Lo propio es alinearnos a la exigencia de un escenario electoral aceptable, confiable, en condiciones de igualdad.
Tampoco Chávez
está en el plan de transigir las mínimas condiciones con sus enemigos, los
opositores, pues. Este régimen no pretende convivir con nosotros de ninguna
manera
Para no seguir metiendo la pata, ni acercarnos
a morir ahogados de tanto que nos hemos hundido
A lo largo de
casi catorce años, hemos visto con mucha preocupación cómo Hugo Chávez
reiterativamente se presenta ante los venezolanos o la opinión pública mundial
haciendo uso de la manipulación y la tergiversación de hechos; y personas hasta con algún prestigio
y honorabilidad han sido presas de ese discurso estatal manipulador, que
superficialmente es convincente, pero que no resiste un análisis más detallado.
En el plano
actual, si de una muestra se trata,
cuando viene por ejemplo, y pretende hacer creer que en las elecciones
del 7 de octubre de este año 2012,
pudiera salir un candidato opositor como ganador porque para él, el
organismo CNE es absolutamente transparente, imparcial, el voto es secreto y el
fraude imposible. ¿Verdad que esto es un mito?
Nada menos que
del ministerio electoral de Tibisay Lucena, el "árbitro" que no es
precisamente “oficial” sino oficialista, que son dos cosas distintas. A estas
alturas entonces, no podemos andar como el cegato que perdió los lentes, bajo la insistencia de buscarlos al pié del poste de luz y no por donde se cayeron, porque resulta que
allí es muy oscuro.
Basta mirar la
rutina electoral de Chávez y el ventajismo descarado sobresatura lo evidente,
sus cadenas, sus insultos, la utilización de los recursos del estado, las
inconsistencias del CNE que impedirían reflejar
la voluntad del elector, ni se diga el REP que no ha sido auditado,
etc., etc. Bueno, si hasta al mismísimo secretario de la llamada Mesa de la
Unidad, el señor Guillermo Aveledo, le
ha tocado decir este lunes 30 de julio 2012 que “el árbitro no es capaz de
poner al candidato oficial en su sitio”. Que “las elecciones en el país son
libres pero no justas porque no hay igualdad entre los actores”.
Estemos
claros, la fuerza de la moral en unas elecciones en estos términos
desfavorables no da para luchar así y ganar...
Ganarle a Chávez en estas
condiciones, lo hará si no, imposible, muy difícil. Soy de las que piensa que
hay que entender el verdadero precio que tiene derrotar a Chávez, precio que por cierto va aumentando
rápidamente. Por eso, miren, es bueno
que abramos los ojos, que superemos el entendimiento que tenemos de la
situación para no seguir metiendo la pata, ni acercarnos a morir ahogados de
tanto que nos hemos hundido.
Tampoco Chávez
está en el plan de transigir las mínimas condiciones con sus enemigos, los
opositores, pues. Este régimen no pretende convivir con nosotros de ninguna
manera. Lo que quiere es aniquilarnos, “pulverizarnos”. Si pudiera, haría como
los nazis con los judíos, y cualquier cosa que hagamos para facilitarle la
tarea la va a aprovechar.
Entonces, ¿Qué
hacer?: Visto así, en vez de discutir si
los ángeles son varones o hembras, mejor concentrémonos en desbaratar toda la
mitología del régimen y nos irá mejor.
Tan sencillo
como que lo mejor es rechazar la insistencia por parte de algunos sectores
opositores de plegarse a la farsa electoral como opción; por el contrario, lo
propio es alinearnos a la exigencia de
un escenario electoral aceptable, confiable, en
condiciones de igualdad.
Twitter: @Marthacolmenare
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