No es cosa fácil vencer en elecciones a un tirano
cuando se trata de uno de corte carismático. Porque un tirano "a
secas" estilo Bashar Al Asad (el de Siria, para más señas) utiliza toda la
estructura del Estado para imponerse fraudulentamente en cualquier votación y
nadie se espanta cuando se le anuncia ganador, es el lógico resultado ante la
violencia y el dinero aplicado sin límites desde el poder. Dicho círculo
vicioso concluye sólo ante una rebelión popular.
Distinto el caso nuestro, nos tocó en suerte el
carismático. El teniente coronel Hugo Chávez, con su especial capacidad para
atraer y fascinar personas en pro de su ideario político: el socialismo,
alcanzó un punto tal de dominio sobre Venezuela que la dirigencia política
llamada a derrotarlo ha adoptado como estrategia "seguirle el juego".
Sobre esta temática ha sido mucha la tinta
empleada, no por ello está demás profundizar en torno a las consecuencias de
tal postura. Debemos precisar. Este "seguirle el juego" lo
circunscribimos a aquellos aspectos políticos álgidos donde la MUD se reconoce
incapacitada para contradecir las absurdas tratativas de Hugo Chávez sin que
tal objeción derivase en perjuicio electoral. Por ejemplo el tema de la salud
de ese militar.
Una dirigencia política promedio, en cualquier
parte del mundo, tomaría como su principal bandera electoral el examen clínico
del prenombrado militar por parte de una junta médica ad hoc, suficiente como
para determinar su capacidad mental y física de continuar al frente del Estado
venezolano, todo ello conforme a la Carta Magna.
Muy por el contrario, la Mesa de la Unidad
Democrática prefiere "pasar debajo de la mesa" en tan delicada
cuestión ello por una evidente incapacidad para afrontar las consecuencias
políticas de una diferente acción, so pena de continuar gobernados por quien a
partir del 11 de abril de 2002 sólo ha brindado muestras de ineptitud
gubernativa ¿Qué podríamos esperar entonces del teniente coronel ante una
dolencia médicamente grave?
Similar es la circunstancia que abate a nuestra
MUD tratándose de la campaña "Don Regalón" adelantada por el
socialismo en gobierno, eso sí en proporciones nunca vistas en el orbe. No es
secreto para nadie, que ningún Estado en
la historia de la humanidad ha tenido la capacidad de sufragar de manera
sustentable todos los requerimientos materiales de sus pobladores. Porque no es
esa la razón de ser de los Estados nacionales. Intentarlo siquiera sólo puede
traer como consecuencia la ruina de ese Estado y con él la de toda una nación.
La grave crisis económica que actualmente padecen varios Estados europeos sólo
en virtud de gastos públicos superiores a sus reales capacidades financieras
puede servirnos de ejemplo. Sin embargo, nuestra dirigencia demócrata se niega
a repudiar públicamente tan gigantesca dilapidación de recursos, todo por
carecer de una propuesta política de igual o mayor atractivo electoral. La
hecatombe financiera del Estado venezolano "quedará para otro
momento". Es decir "Chávez dio en el clavo".
En fin, un círculo vicioso nada fácil de romper,
lo dijimos al inicio, pero no por ello
daremos la espalda a la racionalidad, esa que nos llama a
"arrancarle la fachada democrática" a este régimen destructor, algo
plausible con el lenguaje ordenado y prudente característico de nuestro
candidato demócrata presidencial, estrategia adecuada para acabar de una buena
vez con la farsa carismática gobernante y evitarle a Venezuela una debacle
sistémica superior a la presente. ORA y LABORA.
caballeropercival@hotmail.com
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