El opositor Rubén González ganó la presidencia
del Sindicato de Trabajadores de Ferrominera
(el segundo sindicato más importante de las empresas básicas
venezolanas, luego de Sutiss) con casi
20 puntos de diferencia sobre el candidato oficialista.
Aunque este
domingo 29 de julio en la noche (momento en la escribo esta columna) no se
conocía la cifra exacta del escrutinio, la tendencia arrojaba una diferencia
irreversible a favor del candidato opositor.
Andrés Velásquez, candidato a la gobernación del Estado Bolívar,
saludaba la jornada vía Twitter de la siguiente manera: "Ferromineros
vencieron el miedo, el abuso de poder y la corrupción. Rubén González gana
sindicato de Ferrominera".
Chávez ha
perdido las calles y el favor popular.
Rubén González ha demostrado con su victoria que el candidato-presidente
también perdió a los trabajadores sindicales. Esta es la verdadera encuesta, la
realidad que se palpa a todo lo largo y ancho del territorio nacional. El venezolano no aguanta más tanta
incapacidad, desidia, negligencia, inseguridad y corrupción de un gobierno que
se olvidó de la gente.
La
construcción como campaña, sus consecuencias nefastas
Decidir dónde
y cómo construir según la conveniencia política genera consecuencias terribles
de inmediato. Así, las colas se hacen enseguida insoportables cuando se
construye bloqueando uno o dos canales
de circulación... como viene pasando. Eso podría tolerarse porque compatriotas al final se van a
beneficiar de eso. La vida circundante a esas construcciones está siendo
sacudida por todos los colaterales de esas construcciones... pero eso también
sería llevadero por cuanto al final de cuentas, son venezolanos los
beneficiarios finales de ese sacrificio. Lo que ciertamente no es tolerable, es
que se construya mal y caro. Me explico: mal por cuanto se construye a los
golpes, poniendo tablilla cuando ni siquiera se ha terminado el friso, se
coloca de primero lo que debe ir de último, etc.; y caro, por cuanto se hace
sin mayor planificación lo cual redunda en doble gasto, la mayor de las veces.
Además, esa falta de planificación típica de este gobierno adquiere vertientes
desconocidas para los venezolanos. Hoy en día, algunos viernes no llega el pago
de las empresas para con los trabajadores de sus construcciones urgentes. Las
empresas, la mayoría de las cuales no tienen pulmón para aguantar por sí solas
un incumplimiento de ese tipo, no pagan a los trabajadores esos viernes.
Consecuencia
inaudita: es posible ver cómo a final de semana se agolpan particulares para comprar
materiales de construcción que venden los trabajadores para compensar esa falta
de pago. Así se consiguen desde premezclados, cabillas, cemento y tablilla,
bloques y otros insumos para la edificación a precios que el actual mercado no
ofrece y mucho menos cuando escasean tremendamente esos materiales. Lo
lamentable es que además, algunos comerciantes hacen su agosto con eso...
mientras todos los venezolanos terminamos financiando esta irresponsabilidad
con cargo a nuestros bolsillos.
pereznitu@gmail.com
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