Detrás de la
miserable acción de allanarle la inmunidad al diputado Richard Mardo, se mueve
toda una confabulación macabra que busca acorralar a Henrique Capriles
Radonski.
El régimen apuesta por ir liquidando todos los espacios para poder
instaurar el totalitarismo en forma definitiva. Es un libreto escrito por la
experiencia cincuentenaria del régimen cubano, con habilidad van pulverizando
el estado de derecho, hasta que el adversario queda inerme frente al inmenso poder
de un estado al servicio del interés perpetuo.
La obsesión que tiene el
gobierno cubano por Henrique Capriles, es tan grande que últimamente se han
multiplicado las reuniones para estudiar la posibilidad de acosarlo hasta
convertirlo en polvo cósmico. Ellos no entienden como un gobierno con todo el
poder, no puede terminar de controlar a la nación después de quince años. Una
fuente digna de todo crédito, indica que cada actividad del ex candidato
presidencial, es seguida al milímetro por funcionarios del G2 cubano. Ellos
anduvieron monitoreando la gira de Capriles por Chile y Perú, aseguran que un
agente a quien llaman Heriberto Breñas, se encargó de todo el procedimiento
desde que partió de tierras venezolanas.
Lo que viene ahora es
todo un plan para arreciar la persecución en contra de los líderes de la
oposición venezolana. Se acabaron los mecanismos de aparentar un respeto por el
estado de derecho, el gobierno sabe que crece el rechazo por la gestión de
Nicolás Maduro. Que las instituciones
gozan de un descrédito que hacen que sus ejecutorias sean vistas como viciadas
por los intereses del régimen. Ya la población sabe que cualquier decisión que
tomen es una orden que partió desde arriba.
Asimismo, las últimas
encuestas reflejan un deterioro profundo del gobierno, sobre todo en los
sectores populares. Allí en donde descansó el apoyo mayoritario al presidente
caído Hugo Chávez, se siente hoy una profunda decepción que hace que las bases
de este régimen estén en su peor momento.
El gobierno
venezolano baila como Salomé para sus amos cubanos, no se cansan de arrastrarse
solicitándoles ayuda para poder colocar la cabeza de Capriles en bandeja roja.
Danzan sin la gracia de la pérfida mujer del pasaje bíblico, hacen el mejor
esfuerzo para vender a su país y de paso destruir al líder democrático que los
tiene al borde del colapso.
Afortunadamente Henrique Capriles está libre de esas maquinaciones. La
inmensa mayoría de los venezolanos cree que su liderazgo encabeza toda una
esperanza que terminará imponiéndose más temprano que tarde. Se quedarán con
los crespos hechos aquellos que piensan en vernos derrotados, somos millones de
ciudadanos que hemos tomado la decisión de ser libres. No queremos ser
satélites de la oprobiosa dictadura cubana. Llegó la hora de liberarnos de su
maquiavélica influencia.
alexandercambero@hotmail.com
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