En esta guerra de números e interpretación de
encuestas, en la que uno y otro lado defienden el voto de manera talibán, será
la franja de los moderados, que fluctúa entre el 22 y el 15%, la que aporte la
gran diferencia
Aunque parezca de Perogrullo, Venezuela es,
cotidianamente, un país polarizado. En tiempo de elecciones, esa división a
cuchillo se potencia hacia el filo del abismo. No hay lugar para el limbo: se
está con Chávez o se está enfrente; si se está con Capriles, es porque se
rechaza a Chávez.
Sin embargo, existe una franja huérfana, sin
representación política ni partido propio: la del no-extremo, la de los
moderados. Abarca desde los indecisos que en primer momento no contestan en las
encuestas, hasta el ancho segmento de los que se abstienen de ir a votar. Así,
los moderados son la tajada electoral que más hambre genera en los candidatos.
El trofeo más preciado. ¿Cuántos son los no-fanatizados? ¿Dónde están los moderados?
Si nos regimos por los resultados de las tres
presidenciales anteriores, el voto Chávez siempre superó la mitad más uno de
los que concurrieron a votar. En 1998 ganó con el 56,2%, en 2000 con el 59,1% y
en 2006 arrasó con el 62,8%. Enfrente, Henrique Salas logró un 39,9% en 1998,
Francisco Arias Cárdenas un 37,5% en 2000 y Manuel Rosales un 36,9% en 2006.
No obstante, en esas tres elecciones, callada
y sin boleta electoral, hubo una «tercera posición» que eligió no votar: así la
abstención en 1998 fue del 36,5%, trepó al 43,69% en 2000, para bajar al 25,3%
en 2006. ¿Cuántos de los «sinvoto» fueron «moderados» que no se llegaron a
cooptar por parte del oficialismo o la oposición? ¿Hay manera de
identificarlos?
Para Germán Campos, profesor en la Facultad
de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y director
de Consultores 30.11 (se define un seguidor del chavismo, aunque no es un
militante; su encuesta de fines de septiembre dio un 57,5% para Chávez y un
42,5% para Capriles), los «moderados» representan el 22% del electorado. «Los
llamo los chavistas y antichavistas light: electoralmente, y sobre todo en las
presidenciales, se comportan de manera distinta a los dos extremos», explica a
Ámbito Financiero desde Caracas. «Son, por naturaleza, críticos, están bien
informados, son politizados, pero no militantes», agrega. Son, políticamente,
huesos duros de roer.
¿Pueden decidir una elección? No ésta, es la
respuesta de Campos. «El 43,8% de los encuestados se considera chavista, un 29%
antichavista y un 22% se describe como moderado en nuestra última encuesta»,
dice. Según Campos, en esta elección se repetiría lo de la presidencial de
2006, «cuando el 70% de los moderados -también eran alrededor del 22%- optó por
Chávez». Eso se explicaría (y corroboraría), dice Campos, si se lo confronta
con la fidelización del voto. «El 52% dice que nunca votaría por Capriles
mientras que el 31% manifiesta que jamás lo haría por Chávez», revela Campos a
este diario.
En cambio, para Luis Christiansen, de
Consultores 21 (su última medición de intención de voto da ganador a Capriles
con un 46,5% y un 45,7% para Chávez), se estaría dando un cambio de tendencia
en el «voto duro» por Chávez. De acuerdo con este encuestador, el 99% de los
que decían iban a votar por la reelección del bolivariano, en agosto se
definían como «duramente atados a Chávez». «Hoy, a fines de septiembre, están
en un 92%», dijo, sin descartar que ese fanatismo podría seguir mermando cuando
resta menos de una semana para la elección.
De los 1.500 entrevistados por Consultores 21
en septiembre, el 41,3% manifestó que si tuviera que optar por un partido
político que lo representara, elegiría al PSUV (Socialismo Unido, el partido
chavista) mientras que el 38,6% lo haría por alguno de los que conforman la
opositora Mesa de Unidad: un 17% por Primero Justicia (el partido de Capriles);
un 11% por Un Nuevo Tiempo (centroizquierda, sus líderes son Manuel Rosales y
Pablo Pérez) y un 5% por Acción Democrática, el partido del expresidente Carlos
Andrés Pérez, entre los porcentajes más relevantes. Es decir, para Consultores
21, un 20% no se autoinscribe ni en las categorías del chavismo ni en la de la
oposición de la Mesa de Unidad.
La encuestadora, a su vez, buscó identificar
mejor ese voto moderado mediante una simulación del acto electoral, en la que
los encuestados eligieron al candidato en una papeleta igual a la que se
utilizará este domingo. En la simulación, Capriles ganó con un 48,9% y Chávez
sacó un 45,7%. El desglose -consultado por Ámbito Financiero- revela que en la
clase popular (un 78% de la población de Venezuela pertenece a las clases D y
E), el voto por el oficialismo es 5 puntos más alto: un 50,1% votó por Chávez
en esa simulación y un 44,2% lo hizo por Capriles. A su vez, en la clase media
alta, el 59,7% optó por Capriles y sólo el 35,4% dio su voto a Chávez.
Otra consultora, Varianzas (su última
medición da un 49,7% para Chávez, un 47,7% para Capriles), revela que el 43%
del electorado nunca votaría por el candidato opositor, mientras que el 42%
nunca lo haría por Chávez. Eso deja una franja de un 15% de «ni-nis», como
viene calificando la prensa venezolana a este segmento intermedio.
Por eso, en esta guerra de números e
interpretación de encuestas, en la que uno y otro lado defienden el voto de
manera talibán, será la franja de los moderados, que fluctúa entre el 22 y el
15%, la que aporte la gran diferencia. Que se llama triunfo de Capriles para
las encuestadoras que, como Consultores 21 o Varianzas, están hoy marcando un
empate técnico o una ventaja de la oposición, y que se llama «Chávez una vez
más» para las firmas que, como Consultores 30.11, apuestan a la chavización de
los moderados. Que, en definitiva, es otro matiz en la polarización continua de
Venezuela.
carobarros@yahoo.com
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