La ley de Cristo, que se cumple en el amor, nos obliga a procurar la salvación
de las almas más que la del cuerpo. San Francisco de Asís
El 6 de marzo de 1964 se firmó el acuerdo entre la República de
Venezuela y la Santa Sede Apostólica, concordato que fue declarado
posteriormente Ley y publicado en Gaceta Oficial Nº 27.478, en junio del 64.
En su primer artículo convenían: El Estado Venezolano
continuará asegurando y garantizando el libre y pleno ejercicio del Poder
Espiritual de la Iglesia Católica, así como el libre y público ejercicio del
culto católico en todo el territorio de la República.
Pero ese modo de vida, ha sufrido altibajos con este
Gobierno, con un presidente a la cabeza que al referirse al Cardenal Jorge
Urosa Savino, en cadena nacional, lo tilda de “Indigno” y de “Troglodita”,
amenazándolo de demandarlo ante los tribunales de justicia y de pasar el resto
de su vida dedicado a criticarlo. Ofendiéndolo simplemente porque en varias
ocasiones ha denunciado el rumbo que toma el Gobierno.
El Presidente pretende desconocerle el sagrado deber que
tiene el Cardenal de alertar a los católicos sobre los peligros que corren los
valores y los principios morales y religiosos que se encuentran en juego ante
la situación que vive Venezuela.
En realidad nunca se ha tratado de una posición personal del
Arzobispo de Caracas, el 8 de junio del 2009, los Obispos Venezolanos, durante
la audiencia que les concedió su Santidad el Papa Benedicto XVI alertaban como
el proyecto revolucionario “socialismo del siglo XXI”, había dividido a los
venezolanos, provocado violencia, inseguridad y odio, poniendo en riesgo la
convivencia democrática.
Declaraban haber actuado con unanimidad, dentro del marco de
su misión religiosa y evangelizadora, convocando a todos los sectores al
entendimiento, al diálogo y a la reconciliación, apelando a las raíces
cristianas del país y recordado tanto a gobernantes como a gobernados los
principios fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia, defendiendo a los
más pobres y buscando el bien común.
Reconocieron que el ejercicio de su ministerio, les había traído
incomprensiones y ataques por parte del gobierno.
Y terminaban implorando la bendición apostólica sobre todas
las diócesis de Venezuela, sobre los miembros de la Iglesia, sus pastores y
laicos, sobre las comunidades parroquiales, los pueblos indígenas, los
campesinos, obreros, sobre los enfermos, los encarcelados, los secuestrados y
los que han emigrado a otras naciones en busca de mejor calidad de vida.
El presidente Hugo Chávez ha pasado años declarándose
Marxista, alabando la revolución de Fidel Castro y a descalificando a los
sacerdotes y ministros de la Iglesia.
Organizaciones políticas próximas al proyecto de Chávez han
ido mucho más lejos, al límite de la aberración atroz, APORREA siente necesidad
de ir más allá que el Presidente y publica en un artículo firmado por Ricardo
Abud: “Ellos (La jerarquía eclesiástica) aman a Dios solo porque les conviene,
ensucian su nombre y desvían la fe en función de su conveniencia”.
El vocabulario Chavista, una vez más se mostrará patético “El
pueblo venezolano… se liberó de la “sodomizacion” ideológica” y finaliza su
artículo con la famosa frase “Patria, Socialismo o Muerte… Venceremos”.
Pero ahora, ante el difícil proceso electoral el presidente
venezolano ha recurrido a la religión como refugio y estandarte, exhibiendo un
pequeño crucifijo y pidiéndole a Dios que le deje vivir más tiempo, olvidando
las sabias palabras de Juan Pablo II “El cumplimiento de la voluntad de Dios es
la fuerza del creyente”.
Pareciese que desde Cuba intentan ganar ventaja política con
la enfermedad, Luis Vicente León, analista político, señalaba “Dado que no
puede esconder la enfermedad, aunque sí puede esconder su característica y
peligro, ha decidido tomar toda la ventaja que pueda y una ventaja es el tema
simbólico y religioso”.
Últimamente el Presidente-Candidato se muestra mencionando
más a Jesucristo en sus apariciones televisivas y menos a los espíritus de la
sabana, no desconocemos el derecho que tiene a buscar consuelo espiritual, solo
analizamos la puesta en escena pública.
“Es como un pacto con Dios, mi Señor”, dijo el gobernante,
pero la Iglesia le recuerda que no es lo mismo pedirle a Dios que realizar
ritos con los santeros.
El presidente debería informarse mejor de doctrina de la
Iglesia “Cuando un hombre renace a la vida por la sabiduría divina, que siempre
busca nuestra salvación, debe volver su mirada hacia Dios para escapar de la
perdición”, por lo tanto deberá arrepentirse para salvar su alma, practicar las
virtudes contrarias a los pecados cometidos, actuar en nombre de Cristo y
preparase para recibir al Espíritu Santo, solo así se abrirán las puertas del
cielo.
Como cristianos sentimos lo que le sucede y debemos pedir por
la recuperación del Presidente, otra cosa son sus errores políticos, ellos
serán juzgados por las instancias que establece la ley.
Para su tranquilidad espiritual, citamos de nuevo al Papa
Juan Pablo II: “En realidad, todas las cosas, todos los acontecimientos, para
quien sabe leerlos con profundidad, encierran un mensaje que, en definitiva,
remite a Dios”.
nelsoncastellano@hotmail.com
Nelson Castellano-Hernández es ex cónsul de Venezuela en Paris y
Presidente de Venezuela-Futura, Francia
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