En la revista Debates IESA,
de enero 1998, publiqué un ensayo titulado "El Rentismo: Un modelo viable
para Venezuela". Ahí sugerí la posibilidad que, contrario a lo que es la
costumbre nacional de hablar mal sobre el rentismo petrolero, visualizásemos la
posibilidad de convertir a los venezolanos en unos buenos rentistas.
Un modelo rentista no tiene
nada que ver con una actitud facilista o de vagabundo. Todo lo contrario. Un
modelo rentista obliga tanto al ahorro como a la formación de un sólido
carácter que sepa asumir de forma responsable el manejo de la riqueza en pro de
futuras generaciones. El buen rentista vive de las rentas y no se come el
capital, o el petróleo.
Y ese artículo fue antes de
este gobierno y esta bonanza... ¿Cuánto no podría hoy haber en una cuenta de
capitalización individual de cada ciudadano venezolano si las resultas
petroleras no hubiesen sido entregadas al cacique de turno? La cifra,
dependiendo de la capitalización lograda, sería, o como para llorar, o para
matar.
¿Y de que viviríamos? De lo
que vive un país normal, de su trabajo, entre los cuales, en nuestro caso,
estaría también el de cuidar los capitales.
Cierto, si bien ser un país
petrolero dificulta ser competitivo en otras actividades económicas que
compiten internacionalmente, especialmente cuando los precios petroleros son
altos, eso no lo hace imposible. Por ejemplo, en lugar de buscar producir
copias baratas de artesanías típicas con las cuales competir, hay que buscar
darle un alto valor agregado a tales artesanías... y ejemplos de ese valor
añadido que puede traspasar la barrera de una sobrevalorización cambiaria, hay
muchos en nuestro país... sólo que aún no suficientes.
Pero el buscar valor
agregado significa escalar en el desarrollo y no bajar al primitivismo. Y eso
jamás lo lograremos si continuamos aceptando el "agarrar algo aun cuando
sea fallo", sin querer darnos cuenta que eso sólo nos condena a quedar fallos
de por siempre.
Yo espero del próximo
presidente muchas cosas... mejor dicho, espero que haga muy pocas cosas, pero
bien hechas.
Entre lo que espero se
encuentra por supuesto que desde el primer momento apoye que las leyes se
cumplan de manera legal, y que haga de todo para colaborar en lograr una básica
seguridad ciudadana... y sin lo cual estamos todos condenados a terminar
cloacalizados.
E igual espero una
información absolutamente precisa sobre el valor real de las resultas
petroleras que extraemos del subsuelo, día a día, y per cápita. El ocultamiento
de tales cifras solo es el resultado de una componenda entre quienes tienen
interés en evitar tener que dar una rendición de cuentas.
E igual espero que el
gobierno y el cacique de turno se dejen de subsidiar el consumo de los
capitales y se dejen de decidir en que hemos de despilfarrar o agarrar fallo.
¡Ni un litro de gasolina regalada más, y ni un dólar preferencial, a nadie y
para nada! A quienes queden demasiados afectados habrá que, por supuesto, darles
un ingreso compensatorio. Simplemente no podemos seguir siendo el país de la
gasolina gratis o del Bazar Recadi o del Bazar Cadivi. Claro que quizás el
cacique no podría lograrlo eso para el día de ponerse el plumaje... pero por lo
menos debería intentarlo.
Repito, lo ético es no ser
unos malos rentistas y botar los capitales para así terminar teniendo que
trabajar con sólo las uñas y nuestro sudor de frente. Lo ético y lógico es
buscar ser buenos rentistas... jamás aceptando que se nos entregue algo fallo.
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