Me burlé del cuento del pajarito cuando lo vi
con el sombrero de paja y el nidito encima, pero ahora la cosa es seria y da
miedo. Eso de que el tipo se comunique con el mas allá y lance una maldición
que caiga como una culebrilla macha sobre todo un pueblo; que a medio país le
de H1N1 y a la otra mitad dengue, que nadie pueda cepillarse los dientes por
falta de pasta dental ni tenga con que limpiarse el trasero tiene que ser obra
de maleficios diabólicos.
¡La maldición de Macarapana! El conjuro nos
lo echó encima desde el Amazonas en plena campaña y ahora está produciendo efectos
espeluznantes. ¿Cómo puede explicarse que unas pacíficas amas de casa armen una
trifulca por un pollo? ¿Qué el twitter se transforme en rastreador de harina
Pan y margarina? ¿Qué la gente tenga que freír con manteca de cochino y aceite
de olivar extra virgen?
La maldición es tan seria que tenemos un
presidente sin partida de nacimiento, no sabe leer ni escribir y habla hasta
por los codos. Una oposición que no se limita a criticar al gobierno sino que
compra 18 aviones de guerra que los
tiene cerca de Maicao listos para caerle a bombazos al gobierno y por si falla
semejante poder destructivo, contrata a Álvaro Uribe, un colombiano experto en
preparar menjurjes capaces de envenenar al consejo de ministros, al tribunal
supremo, a los diputados rojos y a las rectoras del Poder Electoral. ¡Tiene que
ser la Maldición de Macarapana!
Es tan verraca la maldición que quemó la
refinería de Amuay, envenenó el acueducto de Maturín, oxidó las plantas de
Sidor, desbordó el lago de Valencia, agotó la capacidad hidroeléctrica del río
Caroní y le secó el cerebro al ministro Calzadilla. No crean que las fallas
eléctricas son consecuencia de problemas técnicos, no señor ¡Es el hechizo de
Nicolás! Las vacas no dan leche, las gallinas no ponen, se pierden las cosechas
y las industrias se apagan. Hay dos hechizos de aniquilación que no los cura un
baño de ruda: una del cerebro donde la maldición es como la triquina, especie
de nigua cerebral que aniquila la
capacidad de discernimiento y de asombro, en particular a los universitarios,
amenazados de descerebración macarapánica; la otra es contra toda población
acosada por la delincuencia armada con fusiles rusos y cientos de miles de
motos chinas. ¡Es el maleficio de Maduro!
¡Que para Jaua la alternativa sea entre la
Patria y el papel toilette no puede ser otra cosa que la maldición de
Macarapana!
Fortunato González Cruz
morochodos@gmail.com
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Esos oscuros personajes si que son una maldición. No se si Macarapana o cualquier otro nombre, pero con seguridad son la peste.
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