Para dar unos datos
simples: Miranda, Carabobo y Zulia concentran el 29, 02 por ciento del total de
la densidad demográfica del país (Miranda: 3.028.965 habs. Carabobo: Carabobo:
2.245.744 habs) (Zulia: 3.704.404 habs) del total 28 millones, 946 mil , 101
habs según el último censo); el 30, 69 por ciento del patrón electoral (
Miranda, 1.950.657 electores; Carabobo: 1.516.240 electores y Zulia: 2.334.529
electores de un total de 18.903.143 según el REP oficializado por el CNE y un
componente social de clase media y baja que los hace inmunes a la demagogia
chavista.
No es que el resto de
los 20 estados no sean necesarios para cualquier proyecto con vocación
neototalitaria que pretenda enseñorearse del país, sino que, al no tomar los
tres bastiones que concentran la mayor riqueza, densidad demográfica, patrón
electoral y poder político y militar podría decirse que lo lograría a medias.
Verdad del tamaño de
un templo que solo aprenden quienes la sufren y se apresuran a corregir en
cuanto el enemigo que juzgan usurpador se descuida y deja abiertas puertas y
ventanas para el arrebato.
Empezó a sufrirla el
oficialismo después de las elecciones para gobernadores del 23 de noviembre del
2008, cuando una oposición democrática en ascenso desalojó a Diosdado Cabello
de Miranda y entronizó a Henrique Capriles Radonski, derrotó a dos candidatos
chavistas en Carabobo e impuso a Henrique Salas Feo y mantuvo el Zulia con la
golpiza que Pablo Pérez le aplicó a Gian Carlo Di Martino.
Pero que ahora podría
tocarle experimentar a la oposición si no se apresura a hacer las estrategias y
tareas que requiere para triunfar y validar el paradigma de política que
mantiene viva la esperanza de un regreso de la democracia y la inestabilidad y
desajustes que impiden la consolidación del chavismo: Venezuela es un país
irremediablemente dividido en dos mitades, y cualquier suceso que implique la
prevalencia de uno de los dos, no significa necesariamente que llegó para
quedarse.
Para ello son
irreemplazables tareas urgentes para superar el trauma de la derrota en las
presidenciales del 7-O, sin restarle importancia, claro está, pero sin dejar
deslizar la idea de que, ganar la presidencia de la República, es pasar a
convertirse en el dueño absoluto del país, siendo que, lo que queda de
descentralización, y la elección de alcaldes y gobernadores, permiten un
contrapeso de poderes donde la lucha se hace más aguda según la cuota de poder
se incline de un lado u otro.
En este orden, nada
más importante que exorcizar el fantasma de la abstención, que en elecciones
donde no está en juego la cabeza del Poder Ejecutivo suele ser abultada, pero
que en circunstancias en que la derrota opositora está fresca, y la explicación
a las fallas que la proporcionaron no ha encontrado una dirigencia opositora
serena que explicara por qué ahora el chavismo si jugó limpio y nos derrotó
porque aún no somos mayoría, sino que lanzó a una suerte de pandilla de
fiscales Vichinski a llamar “perros sarnosos” y “víboras venenosas” a
cualquiera que dudara de la honestidad de Hugo Chávez y Tibisay Lucena, puede
hacer estragos.
Panorama no
precisamente alentador que, de todas maneras, no las hace tiernamente fáciles
para el chavismo “conquistador” que tiene que desatar vínculos y lazos de
cuatro y más años entre una oposición cuyos gobernadores se fajaron, y un
electorado habituado a acompañarlos en la ímproba batalla de enfrentar el
boicot oficialista, mientras se hacía obra buena para el pueblo.
Son las imágenes de
un Henrique Capriles en el lodo, el barrial y los torrentes en las inundaciones
de finales del 2010, en tanto Chávez recorría la zona en una cómoda 4×4 último
modelo, o las de un Salas Feo luchando brazo a brazo con la policía de Carabobo
contra la intrusión del narcotráfico en el estado, o la de Pablo Pérez en el
Zulia con sus programas de becas escolares y universitarias y en guerra contra
los invasores profesionales que han sido enviados a devastar la economía
regional más productiva del país.
Pero más allá de
Miranda, Carabobo y Zulia está el hecho de que, no en Caracas y el área
metropolitana, sino en el interior del país es donde el chavismo deja muestras
más contundentes de su histeria destructora, con ciudades, pueblos y campos
donde el servicio eléctrico prácticamente ha desaparecido, la vida ha pasado a
ser un lujo porque si no se muere por la acción del hampa puede fallecerse de
mengua en un hospital, las pocas escuelas que existen se derrumban para no
reconstruirse, y la vialidad de cualquier tipo es un recuerdo que apenas se
reconoce en veredas y trochas.
Y ni hablar de la
corrupción, extendida como una peste sin alivio ni control, con inmensas
fortunas surgidas al amparo del poco gobierno, del dispendio y el despilfarro
que generan la incompetencia y el voluntarismo, y una voracidad sin medida por
la riqueza fácil y cuantiosa que repite el fenómeno universal de las élites
emergentes que surgen cuando hay un proyecto político usurpador y al margen de
la ley que las auspicia y alienta.
De los estados vienen
la quiebra de las empresas públicas y privadas de Guayana, el desastre
ecológico del río Guarapiche, el derrumbe del Puente de Cúpira, las
inundaciones de Cumanacoa, el incendio de las Refinerías de Amuay y El Palito,
y tanta desgracia, muerte, violencia y destrucción nacida por la acción del
narcotráfico, el terrorismo, los secuestros y las vacunas que suceden en todo
el territorio nacional y la revolución chavista asume como parte de una guerra
civil no declarada.
De los estados vienen
también los nombres de los Rangel Gómez, Carrizalez, Adán Chávez, Castro
Soteldo, Yelitza Santaella, García Carneiro, Estela Lugo, y, sobre todo, los de
Elías Jaua, Francisco Ameliach y Arias Cárdenas que llegan a garantizar que el
absolutismo de la dictadura neototalitaria castrochavista se instaure sobre las
ruinas de toda Venezuela.
Porque sin Miranda,
Carabobo y Zulia, no es que el neototalitarismo se hará imposible, sino que
nunca se sentará sobre pilares que no se harán añicos en las primeras crecidas
de un auge opositor que puede preverse arrasador y deslumbrante como el
reventón del Pozo La Rosa, el relámpago del Catatumbo y las crecidas del
Orinoco, el Arauca y el Apure.
En cuanto a la
oposición, debe enterarse (por si no lo sabía) que se trata de una guerra o
batalla estratégica de la cual depende, en todos los plazos, la salud de la
democracia y sin cuyos recursos se haría inmensamente más difícil y cuesta
arriba recuperarla.
Para dar unos datos
simples: Miranda, Carabobo y Zulia concentran el 29, 02 por ciento del total de
la densidad demográfica del país (Miranda: 3.028.965 habs. Carabobo: Carabobo:
2.245.744 habs) (Zulia: 3.704.404 habs) del total 28 millones, 946 mil , 101
habs según el último censo); el 30, 69 por ciento del patrón electoral (
Miranda, 1.950.657 electores; Carabobo: 1.516.240 electores y Zulia: 2.334.529
electores de un total de 18.903.143 según el REP oficializado por el CNE y un
componente social de clase media y baja que los hace inmunes a la demagogia
chavista.
Pero hay más, mucho
más: el Zulia continúa a la cabeza de la producción de crudo en el país con un
46, 6 por ciento del total de la producción nacional, y lidera en la producción
de leche, petroquímicos y carbón.
En cuanto a Carabobo,
si bien la revolución chavista ha golpeado su otrora poderosa planta
industrial, es sede de Puerto Cabello, el principal puerto del país, y de su
capital Valencia se dice que en los últimos años pasó a ser el centro de las
operaciones del narcotráfico, que sube del sur y se distribuye a Oriente, vía
Guárico, y a Caracas, vía el estado Aragua.
En cuanto al comercio
ilícito internacional que se hace a través de la delincuencia organizada y que
incluye intercambio de drogas, armas, uranio, inmigración ilegal, y entrada y
egreso de operadores de distintos oficios como pueden ser mercenarios,
paramilitares y terroristas, igualmente se sostiene que tiene en Puerto Cabello
su estación principal que resguardan funcionarios cubanos y la flor y nada de
los servicios de inteligencia globales establecidos en el país.
Por último está el
estado Miranda, único acceso vial desde el centro al Oriente del país, con más
de 4 municipios del Este de Caracas integrados a su territorio, y una planta
industrial y comercial que puede aún señalarse como un residuo robusto de lo
que fue la otrora poderosa economía privada.
En lo que se refiere
a poderío militar, no exagero al establecer que concentran mas del 50 por
ciento del apresto operativo de la FAN y que sin sus comandos, brigadas,
divisiones, cuarteles instalaciones y pertrechos es imposible imponer, ni
defender a ningún gobierno en Venezuela.
Mensaje este último
que dejo sobre todo a la dirigencia opositora y a los votantes democráticos, ya
que si no hacen su trabajo el próximo 16 de diciembre, le estarán asestando una
herida difícil de curar a la amenazada Venezuela.
manumalm912@cantv.net
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