Resulta muy positivo que -por fin- el
gobierno haya decidido dialogar con el sector privado para solucionar el
problema del desabastecimiento. Todo indica que este cambio de línea obedece a
la estrategia diseñada por el ministro Nelson Merentes.
El diálogo significa, implícitamente, un
reconocimiento oficial de que el modelo económico revolucionario fracasó. Los
empresarios, hasta ahora considerados archienemigos del régimen, ahora se
constituyen en su aliado para lograr un fin común: el bienestar económico de la
población.
Sin embargo, no debemos ser ingenuos ni llamarnos a engaños. Muchas veces en el pasado el régimen ha decidido dialogar cuando está atrapado entre las cuerdas, a fin de ganar tiempo y oxígeno, para luego regresar a sus andanzas y arremeter con fuerza contra sus adversarios.
Es evidente que Maduro está pasando por un
momento muy difícil. Debe enfrentar diversos problemas a la vez, que incluyen
desde acusaciones de fraude y de
violación a los derechos humanos, hasta los apagones eléctricos y las protestas
por reivindicaciones sociales.
Es de suponer que los cubanos -verdaderos
dueños del poder en Venezuela- decidieron dar luz verde a la estrategia de
Merentes, solamente para amortiguar temporalmente el problema económico,
mientras Maduro sortea los demás obstáculos.
Pero una vez atornillado en el poder, es
previsible que los cubanos den marcha atrás a sus actuales concesiones, y
continúen destruyendo al sector privado de la economía, como lo han venido
haciendo desde hace catorce años.
La oposición debe mantener sus acusaciones en
contra del régimen, pero además debe asegurarse que este cambio de línea no sea
un engaño más; y la única forma de garantizarlo es mediante la ruptura con el
régimen cubano.
Por tanto, la oposición debe exigir a Maduro
que cese la injerencia de Cuba en los asuntos internos de Venezuela,
demostrándolo con decisiones muy concretas, como por ejemplo, el retiro de los
oficiales castristas de las Fuerzas Armadas, poner fin a la regaladera a los
hermanos Castro, y abandonar la represión política.
En resumen: debemos observar con cuidado el
acercamiento de Maduro con el sector privado, no sea que estemos fabricando la
soga con la que seremos ahorcados.
l.semprum@gmail.com
@LuisSemprumH
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