Conversandito
en twitter sobre el significativo programa “Rumbo a las Primarias” conducido
por Chuo Torrealba, se me ocurrió comentar que todos los candidatos eran tan,
pero tan buenos que habría que idear una fórmula para que todos estuvieran en
el próximo gobierno. Ponerlos en una coctelera quizás, una licuadora?.
Ello
me dio pié para presentarles esta suerte de travesura culinaria para definir a
los candidatos de oposición desde el punto de vista gastronómico. Y claro
está…también tuve que incluir a Chávez pues, estoy segura, le encantaría
encarnar el rol de opositor de sí mismo dado lo difícil que resulta sostener la
defensa de su gobierno de 13 años… o como si dijéramos: 1 CAP +1 Caldera + ¾ de
Lusinchi.
Debo
reconocer en esta nota el aporte de mi hija #4 con quien realmente me divertí
buscando un platillo que describiera a cada personaje a la vez que me brindó la
versión de un paladar joven en la travesura
En
una próxima entrega presentaré la visión gastronómica de las municipales. Hoy
arranco con los candidatos a las presidenciales y por estricto orden
alfabético…porsia.
Diego
Arria: es como la guindilla. Ese ajicito español picantosísimo que se usa en
pocos platos y básicamente de pescados. Hay que usarlo con discreción para no
arruinar el alimento y sobre todo debe ser manipulado con el mayor cuidado para
evitar que las manos escuezan. Es un excelente condimento… no un plato.
Henrique
Capriles: Para Henrique pensé que lo que lo describiría es un plato serio, que
resuelva sin falsas pretensiones: una punta trasera a la brasa, con papas
fritas y guasacaca. Grato y apto para todos los paladares, del presidente de
una trasnacional hasta el autobusero de línea y si es con una Polarcita bien
fría, mejor. Ante la duda a la hora de decidir dónde y qué comer, es un
platillo en el que todos pueden coincidir y sentirse satisfechos.
Leopoldo
López: No fue fácil ubicarlo gastronómicamente. Finalmente acordamos que
Leopoldo es como el sushi. No todo el mundo es fanático, pero a los que les
gusta, deliran con él. Una vez que se aprende a comer, encanta. Es un platillo
en cuya preparación los ingredientes siempre son muy frescos y obligatoriamente
de la mejor calidad. Siempre es grato a la vista porque es un platillo donde
presentación, contenido y sabor son siempre de primera. Dejó de ser aquella
exquisitez para los paladares educados en el Avila Tei original del Rosal y
ahora es una franquicia popular presente en todos lados.
María
Corina: Sobre ella tuvimos dos versiones y como las dos me parecieron
acertadas, les pongo ambas. Para mí, sin la menor duda, Ma. Corina es foie
gras: plato exquisito para gustos refinados. Se paladea, se saborea despacio.
Requiere cierta iniciación por un gourmand pero una vez que se conoce, te haces
adicto para siempre. Un manjar no requiere mayores explicaciones.
Para
mi hija, Ma. Corina es más parecida a los tequeños, los de Helena Ibarra
específicamente, hechos de hojaldre, rellenos de queso de cabra y con jarabe de
papelón. Conceptualmente tienen algo de maternal y mucho de familiar. A pesar
de la sofisticación de la versión Ibarra -mi hija dixit- no dejan de ser
tequeños, los que nos emparejan y hermanan, esos que simplemente definen la
venezolanidad.
Adendum:
Había terminado este artículo el día de la presentación de la Memoria y Cuenta
de Chávez. Sobre las 9 horas y media de perorata que no dejaron un recuerdo,
excepto la longitud, privaron las 3 palabras de María Corina al presidente. En
twitter escribí: Chávez demolió la democracia con dos palabras “Por ahora”,
María Corina usó tres para demoler a Chávez “Expropiar es robar”.
Después
de sus 3 palabras y el efecto que causaron, no puedo dejar de añadir que María
Corina resultó como la levadura: ingrediente cuya propiedad duplica el tamaño
de la masa original.
Pablo
Medina: Sabor, lo que se dice sabor, no tiene. Por eso lo veo así como el
casabe. Cuando uno lo tiene enfrente, sobre todo tostadito con mantequilla, le
gusta y lo come sin parar. Eso sí, no es comida, sino acompañante.
Pablo
Pérez: A Pablo me lo imagino, gastronómicamente hablando, como un sancocho de
gallina. Tiene de todo, muchos ingredientes sin medidas específicas sino a
gusto de quien cocina …o de lo que se tiene a mano. Se prepara igual en una
Lagostina que en una lata en la playa. Pero ¡ojo! se puede aguar si el cocinero
lo quiere hacer rendir sin prudencia y la gallina, la estrella del plato, es
tan delicada que se puede poner piche si no se manipula bien.
He
ahí cómo veo el panorama gastronómico-electoral de los candidatos.
Variado,
plural. Clásico y tradicional. Lo suficientemente audaz y lo prudentemente
confiable. Nutritivo y sanador siempre.
Abarca
todos los gustos y complace todas las edades. Realmente un festín a nuestro
alcance.
Imposible
prescindir de ninguno de ellos.
Pero
toca completar esta travesura incluyendo la versión culinaria de la otra
opción. La que viene del gobierno y que sólo se puede definir como “plato
único”, así como único es su candidato.
Para
pensar este plato acudieron en mi ayuda los jóvenes de la familia. Lo
describieron así (preparen su imaginación y sobre todo su hígado!) : imaginen
una arepa frita, rellena de pulpo, con huevos de codorniz en salsa BBQ y
tropezones de chorizo.
…
Dejé
la línea en blanco para que realmente se imaginen engullendo esa granada
estomacal…6 años más.
Aunque
nos gusten los ingredientes por separado, al pensarlos así, revueltos, su
ingesta garantiza, lo mínimo, un espasmo intestinal. Parecido a estos 13 años
de cólicos políticos. El infarto de colon sobrevendría porque ese platillo se
serviría -no lo olviden- como desayuno, almuerzo, merienda y cena.
…
Otra
línea en blanco para que hagan el ejercicio de imaginar tal dieta.
Si,
la opción democrática, con cada precandidato nos brinda la oportunidad, no de
servir, sino de escoger el ser servidos. Con variados sabores. Pero hay algo
aún mucho mejor que eso: esa oferta va para todos.
Imaginar
ese mañana donde a todos por igual nos conviden para compartir mesa y alimento,
es razón más que poderosa para un justificado optimismo.
Pero…así
como para preparar cualquier platillo lo primero es tener una cocina, para los
venezolanos lo primero será Votar el 12F. Allí encenderemos nuestro fogón. A
partir de ese día, a fuego lento, cocinaremos juntos y con todos, el manjar
democrático que habremos de degustar del 7 de Octubre en adelante.
Viene
al caso Hipócrates “Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina”
¿Verdad
que no hay mas nada que añadir?
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