Resulta capcioso que el Gobierno denuncie que la oposición no
respetará el resultado electoral, dando por hecho que gritará fraude el próximo
7 de octubre. Como se adivina un clima de fin del régimen, el oficialismo
decide jugar en posición adelantada, se anticipa a los acontecimientos. Sabe
que, a la hora de una auditoría, los votos fantasmas que abultan el Registro
Electoral y las migraciones silenciosas con los cuales el CNE está privando a
muchos votantes opositores de su derecho al voto tendrán que ser impugnados y
denunciados como fraudulentos.
Que los votos de los opositores de Miami el mayor centro de
votación en el exterior tengan que ser depositados en Nueva Orleans, en el
estado de Luisiana, donde los residentes de Florida se verán obligados a
trasladarse o, en su defecto, desistir de sufragar, además de ser una
retaliación política es un proceso arbitrario y viciado que conculca sus
derechos constitucionales. Aunque la rectora electoral, Tania D’Amelio, con una
torpeza rayana en la necedad más absoluta, responsabilizo al Gobierno de
Estados Unidos de expulsar a la cónsul en Miami y ocasionar tantos
inconvenientes a los electores que residen en esa ciudad.
Obstaculizar a los 23.000 venezolanos que viven y quieren votar
en Florida es sólo un detalle en la larga lista de irregularidades que
constituyen el fraude electoral. Además, está la imposición de las
intimidatorias máquinas captahuellas, para hacer creer a los funcionarios
públicos que el Gobierno identificará por quién votaron y torcer sus
preferencias, o provocar abstención; participar en las jornadas de inscripción;
también se han venido multiplicando centros de votación en zonas rurales o bajo
control del partido de gobierno, en los cuales pretenden albergar millones de
votos fantasmas. Para más Inri, la caja negra o Sala de Totalización del CNE ha
sido blindada por los prestidigitadores del oficialismo sin presencia de
técnicos opositores que puedan detectar alteraciones. Se trata de una serie de
irregularidades e ilegalidades que tipifican actos delictivos.
Los resultados electorales siempre han sido manipulados a favor
del Gobierno bolivariano. En esta oportunidad, como la oposición comienza a
mostrarse menos condescendiente, el Gobierno se ha lanzado con una matriz de
opinión para presentarla como irrespetuosa de la institucionalidad,
desestabilizadora, conspiradora y violenta. ¡El mundo al revés! El fraude se
está dando ahora. ¿Cómo? Con la presión sobre los empleados públicos; la
coacción sobre los pobres; el desvergonzado chantaje de obtener los votos de
los damnificados a quienes les vendieron la sensación de que recibirán "la
mayor suma de felicidad posible"; las viviendas equipadas con algunos
satisfactores inmediatos, como una lavadora, una nevera y un televisor.
Es penoso ver a millones de venezolanos que viven hacinados en
refugios, en medio de la promiscuidad y la inseguridad más abyecta, esperando
que el "mesías" bolivariano les resuelva la vida con una casa o un
apartamento. Y sobre eso medra el PSUV. Si gana Capriles, les costará reconocer
el triunfo de la oposición. No quieren abandonar el poder y anuncian la
activación de planes para impedirlo, cuentan con los llamados colectivos y con
un grupito de chavistas fanfarrones que militan en la Fuerza Armada, cuyo
futuro será afrontar diversos procesos judiciales. No puede haber nada peor que
irrespetar la voluntad de cambio en una nación y que los mismos rufianes
pretendan eternizarse en el poder.
La revolución bolivariana no es hoy más que un obituario sobre
el país. Su caída será una señal de vida.
msalazar@cantv.net
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El fraude permanente está en REP no público, en la publicidad atemorizante del CNE; en el uso abusivo de los medios de comunicación y privados por el líder cósmico y su régimen a través de mensajes de supuesta información gubernamental; en las frecuentes e interminables cadenas; en la integración ilegal del CNE por cuatro "rectores" chavistas; en las obscenas presiones y declaraciones militares de anticonstitucional identificación con el régimen; de la negativa del CNE a auditar profundamente las máquinas electorales y a suministrar el o los códigos del sofware; del misterio en la sala de totalización a a cual se niega el acceso permamente de los partidos políticos y sus técnicos; de un plan República cuyo jefe -el Min de la Defensa- ya declaró su desconocimiento al triunfo de la oposición; de la ceguera y sordera del CNE ante los abusos y violaciones de chávez a la ley del sufragio mientras está atento y amenaza a la oposición, y pare Ud. de contar.
ResponderEliminarDicho esto, es necesario insistir en el voto, pero también, indispensable, esperar los resultados en la calle a partir de las 6 pm ese día. No hacemos nada con votar y luego esperar frente a la TV hasta la madrugada cuando ya cansados y medio dormidos seamos comunicados del triunfo multitudinariamente fraudulento de chávez y su banda de fascinerosos.
Debemos tener claro que, como dijo Fidel Castro al estuprador de Nicaragua cuando perdió con la Sra. Chamorro, "revolución no hace elecciones que no vaya a ganar; por lo tanto, pretender que el CNE, conocido vasayo del régimen, publique resultados favorecedores para la oposición, sin una firme presión en la calle, sería de una ingenuidad rayana en la oligofrenia.
Aldo Peter