No dejan de sorprenderme las salidas mediáticas del candidato oficialista. Una de las últimas fue manifestar su indisposición a debatir con el candidato de la oposición basado en que tal persona, antes “majunche”, ahora es “la nada”.
Sesuda observación del equipo de asesoramiento que le aconseja el uso de semejantes calificativos para no tener que enfrentar las realidades que plantea la unidad opositora.
Es evidente que se saldrá con la suya y no dará el espectáculo que los demás deseamos ver, no sólo por ver a Capriles debatiendo sobre las bondades de nuestros intereses ideológicos políticos, sino por ver como defiende el Presidente, después de 14 años, el inmenso fracaso de las políticas oficialistas y cómo, con su desparpajo y jaquetonería, vuelve a plantear las propuestas electorales que ya le hemos oído tantas veces y no hemos visto cuajar. Sería un debate entre lo prometido no cumplido e incumplible y lo necesario, cumplible y obvio para los ciudadanos.
La descalificación del adversario es clave para el gobierno. No saben cómo hacer para presentar batalla, sólo a través del insulto, el desprecio y el amedrentamiento, se sienten apoyados y seguros. Tu candidato no sirve, el mío sí.. Dominamos y controlamos todo, hasta los posibles candidatos a los que puede tener acceso la oposición. Ustedes son “nada”, sus candidatos también son “nada” y nos aseguraremos de que aquí en este país no pueda haber otro gobierno que el que queremos imponerles…
Así es como funciona el esquema electoral oficialista. Ayudados por la huella dactilar que identifica y abre el sistema de la máquina de votar y recuerda el quién y el voto. Amedrentamiento puro y simple. Las computadoras para funcionar guardan todos los procesos de acuerdo con el tiempo marcado por el reloj interno. Fácil y total “tramparencia”, aceptada con la misma pasión que aceptamos ganar el referendo de la modificación de la Constitución y sin embargo la modificaron y la siguen modificando.
Afortunadamente en la oposición ya sabemos, después de tanto insulto y maltrato social y económico, que la defensa que hacen los oficialista de su candidato y sus políticas no es ideológica sino encubridora de corrupción y complicidad negligente contra la nación. Saber eso ya es algo.
Algo es antónimo de nada y es sinónimo de bledo, por eso es que me importa un bledo lo que digan de mi candidato, que no tiene nada que ocultar ni rabo que pisarse. Prefiero seguir viendo a Capriles ganar venezolanos a nuestra causa, casa por casa, y me importa el mismo bledo que sepan por quién voté y seguro que a los millones que elegirán a Capriles, también les importará un bledo las listas de votos y votantes. Lo importante será siempre la Venezuela del futuro, democrática, respetuosa y enaltecedora de las libertades individuales.
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