Ahora resulta que además
de calarse la nauseabunda mediocridad cotidiana de este país que se hunde con
todos nosotros adentro (aunque con edulcorados ditirambos los periodistas
gobierneros se empecinen en ocultarlo), además de tragar grueso cada vez que
perdemos alguna elección ante el abuso de poder más obsceno de la historia
moderna de esta nación, uno tiene que aguantar las majaderías y las estupideces
que surgen de algunos sectores (por suerte minoritarios) de la oposición
democrática. Son tan reiteradas que a
veces parece que vivimos en un REPLAY permanente, que regresamos la cinta una y
otra vez para escuchar las mismas cosas repetidas hasta el hartazgo.
La verdad es que hay
gente que se niega a aprender de la
historia, gente que hace un culto a la desmemoria.
Porque resulta que a
lo largo de una prolongada lucha, la oposición democrática (sin experiencia
previa para enfrentar un régimen autoritario y militarista que maneja hábilmente
las ambigüedades y la mentira) ha cometido muchos errores, pero ha ido
aprendiendo sobre la marcha cual es la metodología correcta para derrotarlo.
En un momento dado, superando
las metidas de pata cometidas y como resultado del clamor popular, todos estuvimos
de acuerdo en que la salida electoral, pese a las dificultades, era la más
correcta y que el elemento principal para impulsar una victoria era LA UNIDAD
de la oposición. ¿Recuerdan, verdad?
Bueno, llegados a
este punto TOOOOODO el mundo exigía que los políticos se unieran, muchos
pensaban que sería imposible, el gobierno se burlaba de esa eventualidad, pero hete aquí que sucedió…
Llegó y se formó la
MUD, no por obra del Espíritu Santo sino por el tesón de gente inteligente que
logró el cuasi milagro de poner bajo un mismo techo y dentro de acuerdos
establecidos a grupos políticos que, si bien muy disímiles, concuerdan en el
objetivo de reconstruir un país democrático. Entonces se hicieron las
primarias, lindas, limpias, alegres y ganó Capriles. Y los demás candidatos en
lugar de agarrarse de las greñas, como hubiese querido el gobierno, lo
apoyaron. ¿Se acuerdan?
Ajá, entonces salió nuestro
candidato a la calle y se zumbó tremenda campaña, con arrojo, con ganas. ¿Qué
en esa campaña hubo sectarismos? Sí los hubo, pero es que la política y sobre
todo la gente no es fácil, nada fácil. Pero bueno, hizo tronco de campaña, y
todo el mundo estaba contento.
Algunos se pusieron tan frenéticos que dieron
por sentado que ya el asunto estaba ganado. Pero perdimos, ya se sabe en qué
condiciones pero perdimos. Un carajazo más, pues.
Y entonces regresa la
desmemoria.
Los majaderos retoman el tema de que “Aaay yo
no voto más”, “Aaay mientras no limpien el REP”, “Aaay yo estoy cansado me voy
de viaje” y los otros (evito el adjetivo) regresan con “Salgamos a la autopista
y quedémonos allí hasta que caiga el gobierno”, “Invoquemos el 350 con
cojones”, “Los políticos son unos complacientes traidores” etc.
Y el gobierno feliz,
alargando vacaciones, apostando una vez más a nuestra estupidez, a nuestra
abstención, y preparando su enorme aparato electoral para arrear cuanto voto le
sea posible y arrancarnos cuanta Gobernación le quede papita.
¡Qué chévere!
german_cabrera_t@yahoo.es
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Pués sí, la majadería y estupidez, parece que será incluida en el diccionario histórico de Venezuela.
ResponderEliminarSabe Ud., en parte han crecido en ese respecto, porque no se trabaja de fondo, sólo de forma; ergo el cerebrito sigue utilizándose para repetir, mas no para evolucionar.
Hace menos de un par de días asistí a una reunión con voceros de oposición, sólo para ver si habían colocado los bombillos en el túnel. No fue sorpresa, seguía oscuro.
Le digo algo con propiedad, si los alegatos para votar el 16D, cómo los que escuché, son en todas las comunidades, estamos muy jodidos! (Me disculpa la expresión, pero no cabe otra más explícita y real, dadas las circunstancias).