La reciente visita de la hijita
y sobrina de los dos carniceros de la Isla de Cuba ha producido, como era de
esperarse, una reacción entre aquellos que en el exilio no están dispuestos a
claudicar sus ideales de ver a Cuba libre de la mafia a la que nuestra
brillante clase de políticos de antaño le entregó el poder hace ya más de medio
siglo.
Los ataques que se le dedicaron
a esa hijita de Raúl están bien. Eso aunque no logra mucho es una manera
necesariamente ineludible de decir: ¡Presente! Aquí todavía estamos.
Sin embargo, hay que mirar más
allá y no dejarnos engañar por el juego de las tres tapitas que se trae la
presente administración con el régimen de los Castro.
¿Se ha dado usted cuenta,
estimado lector, lo que significó esa visita de la hijita de Raúl? No se trata
de un funcionario cualquiera del régimen. No. Se trata nada menos que la hija
de Raúl Castro. ¿Se puede llegar más cerca a la cima del poder en Cuba que una
hija del dictador?
Eso estaba perfectamente
planeado.
¿Se ha dado usted cuenta de lo
que en realidad había detrás? Pues nada menos que a nivel nacional atacar
ferozmente al exilio cubano, el exilio que no está dispuesto a entrar en
componendas con el régimen de los Castro. Y estos ataques nada menos que de la
hija de Raúl se produjeron nada menos que en la Universidad de Harvard, centro
cimero de la izquierda académica de esta nación. De más está decir que en este
rejuego de las tres tapitas de tahur taimado la administración presente no
puede aparecerse con uno de sus propios funcionarios haciendo estas
declaraciones. De por medio están los 29 votos electorales en la elección de
noviembre. Había que buscarse otro vocero.
No, aquí hay gato encerrado, y
este gato huele muy mal. ¿Y cuando veremos nosotros con perfecta claridad ese
gato? ¿Todavía no se lo ha sospechado usted? Pues después del 6 de noviembre
del 2012… si es que, claro está, el ocupante de la Casa Blanca resulta
reelecto.
Eso es lo que nos viene encima
pues esta administración está dispuesta a comenzar la apertura y el restablecimiento
de relaciones con el régimen cubano en una triangulación sub rosa de La
Habana-Washington-Roma.
¿Y qué podemos hacer nosotros
los que estamos opuestos a ese rejuego? Pues sí podemos hacer algo, y algo muy
importante y decisivo que es contribuir con nuestro voto a negarle a quien los
necesita esos 29 importantísimos votos de la Florida.
Eso es lo que nos viene para
arriba con esa reelección. Avisado queda usted lector.
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