«Cuando –afligidos- pensamos que no habrá
reparaciones frente a la férula que gobierna, de súbito sobreviene el Sol
Naciente que restituye en nombre de la Justicia que la Humanidad discierne»
En el curso de más de diez años de impunidad
en el ejercicio del «Poder Político», en Ultimomundano la «Vendetta (Comunista)
Socialista Unida» corrompió primero la «Institucionalidad de Estado». Luego,
sin pausa, promovió la devastación como «estilo de gobierno»: mediante expropiaciones de tierras, bancos e
inmuebles; también, tras despenalizar la instigación a delinquir. Por ello, no
tardó la «Buró-Mafia Mayor de Estado» en ovacionar a malvivientes apertrechados
por su ilegitimado «gobierno»: enmascarados que cometen abominaciones contra
las personas, sus propiedades y partidos políticos opuestos a las conductas
tiránicas. Ninguno olvida a las bien remuneradas, hostiles e impunes «bandas
armadas»: de sujetos que actúan, libre y soberbiamente, en todas las ciudades.
Disparan, secuestran, asesinan, saquean y amenazan discrecionalmente (que no
con «discreción»). Ejercen el «oficio de forajidos» ante la presencia cómplice
de la «FANB-cacare» y «PNBrosa» que la férula del oficialismo exhibe, henchida,
en «paradas» de terror «fascista» y
rituales de efemérides. Empero, ¿por qué son «fascistas» los «Siniestros del
Siglo XXI»?
Discierno y asumo que el término «fascismo»,
empleado en Italia por Benito MUSSOLINI (n.1883/m.1945) para fortalecer su
mandato de genocida desde 1922 y hasta cuando fue linchado por el Vulgo la
víspera del fin de la «II Guerra Mundial». El fonema «fascismo» pudo surgir a
partir de la fusión de los vocablos latinos «fas» (justo) y «schisma» (división o separación). Algunos
aseveran que surgió cuando el déspota llamó «fascios»-«fasces» (el haz-insignia
de cónsul romano en la Antigua Roma).
El movimiento
«cívico-militar» que surgió contra el «Comunismo» y la «Democracia
Representativa» que embochinchaban en Italia fue visto como «justo» y tuvo por
precepto la necesidad de «separarse» de quienes arruinaban la república. Ergo,
«fas-chisma» habría fonéticamente declinado en «fascismo». ¿En qué doctrinal
monstruosidad degeneró?
Previa, ininterrumpida y aliente propaganda,
los fascistas perseguían y exterminaban a opositores del mussolinismo. Entre
otras cosas, advierto: como las abominaciones que en Ultimomundano cometen los
que no merecen el calificativo de
«revolucionarios» sino «facinerosos». Los cuales recibirán, sin causa
excepta y cuando el Sol Naciente no sea ocultado por la neblina del Poniente,
notificaciones de cesación. Porque nadie es, ni será, jamás, «Supremo» ante el
prójimo aun criminándolo. La Historia ha, sucesivamente, vindicado y consumado
ese (mío) epilogismo.
En cuanto a Hitler, basta que lo califiquemos
como «nazista»: en cuyo caso, sus macabras decisiones y estilo de mando en nada
difirieron con las de un «fascista» como Mussolini. Personajes de la Historia
que, cada cierto tiempo, resucitan en nuestro socavado por querellas Mundo.
Ahora se auto-califican de «Comunistas o Socialistas del Siglo XXI», pero sin
todavía haber escrito y difundido un libro semejante a «Mi Lucha» de Hitler.
@jurescritor
jimenezure@hotmail.com
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