El propósito del artículo deviene de una reunión a la cual asistí el pasado lunes y donde se resaltó un frustrado sentimiento partidista, por las razones que trataré de explicar seguidamente. Los partidos políticos (PP), como medios de actuación, actores fundamentales del sistema democrático y expresión legítima de la sociedad en el sistema electoral venezolano, son actores insustituibles, aunque no necesariamente eficaces y eficientes, en el escenario político actual; han dejado de ser el medio de expresión por excelencia para el procesamiento y búsqueda de soluciones a las demandas ciudadanas para ser simples maquinarias electorales, especialmente en Carabobo. Así se comentó.
La sociedad se pregunta: ¿Estamos asistiendo al fin de los partidos políticos o simplemente estamos viviendo una ya larga etapa de crisis, transformación y replanteamiento de las formas de representación política? Particularmente creo que la presencia de los nuevos actores sociales, económicos y políticos, excluidos de los (PP) le disputan a éstos, con mecanismos nuevos, la hegemonía de la representación de los intereses colectivos, ante el desgaste y deficiencias de los directivos de los (PP) como entes mediadores de las voluntades socio-políticas, en un claro y determinante “divorcio” entre sociedad civil y (PP) como organizaciones legítimas de representación ciudadana, lamentable pero cierto.
No podemos pensar en democracia sin evocar a los (PP) como los principales entes articuladores y aglutinadores de los diversos intereses colectivos, pero debemos entender que ya no existe el antiguo sistema de partido dominante o hegemónico, los tiempos cambiaron, hoy los (PP) parecen ser el trofeo particular de su directiva, con exclusión específica de su militancia de base y simpatizantes.
La sociedad se encuentra a la expectativa y sin una propuesta alternativa clara y coherente de los (PP), es el resultado de una progresiva descomposición de la vieja forma de hacer política partidista, del viejo sistema de caudillismo e intereses personalistas, lo que produce un gran vacío de liderazgo renovador, participativo e incluyente, es un grave asunto que los propios militantes de los partidos están de acuerdo con este análisis.
La crisis de los (PP) se presenta por cuanto éstos han dejado de ser la genuina representación política de la sociedad. Los directivos de los partidos no han estado acordes con los procesos continuos de desarrollo social, cultural y económico que han contribuido a que las sociedades sean cada vez más complejas, más capaces de resolverse por sí mismas, lo cual conlleva profundos cambios a nivel estructural lo que propicia la emergencia de nuevas demandas que los directivos de los partidos, frente a su crisis, han sido incapaces de encauzar. Demandas, que no encuentran necesariamente, representación en los partidos tradicionales ni en los nuevos, muchos de los cuales siguen utilizando la práctica obsoleta del clientelismo y el amiguismo.
Hoy el mapa político nacional está reducido al acto electoral, pasadas las elecciones la presencia de los (PP) en la sociedad es nula frente a las situaciones problemáticas del colectivo social, lo que obliga a los (PP) a revisarse internamente, para darle un viraje a su accionar. De esa reunión surgió la pregunta: Los partidos políticos: ¿tienen presente y miran al futuro?
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