Todo aquel que tenga un cargo relacionado con
prensa y relaciones públicas, en medios u organizaciones con departamentos de
comunicaciones, tiene una ruma de carpetas que crece por horas: son currículos
de periodistas que se han quedado sin trabajo o no han accedido a su primer
empleo.
Experiencia parecida tienen los ejecutivos de
radio y televisión, asediados por montones de proyectos de programas, que nunca
encontrarán siquiera un minuto de éter o pantalla. Está el funcionario de
aeropuerto que sella un pasaporte al tiempo que echa un vistazo fugaz a otro
miembro del gremio que ha optado por la emigración. Y está también el correlato
sumergido de este panorama, que es el subempleo y las duras condiciones que los
trabajadores de la información deben aceptar por la merma progresiva del
mercado de trabajo.
Esto lo sabe Leopoldo Castillo, quien
seguramente recibe cada día un currículum y una llamada telefónica de un amigo
para recomendarle al hijo talentoso, que sueña con entrar a Globovisión…
Cuántas veces se habrá frustrado el Ciudadano en el intento de ubicar
trabajadores de RCTV, cesantes por el cierre de esa planta.
La supuesta “dignidad” que deriva un empleado
de un medio cerrado, caído en su lucha con un régimen autoritario, dura medio
día... hasta que se encuentra solo con sus facturas, con la mirada interrogante
de su pareja, con el apartamento que debe abandonar y con la habitación de la
casa de sus padres a la que debe regresar (y que ya había sido destinada a
cuarto de costura o, cruel paradoja, “de la televisión”). Sin trabajo no hay
dignidad. Si no puedo llevar la comida a mi casa, tengo menos dignidad. Si no
soy capaz de poner un techo sobre el sueño de mis hijos, nubla la dignidad. Si
tengo que poner mi intimidad en sordina porque estoy arrimado, pestañea mi
dignidad.
Responda usted estas preguntas:
1) con qué
moneda se tranzó la venta de Globovisión, ¿bolívares o dólares?;
2) quién tiene
esa moneda en cantidad suficiente para hacer la operación;
3) quién arriesgaría
esa cantidad, cualquiera que sea, en un medio que ya está en la mira del
Gobierno despótico. Y ahora conteste estas:
4) si usted compra una empresa, ¿no
le hace cambios?, ¿adhiere los criterios del dueño anterior?;
5) el único
baremo para hacer cambios en Globovisión, ¿es político o ideológico?, ¿no puede
haber juicios de otro tipo?; y
6) la pantalla de las televisoras, ¿debe
permanecer igual eternamente?
En fin, el régimen no dejó otra alternativa,
si Globovisión no cambiaba de dueños, sería cerrada, igual que RCTV, cuya
clausura aportó épica a sus propietarios y penurias a sus empleados. Una vez
clausuradas estas ventanas, quedaría obliterado hasta el último resquicio
informativo, cosa que no ocurriría si el medio sigue abierto, porque aún con
las mayores presiones algo se diría y los trabajadores tendrían empleo, que es
la forma más alta de dignidad para quien no tiene más que su fuerza de trabajo.
De esto hablaba Leopoldo Castillo este lunes,
cuando, sacando vigor físico de donde no hay (no olvidar que el Ciudadano está
siendo sometido a sesiones de quimioterapia, que en ocasiones recibe justo
antes de entrar al estudio), advirtió que un medio cerrado no sirve más que al
régimen hegemónico.
Observó que “el país se agotó de la continua
confrontación", lo que implica una variación en el tratamiento de esa
pugnacidad, que no pasa por negarla, sino por darle un tratamiento distinto,
puesto que las audiencias están exhaustas y necesitadas de otros mensajes que,
sin darle un rodeo a la realidad, la enfrenten con más eficiencia.
De manera conmovedora –y en lo que dodo en
percibir como un testamento- Castillo confesó que, tras los resultados del
14-A, que muestran un país en dos mitades, se ha “avocado a buscar
entendimiento entre las partes, diálogo, reconciliación, reconocimiento mutuo
[…] Globovisión debe servir para unir y no para separar a la sociedad
venezolana".
Desde luego que el país cambió. Y Globovisión
debe hacerlo también. Eso lo ha entendido Castillo con gran claridad y
humildad. Con su trayectoria, atribuirle intenciones inconfesas es de
mezquinos. "No tengo edad ni tiempo para segundas intenciones",
aclaró, con valentía de titán.
A la audiencia de Globovisión le queda exigir
que los cambios que Castillo admite no apunten a llenar las bajas con
funcionarios del régimen que han pasado estos 14 años brincando de un
ministerio a una cabina de radio, sirviendo a un tirano y pretendiendo ser
periodistas. Una cosa es el natural cambio de una programación y otra es el
desperfilamiento de un medio no para ganar audiencias sino para negárselas a la
oposición democrática. El tiempo también descuenta para la revolución en trance
de desmoronamiento.
@MilagrosSocorro
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,
If you want to stay warm in cold weather spotter training; just remember the scarves!
ResponderEliminarThe symptoms of SAD surface by the end of the international gas market, and companies
like the North Face have maintained renowned popularity for so long?
If it melts 5% now, then it'll melt 7% the next time you run into bad weather spotter training. Oddly, though it remains warm in the autumn and winter, San Diego may be a delight to a lot of warmth and curb appeal from the outside.
Also visit my site :: tornadoes and lightning
Que difícil es ver la foto completa cuando los sentimientos nos hacen fijar la mirada en un solo punto... pero como pedir a un pueblo distraído que vea mas lejos que lo permitido por la lupa del corazón, esa misma que quema el pensamiento y nubla la razón. Es tan fácil y tentador pedir a los demás que hagan lo que nosotros no haríamos, dejar un trabajo por "dignidad"... como se le explica eso a un hijo con hambre. Esta es una guerra de trincheras y cualquier trinchera que tenga aunque sea a 1 peleando es valiosa. Ya pasada la "emoción" inicial... seguiré acompañado a los que luchan por la patria y por sus hogares por Globovisión!
ResponderEliminar