Como el
bolero, así estamos, entre el amor y el odio. Esta historia del “corazón de
Venezuela” debería reflejar un inmenso amor, ¿verdad? Sin embargo, ¿resulta
creíble o no? Al mismo tiempo, oímos y tenemos los discursos del odio contra
“majunches”, la derecha y demás epítetos descalificadores que se lanzan contra
la disidencia.
Esos discursos
nos hablan de un profundo odio y un gran resentimiento. No soy psicóloga,
¡líbreme Dios!, pero sí fui una persona muy enrollada. Gracias a esa
circunstancia, hice la terapia pareja, de lo cual me siento orgullosa y feliz.
Obsérvese que digo “gracias a esa circunstancia”, pues eso hizo que mi
percepción del mundo, mi lenguaje, mi vida toda cambiara. La gente enrollada
–lo que ya no soy– tiene la tendencia a lanzar sus problemas hacia los demás y
a no hacerse cargo de sus metidas de patas, de sus pequeñas historias o las
biografías comprimidas, como diría Adolfo Herrera.
La tendencia
es a culpar siempre a los otros. Cuando ya se tiene un mínimo de crecimiento,
ese tipo de persona produce lástima. No obstante, cuando esa tipología de
persona se hace del poder, puede hacer mucho daño.
El lenguaje,
confuso y contradictorio, ha ocasionado que se los conozca como “mensajes de
doble vínculo”. La Escuela de Palo Alto, en California, con el Dr. Paul
Waslavik, como jefe de la investigación, encontró que ese tipo de comunicación
es patológica. Conduce, cuando la familia usa esa manera de comunicar, para
dirigirse a los hijos. Esa confusión genera una especie de “cortocircuito” en
el cerebro. Paraliza, daña y hasta resulta esquizofrenisante. Ese ir hacia
adelante y hacia atrás, dando información que confunde, logra de esa forma propiciar
la angustia en los sentimientos, las interrogantes en la mente: ¿somos
materialistas, marxistas, ateos? ¿O, por lo contrario, somos religiosos,
seguidores de Jesús, el Cristo o la Virgen?, las dos cosas se contradicen. Más
aún, seguidores de las “ánimas de la Sábana”, los paleros y los babalaos, entre
otras prácticas exotéricas. ¿Se imaginan qué confusión? Esto va más allá del
mestizaje, el sincretismo, cualquier tipo de consideración. El pragmatismo en
la religión es extraño. La pregunta que se nos ocurre, ¿son los venezolanos
seguidores de Chávez capaces de asimilar esa estrategia maléfica? O ¿serán
vencidos por la locura?
Periodista y
profesora de la UCV
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El revés del “Odio” no es el Amor sino el “Oído” y un buen comienzo es empezar a escuchar…
ResponderEliminarSaludos en letras