Cuando la
conocí, estaba en emergencias de una clínica privada de Caracas, no de las mas costosas. Era una de las doctoras
mas jóvenes del grupo, algo
gordita, llevaba colgando un estetoscopio adornado con un animalito de peluche
que se balanceaba , propio para no asustar a los niños. Inquisitiva, amable, compasiva,
inteligente, rápida en su trabajo, la vi
dar tazas de café de su termo a gente
que sabía que llevaba horas sin tomar nada, en una clínica privada, que está
como todas en Caracas, superpoblada y
abarrotada en las emergencias.
La segunda vez
que la ví, días mas tarde, estaba
sentada, tarde en la noche en admisión. Delante de una computadora que le
habían prestado, porque necesitaba
escribir e imprimir un documento.
Una compañera le había cedido el
aparato, a condición de hacerle el
puesto durante el tiempo que usara para
escribir e imprimir su documento.
Otro compañero
llegó y ella empezó a despedirse. Le dijo
que estaba imprimiendo, precisamente su renuncia.
“¿ Y para
donde vas?¿ A otra clínica?”
Y entonces
ella, ella contó que tenía que aprovechar una
oportunidad que le llegaba, una oferta de trabajo de los Estados Unidos.
El porqué de
su decisión, puede servirnos para darnos otra idea acerca de lo que lleva a
tantos jóvenes a irse hoy de Venezuela. Y es un tema reciente y fresco, a 14
años de haber empezado el éxodo, aparentemente sólo por razones políticas al
principio. En los últimos 50 años se registran dos oleadas de salidas de
venezolanos hacia el exterior. En 1983 , por
el Viernes Negro, la inmensa devaluación que sufrimos y otro
´ que comenzó en 1998, con el ascenso de
Hugo Chávez al poder. Un dato extraoficial indica que en Panamá, Costa Rica y
Colombia , se están procesando 600 solicitudes de visa al mes. Oficialmente, es
decir con documentos hay un millón de
venezolanos en el exterior. Ilegales, no se sabe cuanto más suman a la cifra.
“ Yo crecí en
Oriente. Era una ciudad tranquila, con barrios, como aquí, pero todo en
plano. Y había tierras alrededor. Pero nadie se metía, nadie invadía. Ahí no
pasaba nada.
Me acuerdo que
los títulos de los periódicos eran , con títulos a todo lo que daba la
página : “Capturado atracador de
cadenas”, que era un hombre que le arrancó la cadena a algunas señoras al salir
de misa. O un hombre que había intentado
llevarse a una muchacha que estaba trotando. O
espantos que salían en zonas alejadas y oscuras. Cosas así. No pasaba prácticamente nada. Pero entonces,
sucedió la tragedia de Vargas. Y la cosa empezó por los damnificados que llegaron allá, que cambiaron en menos de dos años el panorama. Y trajeron
todo lo que pasa aquí: atracos, asesinatos, tiroteos. Ahora hay muertos cada
rato, enfrentamientos a tiros. Eso está
horrible. Bueno, a todas estas, yo vuelvo a mi pueblo nada mas en vacaciones. Ya yo tengo un niño
pequeño. Y aquí lo que se ve es muertes
y por el otro lado, escasez”.
Y empezó la
otra parte de su cuento.
“ Yo me
acuerdo que cuando yo estaba pequeña, no faltaba nada . Vamos a decir, que éramos clase media y no
sobraban cosas, pero mis padres encontraban
comida de lo que quisieran, para comprar. Nunca faltó la leche, la carne
, ni las frutas, ni la atención
médica. Ropa, zapatos. Nada de escasez
de ningún tipo. Yo pude estudiar sin mucho problemas. Tuve una niñez normal y
bastante feliz”.
“Y me voy,
porque quiero que mi hijo tenga una vida
normal. Yo no tengo derecho, pudiéndolo hacer y teniendo esta oportunidad, de
condenarlo a vivir en este país, donde a
todos los jóvenes pueden morirse
fácilmente, porque lo que matan por ahí es puro muchacho. Donde cada vez es mas difícil y mas caro estudiar,
Donde un día no hay leche y otro no hay
pastas, o no hay carne, o se desaparece el pollo. O no se encuentran las medicinas. Y dígame
los colegios. Quiero darle otra vida.
Por lo menos, la que yo tuve, quizá alguna mucho mejor”.
“Así que yo no lo pensé dos veces, prefiero trabajar
y darle una vida tranquila, porque
yo sé que todo cuesta. Pero sobre todo , cuesta trabajo y estudio y yo
no le tengo miedo a eso”.
No hubo nadie
en el salón, y había por lo menos cinco personas , que le replicara media
palabra. Sólo hubo un gran silencio. De repente, ella tomó sus copias, que ya estaban listas y
habló de los detalles. Ya la empresa estaba enterada, a lo mejor no se
verían mas. Eran compañeros y amigos.
Se
despidieron.
Me llamó la
atención que en las palabras de ella, no hubo una sola mención de la política.
Por lo menos de la política partidista. Tampoco odio hacia nadie, ni siquiera
resentimiento. Era como si contara una
historia mas. Toda la decisión, en el fondo,
era de modo de vida. Nadie la estaba echando de Venezuela.
Solo una
situación social negativa y la
desesperanza de que este modo de vivir pueda cambiar al tiempo que su hijo
pueda encontrar escuela, comida , seguridad,
prosperidad. O , tal vez me equivoco y
en el fondo, sus palabras son las mas
políticas de todas. Porque ¿ que es la política?, o por lo menos, de donde viene?.
De la ciencia de gobernar a los seres humanos para hacer sus vidas mejores, mas civilizadas, mas racionales, mas felices. Eso, no lo encuentran nuestros jóvenes aquí. Por eso se van. Nuestra doctora lo racionaliza como responsabilidad con su familia y consigo misma. Otros, simplemente creen que ganarán más. Muchos tienen una directa y simple arrechera. Otros se van por miedo a que los secuestren, a que los maten, a que les quiten todo lo que tienen. Esta se va, porque no quiere que le quiten la esperanza.
nuevatoledo@gmail.com
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