Nosotros, ciudadanos venezolanos (as) fuimos
favorecidos por la Divinidad para nacer, crecer y reproducirnos en un
territorio vasto, bañado por el Mar Caribe, tres cordilleras, inmensos lagos,
ríos caudalosos, climas para escoger, llanuras repletas de fauna y flora, gente
de varias razas con costumbres heredadas de las mismas, poseemos fronteras con
varios países; para abreviar, cualquier
habitante del planeta quisiera haber nacido en un área como la que describo, quedándome
corta, por aquello del espacio y de su tiempo, amable lector.
Pero
también nos dotó cada linaje con sus malevolencias camufladas en cada culto,
sus costumbres maliciosas, pícaras, socarronas, sus deleites estrambóticos,
nuestras peculiaridades para actuar en contra de todo semejante que se nos
atraviese en el acontecer cotidiano.
Nos
estorba todo lo que no nos genere beneficios, y lo temible y terrible es que
quitamos de en medio, con los métodos que sea, al padre, madre, hermanos,
amigos, desconocidos, en concreto: queremos desaparecer de nuestra esfera a
cuanto mortal exista sin rendirnos sumisión
Allende
los lustros, era de vital trascendencia ser cortés y altruista, se vivía
respirando la atmósfera física y mental con deleite y sencillez -tendría que
someter a estudio si era por belleza interior o por conveniencia- pero como
haya sido, al menos se guardaban las apariencias.
Este
preámbulo lo utilizo para acceder sin gritar a las almas venezolanas–hasta
ahora nadie puede negar que todavía la tenemos, por que nos movilizamos- ¡He aquí
la palabra que eludía desde el comienzo!
El
preámbulo electoral para las llamadas elecciones del 7 de octubre ha venido
convocando a los candidatos a gobernadores a visitar los pueblos, municipios y
parroquias y manifestar sus propuestas electorales. Buen punto para ellos, que
dejan de disfrutar de las comodidades y privilegios que por su esfuerzo merecen
para visitar a la Venezuela Profunda, exponiendo su integridad física, para
expresar en cada medio de comunicación su rabia contra la corrupción imperante,
empezando por los que deberían dar ejemplo: los políticos elegidos por nosotros
para que nos sometan y depreden, que no se conforman con el salario que les
pagamos y meten sus manos en el erario robando miles de millones de bolívares
que sin duda, bien empleados, bajarían el índice de pobreza al 1%.
Lo
que más me duele, como escribidora que también soy, es que nuestros análogos
articulistas y columnistas de los diarios regionales no le hagan mucho eco,
como sí observo que lo hacen muchos reporteros, periodistas y algunos políticos
de manos limpias, o que lo aparentan, marchando con ellos y sacando pecho.
He
buceado las columnas escritas en los diarios regionales venezolanos y no hallé
más de dos que mencionaran la teatral modalidad de protestar contra los infames
que saquean nuestras riquezas. Por los correos que he recibido, aquí se armó
Troya contra mí, vulnerable ciudadana que osadamente escribe sin ser una
erudita escritora, “ya lo sé”.
britozenair@gmail.com
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