No quiero entrar al fondo
filosófico del “ser” y menos pretendo estructurar un tratado referente al
“deber ser”, lo que busco es plasmar lo que sucede cuando dejamos nuestra
supervivencia en manos de quienes no valoran lo fundamental de la vida.
Si bien Venezuela tiene en
su tierra y su mar mucho más de lo necesario para ser una nación plenamente
desarrollada, adicionalmente cuenta con sus hijos, un inmenso cúmulo de
individualidades que han logrado brillar en la historia; cuando alguna de esas
individualidades se planta firme y decide avanzar, el mundo se le hace pequeño
en su ambición de llevar el nombre de su madre Venezuela a los límites de lo
inimaginable.
Esas individualidades,
cada una a su escala y enfocados en su misión, fundaron los pilares de sus
luchas en valores y principios intangibles, valores y principios que son la
esencia de la vida, eso llevó a unos a conducir su nación a dar la vida por su
libertad y la de sus hermanas, y a otros a encimarse hasta lo intolerable en
pro del orden y desarrollo de esta misma tierra. Eso sucedió no sólo en hombres
de armas, los encontramos en las ciencias y en las letras, a muchos de ellos
les dimos la espalda como colectivo, pero ellos como individuos nunca dejaron
de poner en el alto el nombre de su Patria.
Y ahí esta la clave de
nuestros éxitos y de nuestro actual fracaso, la elección de sus líderes por
parte del colectivo marca la diferencia, no es lo mismo pretender seguir el
camino trazado por quien no logra sentir lo intangible, que seguir a quien siente
y entiende lo fundamental de la vida.
Durante años hemos
entregado nuestra búsqueda de futuro a un liderazgo irresponsable y
predispuesto a la exaltación de lo incorrecto, generando así una espiral de
pérdida de respeto individual y la consecuente pérdida del amor patrio. La
oscura fosa donde nos encontramos hoy como nación es el resultado de una
política dedicada a estimular la irresponsabilidad, totalmente consecuente con
la exigencia de un colectivo que decidió que ése es el camino correcto.
En fin, es el país, son
nuestros hijos los que pagan y pagarán muy caro nuestra estimulada
irresponsabilidad. ¿Y es este país donde claramente se evidencia una profunda
crisis ética, que no valora ni aprecia lo fundamental, es el que se pretende
salvar sólo preocupándonos por lo tangible? Si bien tenemos problemas
eléctricos y de acueductos, tanto como los hay en alimentación y seguridad,
aunado a un increíblemente pobre nivel educativo, no es el discurso electorero
lleno de vacíos y lugares comunes el que conquista la voluntad de lucha de un
pueblo. Si como nación no entendemos que lo que
está en juego es la Libertad, lo existencial, sin terminar de entender
lo profundo del foso en que estamos sumidos, sólo se conquistarán votos,
inútiles votos cuando no hay democracia. Impulsemos lo intangible y hagamos
nuevamente tangible a Venezuela. Quien no siente ni entiende qué es Dignidad,
Honor, Orgullo, pierde su Libertad y entrega la Patria.
@noelleal
editor@venezuelavetada.com
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