Quisiera dedicarles
esta nota a aquellos jóvenes venezolanos que no vivieron los tiempos en que
elegíamos a nuestros Presidentes sin tanta tecnología. Y les parecerá
incongruente con un blog que se dice defensor del hecho tecnológico. Tal vez
esa sea la razón por la cual países con mas desarrollo técnico que nosotros se
han distanciado de incorporar tecnología para elegir a sus gobernantes.
Que hoy existan
jóvenes venezolanos con 18 años cumplidos que no conozcan otro Presidente que
El Saliente me parece inconcebible. Eso quiere decir que no conocen otro
sistema para contar votos que este que se nos vende como el mejor sistema
electoral del mundo.
Por eso quiero tratar de describir la historia de las
elecciones como yo las viví e intentar de explicar que "esto" que el
CNE parcializado llama elecciones, no es más que una opereta bufa de lo que
había antes así tenga el oropel tecnológico que deslumbra los ojos de los
nuevos votantes.
Si, en mis tiempos
aquello era una fiesta. Recuerdo que intercambiaba con mi hermano las barajitas
de colores que los partidos políticos repartían en sus campañas como tarjetas
de beisbolistas. En las primeras elecciones de la democracia los partidos
tenían cada uno sus tarjetas de colores que los identificaban. Se entregaba el
grupo completo de tarjetas al elector y este seleccionaba aquella de su
preferencia que introduciría en la urna dentro de un sobre, quedándose con el
resto. Las Actas eran manuales y todo el mundo esperaba que se cerraran todas
las mesas para saber los resultados luego del conteo de cada mesa.
Para el día de las
elecciones nadie tenía dudas del resultado, nadie se dedicaba a hablar o
escribir de fraude tecnológico antes de las elecciones. ¿Y por qué? ¿Por alguna
razón técnica que indicara siquiera al menos una sospecha del proceso
electoral? ¿Por alguna desconfianza de las autoridades del Consejo Supremo
Electoral? No, ninguna de las anteriores. La respuesta es PORQUE ABRIAMOS TODAS
LAS CAJAS. No había manera de que alguien se saltara el proceso porque TODOS
los participantes constataban los votos emitidos en el 100% de las mesas y en
el 100% de las cajas, y los testigos daban fe de ello.
Si algún partido
político con candidato no tenía testigo en alguna mesa, ese podía estar seguro
que le robarían los votos antes de cerrar el Acta manual. Eso muchas veces
tampoco se daba si se conseguía gente honorable en las mesas o existía
presencia de los electores al abrir las cajas y contar los votos. Sin embargo
en pueblos lejanos donde solo había de un solo color o los de los dos colores
principales se ponían de acuerdo y no había electores presenciando el acto,
generalmente se repartían los votos que no fueran de ellos. Y al cerrarse el
Acta ya no había voto que valiera. Por eso la expresión popular “Acta mata
Votos”. Los partidos tenían que tener testigos para asegurarse que sus votos
estuvieran representados.
Desde que comenzó
nuestro sistema electoral los partidos políticos y sus candidatos a las
elecciones presidenciales han tenido testigos en las mesas electorales. Esos
testigos hacían honor a su nombre y atestiguaban y daban fe cierta con sus
firmas en el Acta de que los resultados que salían de las urnas electorales
eran los que se señalaban en el Acta que se enviaba al organismo electoral. Esa
era la razón real de la presencia de un testigo en la mesa. Con el tiempo se ha
olvidado esa razón y es necesario recordarla a los jóvenes que empiezan a
votar. Esa tradición murió con la automatización del voto y el llamado sorteo
de las mesas a ser auditadas.
Pero en este punto
deseo hacer una observación que considero sumamente importante. Los testigos
DABAN FE de que los votos que estaban en el Acta eran los mismos que estaban en
las urnas en el 100% de las mesas. AHORA ESO NO ES ASI. Los únicos testigos que
pueden dar fe que los votos que están en el Acta automatizada y los que están
en las urnas son los mismos, son los de aquellas mesas que resultaron sorteadas
para ser auditadas. Eso le metió una puñalada trapera al proceso electoral en
Venezuela.
En lugar de
realizarse un proceso AUTENTICO de contar todos y cada uno de los votos de los
venezolanos, como hacíamos en el pasado, ahora tenemos un proceso estadístico,
de máquinas a las que estamos confiándole el destino del país. Y las maquinas dicen
lo que el que las maneja quiere. Y nosotros no manejamos las máquinas el CNE,
que de paso esta parcializado por una de las opciones en pugna.
Al quedar un
aproximado del 46% de cajas sin abrir, de acuerdo a este expediente estadístico
¿cómo un testigo puede colocar su firma en un Acta para validar unos votos que
no ha visto? ¿Cómo puede dar fe y atestiguar que lo que está en esa caja no
auditada fue lo que imprimió y transmitió para su conteo final la máquina del
CNE? Eso no pasaba antes, muchachos de las nuevas generaciones. Por más
procesos de auditoría previa de máquinas que el CNE pueda realizar, en una
máquina de la que se desconoce hasta la mínima especificación técnica, puede
pasar cualquier cosa desde que se hizo su programación original con los
testigos opositores, hasta su entrega en las mesas electorales. No se puede
confiar en un organismo que ahora no permite ver el 100% de las cajas.
Sin embargo no quiero
ni debo enterrar la automatización electoral. Esta puede ser de un beneficio
excepcional para las nuevas generaciones. Deseo que los jóvenes se imaginen
esta visión del proceso electoral cuando recuperemos la democracia: Es el
domingo de las elecciones Presidenciales para elegir al nuevo Presidente de la
Republica que sustituirá a Henrique Capriles Radonski.
El Presidente
Capriles ha hecho un excepcional trabajo de recuperación del país que Hugo
Chávez dejo en ruinas. Todavía falta mucho porque el retroceso fue de más de 30
años. Se ha recuperado mucho de la infraestructura física del país. Ahora no
existe la Unidad Democrática y los partidos democráticos competirán entre sí,
incluyendo el partido del anterior Presidente.
Se eliminaron las
captahuellas del proceso electoral porque amenazaban el secreto del voto y
fueron enviadas a los cuerpos policiales para la identificación de los
delincuentes. Se modificó el proceso de conteo de los votos de las mesas y se
eliminaron los sorteos y las auditorías. Ahora se abren el 100% de las cajas y
se cuentan uno a uno, frente a los electores, todas las cajas con los votos.
Los testigos ponen sus firmas cuando chequean que efectivamente los votos
coinciden con el resultado de las máquinas y LUEGO se transmiten los resultados
y se cierra la mesa.
Las Actas se
transmiten como se hacía antes pero con la diferencia que ahora el CNE tiene la
obligación legal de hacer públicas las Actas en el sitio web del organismo en
la medida que van llegando y se van sumando todas ellas al ir cerrándose las
mesas en todo el país. Cualquier ciudadano podría constatar que en la Mesa No.
3 de la Escuela Simon Bolivar donde voto al lado de su casa, en su pueblo,
coincidieron los resultados con los mostrados por el CNE en su sitio en la web,
con la inmediatez que da la tecnología de la información.
Al cerrarse la última
mesa en el país, todos los venezolanos sabríamos de cierto quien ganó la
elección a cualquier hora que esta se haya cerrado. No mas esperas por el
Presidente del CNE, no más “Primer Boletín”, no más Salas de Totalización para
unos pocos, no más gallo tapado, no mas maquinas al servicio del CNE sino del
pueblo venezolano. Esas son las elecciones que quiero ver de las manos de los
jóvenes del futuro, completamente automatizadas pero transparentes y que el
mundo entero constate lo que sea y donde sea. Las Actas firmadas seguirían
estando allí pero serían la expresión real de lo que pasó, no el engaño actual.
El CNE haría
públicos, porque sería también su obligación legal, los resultados a medida que
se van dando. Para ello habilitarían una pantalla gigantesca en la Plaza
Caracas, donde cual Times Square de 31 de Diciembre, se mostrarían públicamente
los resultados que vayan llegando, sumados respectivamente. Esa pantalla iría
mostrando el estado de la elección segundo a segundo. ¡Qué hermoso sería eso! Y
como en las antiguas fiestas del 31 de Diciembre en la Plaza Bolívar y los
cañonazos de la Planicie, todos los venezolanos celebraríamos a un nuevo
Presidente Constitucional de Venezuela y realmente nuestras elecciones
volverían a ser una fiesta democrática, bailando y celebrando todos unidos por
un país cada vez mejor, sin sospechas y desterrando para siempre la palabra
FRAUDE. A ustedes, muchachos de las nuevas generaciones, les toca hacer de esa
visión una realidad…
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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