“La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió” F. Quevedo
Toda comunidad necesita pautas, códigos, para una buena
convivencia, en la cual todos los integrantes debemos estar comprometidos a
cumplirlas y hacerlas cumplir. El código de convivencia tiene como objetivo la
adecuación de los estilos de convivencia socio-política a los requerimientos de
la sociedad actuando como contracultura frente a la pérdida social y política
de valores.
Los CC se corresponden con el respeto por la vida, la integridad
física y moral de las personas; la no agresión verbal, física, o gestual;
entendiéndose también por agresiones la discriminación, la desvalorización y la
burla; la justicia, la verdad y la honradez; la defensa de la paz y la no
violencia; el respeto y la aceptación de las diferencias; la solidaridad, la
cooperación y el rechazo a todo tipo de discriminación; la responsabilidad
ciudadana, el respeto de los símbolos patrios y el compromiso social; la
responsabilidad individual atendiendo a la dignidad como ser humano y sus
necesidades básicas.
Ante la realidad gubernamental no podemos menos que afirmar que
el gobierno de HChF ha roto los CC en nuestro país, cuyos tenaces engaños y
agresiones físicas, gestuales y verbales ofenden a la ciudadanía estremeciendo
las ficticias bases de una república seudo democrática, produciéndose de manera
inexorable el quiebre de la estructura social y del sistema político por parte
de los representantes del crapuloso gobierno de fuerza que atropella la colectiva
voluntad de la sociedad y martiriza a sus ciudadanos, de tal manera que menor
es la credibilidad cuanto mayor es la brecha entre sus dichos y sus hechos.
La ruptura de los CC se manifiesta hoy, en haber llenado al TSJ
y a las Instituciones Fundamentales, mediante una elección impropia y corrupta
de hombres y mujeres pertenecientes a una seudo ideología política intolerante
que erosiona la confianza pública en esos organismos, (Ejm. El caso de los
Cuadernos Votación.) La legitimidad de las decisiones judiciales depende, en
parte considerable, de la confianza pública depositada sobre la idea de que los
jueces está comprometidos, predominantemente, no en formular juicios políticos
particulares u ordenados por una capataz, sino en aplicar el ordenamiento jurídico,
así que cuando más influya un presidente en predeterminar la decisiones
judiciales, más socava los fundamentos de su legitimidad y rompe los CC.
El 7/O la nación regresará
a la vida democrática, soberana y libre, lo que genera desde ahora la saludable
costumbre de la sociedad de actuar, con unidad superior, en la política,
expresar sus opiniones sin miedo, disentir abiertamente del atropello
gubernamental y judicial, así como ejercer el reclamo ciudadano a ser oído. El
comportamiento corrupto, desleal, traicionero y tortuoso es signo de
decadencia, no de habilidad política. Con la unidad superior de nuestra
sociedad y la candidatura de H. Capriles y su programa de gobierno rescataremos
los Códigos de Convivencia. El reto es Venezuela
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Totalmente de acuerdo con el autor de este escrito. Los códigos de convivencia -presentes en los conglomerados humanos desde que el homosapiens es 'gente'- son vitales para que podamos salir del foso a donde nos ha conducido el castro-comunismo de 'el-innombrable'.
ResponderEliminarSu lector de siempre,
Andrés Simón Moreno Arreche