Si algo sabe
el líder-conductor de esta Revolución es de shows mediáticos. De hecho, su
campaña plagada de cadenas a falta de contacto directo está orientada a eso.
Pero últimamente, hemos visto un elemento novedoso en su performance: además de
las cuñas en las que exaltan ante todo su persona a niveles del mismísimo Dios,
ahora es él mismo el que está haciendo las piezas publicitarias en
"vivo". Claro que van mucho más allá de los 30 segundos, más
presentación y despedida que solemos hacer los locutores en nuestros programas
de radio. Estas cuñas son tan largas como él lo desee y tan demodé como sólo alguien
que vive en el pasado puede hacerlas. Ahora el líder showman vende, en
"vivo y directo" panes, neveras y cocinas, con una voz engolada,
típica del "perifoneo" de los años cincuenta. Claro, cuestión de
estilo. Hay quienes viven en el futuro y quieren el progreso y otros que se
anclan en el pasado y quieren regresar a la Venezuela decimonónica.
Pero más allá
del estilo del locutor, hay algo que no va en la forma, sino en el fondo y que
revela una enorme contradicción para alguien que se precia de ser seguidor de
la doctrina que tanto pregona. El líder del socialismo está promoviendo -quién
diría- el consumo. Consumismo como bandera de campaña. Y más aún, no estamos
hablando del llamado "compre venezolano" de otras épocas, sino que lo
que se promueven son marcas extranjeras. Alguien diría: "obvio",
porque ya aquí no se produce ni el "pabellón criollo", como expresó
el otro candidato. Así lo vimos, rodeado de productos foráneos diciendo:
"vengan aquí que hay buenos precios, pasen adelante, compren, compren".
O lo que es lo mismo: "consuman, consuman". Pareciera que como el
socialismo no ha funcionado y menos aún ganado adeptos, pues ahora están
dedicados a pregonar el consumo y para más colmo de productos importados.
Resulta que a
quien ellos catalogan como el candidato de la derecha capitalista e
imperialista lo que está promoviendo es el trabajo duro, la producción nacional
y, sobre todo, no regalar nuestros recursos y el supuesto candidato "de la
patria" lo que ofrece es una cantidad de productos importados, entre ellos
codiciados electrodomésticos en un fastuoso "templo del consumo"
dónde él mismo funge de promotor del "tá barato, dame dos", gastando
importantes sumas en los "mercados del mundo" para generar una falsa
idea de bienestar en nuestro país.
A estas
alturas estarán confundidos. La "supuesta derecha" está mezclada con
la realidad de la gente, con sus carencias, con su dolor y lo que propone es
trabajar juntos para hacer el país cada vez más productivo, y quien pregona ser
de "izquierda" ante su cuestionable gestión lo único que ofrece es
"¿vengan y compren barato?". Qué raro todo, ¿no?
mariaisabelparraga@gamil.com
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