morrocoy
pues ambos tienen un duro y comparable carapacho.
CIEN
AÑOS DE HISTORIA VIVA
Cumplir cien años, es un regalo de Dios.
Sobre todo, si la persona disfruta de buena salud. Pero también posee
sentimientos que bien se corresponden con valores de bondad, amistad y
humanismo. Es la vida de quien ha vivido los avatares de todo un siglo. De
quien ha formado una extensa y hermosa familia a partir del ejemplo dado.
Nacida en medio del frío de Mucuchies y crecida en lo más recóndito de los
bosques nublados al pié de monte cordillerano que dieron sentido a la
naturaleza sobre la cual se asentó la acogedora población de Torondoy,
Municipio Justo Briceño del estado Mérida, María Bertilia Bonilla de Bonilla
supo cultivar el afecto desde el cual se deparó la fuerza que animó días duros
forjados a la intemperie. Pero con la ventaja que siempre representó darle vida
a los años pues lo que mejor ha tenido sentido para esta mujer de temple y
corazón, no ha sido el tiempo de la vida sino es la vida de los años. Quizás
otro secreto bien guardado de Bertilia, también llamada mamá Bertha en sus
círculos familiares, es el porqué para vivir por cuanto de ello seguramente se
ha valido para enfrentar a todas las circunstancias por las cuales ha tenido
que transitar. Mientras que muchas personas buscan alcanzar algo grande, esta
digna y ejemplar merideña, pudo descubrir que la vida se compone de cosas
pequeñas. Por eso, escribía el alemán E. F. Schumacher “Lo pequeño es hermoso”
justamente para exaltar que la vida se hace de pinceladas. Es así que mamá
Bertha nunca ha olvidado que lo único importante en esta vida es, precisamente,
vivir. Tanto que son ya cien años de historia viva.
“Sin esfuerzo, no hay resultado seguro. Pero sin motivación, la situación empeora pues no hay respuesta capaz de solucionar los desafíos que se encaran” AJM
antoniomonagas@gmail.com
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