"La consigna de otros tiempos vuelve a
aparecer de la mano de un esfuerzo articulado"
Es un hecho: la candidatura de Capriles sube
mucho y en algunas regiones adquiere características de fenómeno. Por otra
parte, la candidatura de Chávez parece estancada y este hecho lo ha lanzado a
cierto desvarío: ofrece amistad a la clase media y a los empresarios que ha
vejado y que en no pocos casos ha arruinado; el resultado es que se duda de ese
estilo pacífico a lo Lobo Feroz con Caperucita. No hay manera de guiarse en
esta tormenta porque no hay indicadores confiables; sin embargo, hay signos de
que Capriles crece y la calle -con toda la prudencia del caso- muestra
corrientes de fondo favorables al candidato opositor.
Capriles comienza a lograr algo que es esencial
para su victoria: aglutinar en un solo haz la aflicción existente. El
descontento es mayoría y ya se ha demostrado. El 52% obtenido por las fuerzas
democráticas en las elecciones parlamentarias, aunque no es mecánicamente
extrapolable a una elección en la cual Chávez compita, indica que la decepción
existe, que hay que organizarla y liderarla. El candidato opositor ha comenzado
a hacerlo de manera intensa y su mensaje antidiscriminatorio, que procura la
paz y entendimiento entre los ciudadanos, se ha hecho eco del hastío existente
por las guerras, las batallas, las divisiones, y el odio esculpido desde
Miraflores.
El mensaje promotor de la paz desde hace algunas
semanas se acompaña por una ofensiva sistemática en contra de Chávez. De este
modo, el candidato muestra su lado amable, inclusivo con los de abajo, y al
mismo tiempo enseña los dientes y las garras al adversario y a quienes de este
lado piensan que una mano sirve para estrechar otra o para ponerla en el pecho
del abusador y frenarlo en seco.
A Dios rogando y con el mazo dando, se muestra
como una actitud que le da mucho más fuelle a Capriles. Ese cambio estratégico
habla mejor de un equipo que puede oír otras voces aunque no sea por la vía de
los amigos más cercanos sino de la opinión pública.
El candidato opositor también adquiere otra
característica que es la del instrumento a la mano, el que se dio la sociedad
democrática para eyectar a Chávez del poder. La memorable consigna de otros
tiempos, "¡Chávez, vete ya!", vuelve a aparecer no de la mano airada
de los marchistas de todos los días, sino de un esfuerzo más orgánico y
articulado con dirección política relativamente mejor entrenada. Paz y el
reemplazo de Chávez constituyen los dos temas del programa de gobierno de
Capriles y a su alrededor se ha unificado un pedazo inmenso de la sociedad.
EL FRAUDE.
En días recientes ha habido dos denuncias que
provienen de voces autorizadas de la sociedad democrática, relativas a la
compra de votos en las comunidades indígenas que se traducen en mesas con
resultados electorales atípicos: 100% de votación y todos los votos rojos. El
Nacional hizo un trabajo en relación con los waraos que fundamentó la denuncia
del diputado Edgar Zambrano de AD en la Asamblea Nacional, en la cual se aprobó
una investigación; y se produjo también la denuncia de Ember Iguarán,
coordinador del Comando Venezuela en temas indígenas, en relación con los
guajiros. Dice Iguarán: "No puede ser que la oposición saque 0 votos y el
oficialismo 400; eso ocurrió en anteriores procesos electorales y es una
irregularidad. Hubo mesas en las que la MUD sacó 2 votos y el PSUV 180.
Insistimos que esas son fraudulentas".
Estas dos denuncias tienen inmenso valor. No las
hacen los furiosos, radicales o iracundos sino moderados dirigentes, y a nadie
se le ha ocurrido la tontera de que estas denuncias ahuyentan a los electores.
Como se ha evidenciado, han permitido la movilización de la opinión pública,
así como acciones políticas e institucionales remediables. Se sacaron las uñas.
No es casualidad que Tibisay Lucena, incondicional chavista, haya considerado
pertinente -junto al consabido, previsible y grotesco acoso a Globovisión-
hablar del "desequilibrio" del canal del Estado, VTV. Puede que no
corrijan nada, pero si les da por el pudor, tal vez tengan más dificultades
para la trampa. También es un indicio de que cuando hablas golpeado, te oyen.
La oposición no sólo está en el proceso de
cubrir todas las mesas sino que se ha abierto camino la idea de que aun siendo
indispensable esta conducta, no basta. La denuncia del ventajismo fraudulento
del gobierno deja sin la hoja de parra la trampa oficial, convierte a cada
ciudadano en un vigilante y motiva mucho más al entender que el liderazgo
democrático comienza a mostrar las agallas sin las cuales no se llega al poder.
ALGO MÁS. La campaña de Capriles parece
ir bien si se atiende a los datos disponibles y a una interpretación plausible
de los movimientos tectónicos de la sociedad venezolana. Sin embargo se poder
hacer más en asuntos decisivos: la incorporación de todos los factores de
manera abierta a la campaña, lo cual no ha ocurrido por aquello de que
-supuestamente- no conviene que el candidato se retrate con éste o con aquél.
En este esfuerzo nadie sobra y todos hacen falta, los de antes y los de ahora,
los de derecha y los de izquierda, los civiles y los militares. La separación
quirúrgica de quiénes sí pueden "aparecer" y quiénes no, tal vez no
reduzca vulnerabilidades y sí genere más grietas.
Se necesita la gente de las nuevas generaciones
y a los nuevos partidos junto a los más antiguos y veteranos. Se comete un
error al pensar que basta que los adecos y copeyanos, masistas y exchavistas,
vayan a votar por Capriles porque no tienen otra opción; no se requiere sólo su
voto sino su entusiasmo, experiencia, su capacidad de traer más gente a este
esfuerzo majestuoso de la sociedad. Además, tenerlos apartados en el desván
porque son "seguros" no habla bien de la concepción democrática de
quienes promueven estas políticas.
Será el nuevo país que se vislumbra el que
colocará a cada cual en su sitio: unos serán populares y otros no; habrá nuevos
partidos, se renovarán varios de los viejos, se hundirán otros viejos y nuevos,
pero todo eso ocurrirá cuando haya libertad.
El otro tema es el del ámbito internacional. No
se ha transmitido en forma creíble la posibilidad de victoria democrática y
esta es una tarea indispensable, porque si un eventual triunfo opositor es
acompañado desde el exterior, las maniobras tramposas internas tienen menos
oportunidad.
Capriles y gente de su Comando han mostrado
capacidad de escuchar aunque sea por vías indirectas. Sería muy valioso que en
esta fase final de la campaña hubiese campo para sumar todas las voces sin que
los que ya están repartiéndose ministerios encuentren que la amplitud que aquí
se demanda sea obstáculo para sus necesidades burocráticas.
Ha de recordarse: para derrotar electoralmente a
Chávez hay que derrotarlo, primero, políticamente. Esto está en marcha pero hay
que lograrlo antes del 7-O.
www.tiempodepalabra.com
Twitter @carlosblancog
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Excelente, muy coherente y pertinente --una vez más-- este escrito de Carlos Blanco. Pedro Paúl Bello
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