Yo nunca pensé que
formaría parte de una inmensa lista de desempleados por tanto tiempo-decía Juan
Cova a su amigo José Bastardo, mientras leía el periódico ese lunes en la
mañana frente al quiosco de Rosa Quiaro, en la calle Sucre-.
-A mí me parece
que es una cuestión de “mala suerte” Juan-le respondía José, al mismo tiempo
que se agarraba la barbilla y elevaba la mirada como si fuera el libre pensador-.
-Tal vez sea una
cuestión de “mala suerte” y con una asistencia a donde la bruja Hermenegilda,
resuelva el mal momento; dándome un baño de hierbas y unos ramazos con
cariaquito-respondió Juan-. Pero, sinceramente creo que la cosa es más terrenal
de lo que parece.
-¿A qué te
refieres, Juan?- preguntó José con una expresión llena de curiosidad en su
rostro-.
-Es muy sencillo,
¿No te has dado cuenta que muchas empresas han desaparecido en los últimos
tiempos? Incluso, cualquier persona que quedaba desempleada, en menos de tres
meses conseguía empleo de nuevo, con relativa facilidad. Pero, ahora la cosa es
diferente. El empleo lo da es el gobierno y uno tiene que mendigar un cargo en
cualquier parte y ponerse una franela roja con un letrero en la espalda
haciendo propaganda gratis al gobierno.
José le llevaba la
contraria con un gesto y meneando la cabeza.
-No compadre. El
que no trabaja es porque no quiere. Cualquiera monta un tarantín en la calle y
trabaja.
-Es verdad mi caro
amigo, pero eso no es empleo. Una mujer que
tiene una mesita en la calle alquilando teléfonos celulares, sobrevive
con ese oficio, pero me parece que está muy lejos de tener un empleo digno. Lo
que sucede es que nos hemos acostumbrado a los vendedores ambulantes; a los
pedigüeños, a los buhoneros con un mantel en el piso vendiendo chuchearías o
café con un termo inmenso, además de cigarros y cualquier cosa imaginable como
caramelitos y brazaletes de colores. No compadre. Yo me refiero a un empleo
formal y productivo. Tú no tienes problemas, porque eres empleado de la
Alcaldía como promotor social y tienes tu quince y último.
-Es que usted se
equivocó metiéndose a escuálido compadre-le dijo José en son de burla-. El que
busca empleo consigue, compadre. Este gobierno ha disminuido el desempleo al
7%.
-Seguro que
escuchaste ese planteamiento en un templete, en labios de tu candidato, cuando vino a Barcelona y
estabas borracho de tanta mentira y promesas repetidas de que seremos una gran
potencia y que Bolívar se dio unos besos con Manuelita…
-No habló de los
amoríos de Bolívar con Manuelita, -replicó José-, pero si dijo que el desempleo
iba “palo a bajo” y que con la entrada de Venezuela al MERCOSUR, nos pondríamos
las botas en todo el hemisferio, desde México hasta la Pampa...
-“¿Nos pondríamos
las botas?”-respondió Juan con una risita de jefe de campaña electoral
socialista-. Aquí no se produce nada compadre. Cuando mucho nos pondremos las
botas que manufacture otro país y las tendrá que comprar el gobierno y regalar
con bolsitas de comida a los miles de desempleados que hay en todas partes,
para ver si logra el voto de algún desesperado.
luisrapozo@yahoo.es
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