¿Qué tal que la señora que reparte el café en las reuniones del Consejo de Ministros tuviera derecho a opinar en ellas? ¿Aceptaría eso Elke Tekonté? ¿Qué tal que el guardaespaldas de la ministra Hanson exigiera un derecho de palabra mientras ella recibe a los directores de su ministerio? ¿No sería ella la primera que le dijera: “¡Sisebuto, no sea asomado!”? Entonces, ¿por qué unos perfectos extraños a la comunidad educativa deben meter la cucharada en las reuniones de esta?
LOS COMPINCHES |
Hace varios años, ante la intentona inicial
del régimen de arrebatarles a los padres la potestad sobre los hijos, a fin de
convertirlos en borregos que le digan que sí a todo lo que se le ocurra a los
detentadores del poder, se puso de moda aquello de que: “¡Con mis hijos no te
metas!”
Hoy, ante la nueva arremetida
representada por la infame Resolución 058, creo que hay que desempolvar la
frase. Y arrancar con otra: la que propongo en el título. Porque no podemos dejar solamente a los
padres —nuestros hijos muy queridos, el fruto de nuestros esfuerzos y
sacrificios— la cruzada para evitar que los niños (que es como decir: el futuro
de Venezuela) sean convertidos en versiones criollas de los pioneritos cubanos,
esos escolares que son arreados con banderitas a cuanta concentración de apoyo
a la vetusta, añosa y decrépita gerontocracia que desmanda en la isla desde hace
53 años se le ocurra a la Nomenklatura
cubana.
No es cierto lo que declaró durante el fin de
semana la minpopó para la Educación al señalar que los fulanos consejos educativos
son constitucionales. De sofisma no
pasan sus afirmaciones. La verdad verdadera es que tales consejos van a
contrapelo con el Art. 104 de la Constitución, que establece que “La educación
estará a cargo de personas de (…) comprobada idoneidad académica”. No tengo nada contra los bedeles de las
escuelas; por el contrario, les reconozco sus esfuerzos para tratar de mantener
los planteles aseados y saludables, aunque las más de las veces tienen que
trabajar con las uñas porque los materiales de para el aseo no les son
suministrados. Pero de eso, a que deba decidir sobre asuntos académicos hay un
trecho. Mucho menos es aceptable que representantes de los consejos comunales
estén presentes en las reuniones de padres y maestros. Porque aquellos consejos
sí es verdad que son inconstitucionales: ni en la letra de la Constitución ni
en el espíritu del constituyente aparecen las tales comunas; porque, “guapos y
apoyados”, van a tratar de imponerse sobre directivos, docentes y
representantes y hacer prevaler lo que “manda a decir mi comandante”; porque
causarán entropía comunicacional en la comunidad educativa; y porque, en fin de
cuentas, lo que se quiere es que el PUS tome el control de escuelas y colegios
para imponer su proyecto político.
¿Qué tal que la señora que reparte el café en
las reuniones del Consejo de Ministros tuviera derecho a opinar en ellas? ¿Aceptaría eso Elke Tekonté? ¿Qué tal que el
guardaespaldas de la ministra Hanson exigiera un derecho de palabra mientras
ella recibe a los directores de su ministerio? ¿No sería ella la primera que le
dijera: “¡Sisebuto, no sea asomado!”? Entonces,
¿por qué unos perfectos extraños a la comunidad educativa deben meter la
cucharada en las reuniones de esta?
Hay que formar la marimorena para tratar de
frenar la puesta en vigencia de la fulana resolución. Ya tuvimos éxito en contra del atentado
anterior. En esa oportunidad, la algarabía los hizo recular. Tratemos de que el actual intento también se
vaya de bruces y no pase de ser un fiasco más del régimen. Hay que lograr, por todos los medios legales
y por el clamor popular organizado, que la minpopó aparezca en los medios
informando que por instrucciones del comanpresi se retira la resolución. No más, no menos. No sería aceptable que se
nos informase que “se procederá a la modificación de los artículos que han
causado mayor controversia entre la ciudadanía”. ¡Ni de vainas! Porque aunque
se haga, dentro del texto dejarían algunas trampas caza-bobos.
Ya saben, abuelos y padres, a levantar las
consignas respectivas…
Otrosí
Aunque tarde, me solidarizo como el que más
con los argumentos esgrimidos por Carolina Jaimes Branger en su accionar en
contra de los abusos cometidos por las rectoras que conforman la mayoría
circunstancial del CNE. Las
modificaciones que realizaron al Registro Electoral Permanente con
posterioridad al cierre que impone la Ley para mudar a los “candidatos
turistas” hacia las circunscripciones para donde los mandó el Primer Dedo, a
fin de que pudieran votar ellos, sus familiares y sus guardaespaldas, así como
la elaboración de un nuevo tarjetón para que aparezca en él la foto del más
nuevo de esos candidatos son una ilegalidad, un ventajismo y una befa a la
oposición, véaselas como se las vea. Y
no es aceptable que la señora Socorro Hernández, en representación de sus
copartidarias trate de excusarse alegando que las modificaciones fueron unas
poquiticas; que su número es insignificante al compararlo con el total del REP.
Una sola modificación ya es inaceptable, por ilegal. Uno, que es mal pensado, se pregunta: si —Dios
no lo quiera— en esa señora se hubiese cometido un delito de violación,
¿pudiera el presunto comitente alegar en su defensa que fue solo con la
puntica…?
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