“En
una hermosa mañana de mayo, el mes de las flores por excelencia, la ciudad
melancólica se alegra, sus desiertas calles se llenan de gente, las campanas se
echan al vuelo, y en los balcones y ventanas de sus casas simiarábigas, brillan
ardientes y seductores, entre dulces sonrisas, los negros ojos de recatadas
doncellas, que esperan anhelantes el desfile de la vistosa comitiva, donde
viene el guerrero afortunado, el caballero de la Torre de Plata y la Celeste
espada. Es Bolívar que llega”.
Así describe Tulio Febres Cordero el arribo
de Simón Bolívar a Mérida -hace exactamente 200 años- el 23 de mayo de 1813.
Era la primera vez que veía nuestros parajes. Apenas residirían en la ciudad
unos miles de habitantes y estaba devastada por el terremoto de 1812 en el que
cerca de un millar de paisanos perecieron. Venía procedente de Cúcuta donde
había salido el 14 de mayo y entraría triunfalmente a Caracas el 6 de agosto de
aquel año luego de la heroica Campaña Admirable. Es de suponer que habría
acampado en Ejido. Su ejército de vanguardia hizo huir al Cnel. Ramón Correa
que era el Jefe Militar en la ciudad. El día anterior el gobernador realista
Francisco de Ugarte hizo entrega del gobierno provincial a Cristóbal Hurtado de
Mendoza, quien recibe a Bolívar en la Casa Consistorial, frente a la Plaza
Mayor.
Allí el pueblo reunido le aclama Libertador,
título que fue ratificado el 14 de octubre de aquel año por la Municipalidad de
Caracas: “…superior a todos los que ha recibido el orgullo humano…más glorioso
y satisfactorio que el cetro de todos los imperios de la tierra” expresó
Bolívar, quien permanece en la ciudad por 18 días, donde habría de conocer a
los sacerdotes patriotas Buenaventura Arias –dirigía la Real Universidad de San
Buenaventura de Mérida- y Enrique Manzaneda – sería Capellán de los ejércitos
libertadores -, al célebre canónigo Uzcátegui,
a Vicente Campo Elías (militar español a favor de la República), al
Coronel Paredes Angulo y tantos otros fervorosos merideños partidarios de la
emancipación..
Se alojó en una casa ubicada en la Av. 3,
c/calle 30 donde se colocó una placa en mármol para recordar aquel hecho. La
placa desapareció al ser demolida aquella construcción (hoy día una venta de
muebles). Habiendo algunas casas más acomodadas e importantes, es razonable que
Bolívar haya optado por alojarse en la casa señalada, pues respondía a
razones de estrategia militar en virtud
de que la ciudad –en aquel entonces- llegaba hasta la Iglesia de El Llano y
ante cualquier eventualidad él y su ejército podían desenvolverse con mayor
rapidez al estar prácticamente a las
afueras de la ciudad. El presidente del Cabildo lo era Ignacio de Rivas, padre
del prócer Luis María Rivas Dávila. Mucho se ha dicho de lo que aportó Mérida a
la causa independentista. Se afirma que fueron 500 hombres de los cuales sólo
15 regresaron, ochocientas caballerías, 16 cañones y 30.000 pesos oro. Con
certeza, una hermana del canónigo Uzcátegui financió un cañón que llevaba
inscrito el nombre de la donante. Páez, en su autobiografía, asegura la
existencia de aquel cañón y don Tulio refiere su última ubicación en Estanques
durante la guerra de la Federación. Hay evidencia de que Simona Corredor de
Pico le regala una casa. Existe una placa recordatoria por la Av. 2 –entre
calles 19 y 20- donde se recuerda que su
donación se concretó el 22 de junio de 1813. Se le denomina “La Casa de la
Patria”. Asimismo María Rosario Nava ofrece su hijo enfermo a las tropas de
Bolívar y acompaña a aquel hasta Timotes
(cargando su fusil) mientras sanaba su brazo. Ellas, conjuntamente con la
intrépida criada Anastasia e Isabel Briceño de Fornéz, que inspiraron a don
Tulio para sus crónicas “Un trabucazo a tiempo” y “Los cañones de la Patria”,
conforman las llamadas Heroínas merideñas.
El 25 de mayo de 1813 Antonio Ignacio Rodríguez Picón – primer
gobernante patriota de Mérida en 1810 - en sus Apuntamientos Diarios, escribe:
“He presentado y entregado mis hijos Francisco, Jaime y Gabriel al General
Bolívar, aclamado Libertador por este pueblo. Parece hombre extraordinario y
hace pensar mucho con respecto al porvenir. Su elocuencia corre como un río”.
Francisco lo acompañará hasta el Perú, Jaime muere como consecuencia de las
heridas en la batalla de San Mateo y Gabriel quedó lisiado en la batalla de Los
Horcones. Bolívar le escribiría a Rodríguez Picón el 25 de julio de 1813,
después de esta batalla, informándole sobre el hijo herido, donde en una de sus
párrafos señala: “Y tú, padre, que exhalas suspiros al perder el objeto más
tierno, interrumpe tu llanto y recuerda que el amor a la patria es primero”.
Esta estrofa, único poema conocido del Libertador, fue incluido en el Himno del
Estado Mérida por su autor Antonio Febres Cordero en 1911.
Con el título de Libertador, abandona la
ciudad el 10 de junio rumbo a Trujillo, dejando como gobernante a Rodríguez
Picón.
Al despedirse Bolívar dirige una Proclama “A
los valerosos merideños” donde presagiaba que “…la guerra será a muerte”; días
después firmaría el célebre Decreto de Guerra a Muerte en Trujillo el 15 de
junio de aquel año.
La segunda visita de Bolívar a Mérida fue el
1º de octubre de 1820, procedente de San Cristóbal. Había acampado cerca de
Lagunillas según nos relata su secretario Pedro Briceño Méndez. Los realistas
Miguel de la Torre y Juan Tello, jefes militares de la ciudad habían huido con
sus ejércitos días antes. Se alojó en la casa del Cnel. Antonio Rangel, Av. 3
c/calle 24 donde funciona hoy día una tienda por departamentos. Existen allí,
para beneplácito de los merideños, sendas palcas en bronce y mármol que nos
recuerdan el hecho. Estuvo en compañía del Mariscal Sucre, miembro de su Estado
Mayor. Hay una crónica del historiador merideño Eduardo Picón Lares donde
relata el obsequio de Sucre de una caja en oro para rapé (tabaco de aspirar) a doña
Magdalena, esposa del patriota Juan de Dios Méndez en cuya casa -por la calle
21- se había ofrecido un espléndido agasajo a Bolívar y su comitiva. Permaneció
en la ciudad hasta el 4 de octubre. Debió haber partido ese día muy temprano,
hacia Trujillo, pues llegó allá a las 7 de la noche. El Cnel. Miguel Cegarra
fue dejado como Jefe político y el Gral. Juan Antonio Paredes Angulo como Jefe
Militar.
La tercera visita de Bolívar a Mérida fue los
días 25 y 26 de febrero de 1821 procedente de Bailadores. Cuatro días tarda en
llegar a Trujillo, pues sale el 26 y llega allá el 1º de marzo; debió descansar
en algunas poblaciones de nuestros páramos.
El escritor Raúl Chuecos Picón y el cronista
e historiador Carlos Esteban Chalbaud Zerpa sostienen que Bolívar visitó Mérida
una cuarta vez, el 17 de diciembre de 1820, poco después de firmar con Morillo
el Tratado de Regularización de la Guerra. No dispongo de elementos suficientes
para afirmar tal hecho. Dejemos estas indagaciones a los verdaderos
historiadores.
Además de haberle conferido el título de
LIBERTADOR, Mérida se enorgullece de haber erigido el primer monumento a
Bolívar en el mundo: La Columna (1842) frente al batallón Justo Briceño,
iniciativa del entonces Gobernador de la Provincia Gabriel Picón González y se
bautizó en su honor la más alta montaña de nuestra orografía: el pico Bolívar.
Desde hace 200 años Simón Bolívar pertenece
al patrimonio espiritual de la ciudad de los Caballeros de Mérida.
chachaqst@hotmail.com
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los meridegnos rancios cuando dicen :"yo como que estoy pensando" significa que ya han tomado la decision...cosas veredes Sancho.
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