Estoy de acuerdo con
quienes afirman que la confrontación entre la democracia y la dictadura, el
socialismo comunistoide y la libertad, es inevitable. Trasciende la lucha ya
planteada por la Presidencia. Es mucho más que un problema electoral que
resolveremos este año. Parte del problema está en que el Jefe de este nefasto
régimen ha enloquecido. Sus intervenciones posteriores al 12F ratifican su
falta de ética, una dramática ausencia de estructuras interiores y de amor por
Venezuela, mediante agresiones insólitas contra el flamante candidato que el
pueblo eligió como alternativa democrática para el 7 de octubre próximo.
Utilizaba como coartada
retórica aquello del “socialismo del siglo XXI” que ya pasó a mejor vida junto
la perversa consigna de “patria, socialismo o muerte”. Quizás siente demasiado
próximo el aliento de la última palabra y considera pecado repetirla. Ahora se
trata de un “viviremos” imposible de aplicar a esta moribunda etapa
gubernamental, la peor de todos los tiempos. Como tampoco le sirve, radicaliza
la condición socialista de un proceso comunista a la cubana, que no funciona
aquí. Tampoco allá, según expreso reconocimiento de los hermanos Castro. Acusa
a la mayoría opositora de burgueses, oligarcas, imperialistas, antibolivarianos
y a Henrique Capriles Radonski como el candidato de esos factores. Queda muy
mal ante propios y extraños. No tengo dudas, está derrotado de antemano por
quien se crece con demostraciones de seriedad, altura y verdadera vocación
patriótica.
Hugo Chávez no merecía, ni
merece, ser Presidente de Venezuela. Lo ha hecho muy mal. Ha generado
demasiados daños, algunos irreversibles. La ineficacia y la corrupción han sido
características básicas del régimen. Pasará a la historia como un vende patria
sin precedentes, que puso los intereses claves de la nación en manos del
gobierno cubano. Despilfarró el enorme ingreso fiscal en negociados con
gobiernos forajidos, en buscar apoyo político a cambio de dinero negro para los
petrochulos del ALBA, en soporte a grupos subversivos e importaciones masivas
de artículos básicos para esconder la destrucción del aparato productivo
privado. La cobardía es la máxima expresión del abuso de poder. Pero se acabó.
Está mal.
La confrontación es
inevitable. No entre dos personas. Las diferencias entre ellos están a la vista.
Será entre los principios y valores fundamentales de la democracia y la vida en
libertad y el socialismo a la cubana que pretende imponer. Un consejo para
Chávez. Ocúpese de su maltrecha salud. Trate de vivir lo que pueda. Lo otro no
tiene remedio. Tendrá que entregar. Capriles ganará y usted entregará, por las
buenas o por las malas.
oalvarezpaz@gmail.com
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