En
todas las tareas del quehacer diario se idean, planifican y ejercen estrategias
de acción. Algunas son claramente visibles a los ojos de cualquier observador,
otras son secretas, calladas, desapercibidas pero igualmente presentes;
detalles humildes, quizá insignificantes a los ojos del común pero tan válidos
como los hechos más notarios. Desconocidas estrategias que representan la
piedra angular de grandes proyectos, de ideas geniales que han enriquecido al
mundo exaltando las más preciosas virtudes. Logros que un día se visualizaron
como imposibles. Verdades que se mantuvieron durante siglos en la oscuridad.
Estrategias para hacer el bien, estrategias para lograr el mal, todo está
fundamentado en esa secuencia de pensamientos y de hechos que se suscitan uno a
uno para lograr un propósito.
Una
de las estrategias invencibles que nos develan las Sagradas Escrituras en la
vida de los grandes hombres de Dios es la oración. Muchos pensarán que es
absolutamente ridículo hablar de oración en pleno siglo XXI; sin embargo, cada
día las necesidades espirituales del ser humano se hacen más palpables y la
búsqueda de lo infinito se acentúa en la vida cotidiana.
Una historia del
antiguo testamento que nos remonta a unos 3.000 años a. C en la ciudad de Susa,
una de las capitales del antiguo reino persa, sobre un varón llamado Nehemías
nos muestra una pintura extraordinaria de los logros alcanzados a través de la
comunión con el Creador.
Se
encontraba Nehemías entre los dispersados de su pueblo Israel, lejos de su
patria, trabajando para el rey Artajerjes cuando recibió la terrible noticia de
las ruinas en las que se había convertido el muro de Jerusalén, de cómo las
puertas de la ciudad habían sido reducidas a cenizas por el fuego. Dolido hasta
lo más profundo, hermanado por el sentimiento de patria, cuenta la Biblia que
Nehemías lloró y oró delante del Dios de los cielos. En primer lugar, alabó a
Dios por sus atributos de grandeza, luego confesó su pecado y el pecado de todo
su pueblo, reconoció la corrupción en la que habían caído, lo alejados que
estaban de sus mandamientos. Entonces, le pidió a Dios que estuvieran sus oídos
atentos a su oración así como a la de todos sus hermanos. Por último, le rogó
que le concediera sabiduría y buen éxito para la tarea que estaba a punto de
emprender.
La
primera respuesta a su oración fue la gracia que Dios le otorgó delante del rey
quien proveyó para él de todos los materiales necesarios para la reedificación
de los muros de la ciudad, junto con todo un ejército de manos para la
realización de la obra. La segunda fue la sabiduría para la reconstrucción, por
lo que Nehemías fue a sus hermanos, los organizó y ellos con gran ánimo
esforzaron sus manos en la obra. Pero el enemigo se disgustó mucho, oponiéndose
por todos los medios, conspirando con todos los adversarios para atacar a
Jerusalén, para hacerle daño. La tercera respuesta de Dios vino al revelar las
estrategias de mal del enemigo a Nehemías, quien nuevamente oró y vio cómo el poder
del Señor desbarató los planes de sus adversarios. Con sus manos trabajaban en
la obra, en sus cinturas ceñían sus espadas; unos edificaban mientras otros
eran centinelas que guardaban la ciudad.
Mientras
el enemigo atemorizándolos arreciaba sus ofensas contra ellos, algunos se
desanimaban en el proceso. Pero Nehemías sabía en quién había creído, sabía
quién era el sustento de su vida, entonces con amor y autoridad exhortaba a su
gente a continuar el trabajo. Y así, los muros de Jerusalén fueron levantados,
sus puertas reconstruidas, y su pueblo volvió a vivir con dignidad, porque Dios
cambió su espíritu angustiado por manto de alegría. La oración se convirtió en
la primera de las estrategias de Nehemías, en la más importante; a partir de
ella estableció su plan de acción. Una mano se levantó para el trabajo y la
otra para alabar al Dios de los cielos.
Y
así como Nehemías, hoy les invito a poner en práctica la mejor de las
estrategias, hoy les invito a elevar esta oración:
"Acuérdate
de nosotros, Dios mío, perdónanos según la grandeza de tu misericordia,
concédenos tu gracia para vivir en paz, tu sabiduría para reconstruir nuestra
patria, tu amor para caminar en humildad contigo. Que tu mano sea sobre
nosotros para hacernos bien. Amén".
rosymoros@gmail.com
http://familiaconformealcorazondedios.blogspot.com
@RosaliaMorosB
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