Bajo el sistema
mercantilista, no son las empresas sino los funcionarios los que tienen
“Superpoderes”.. y éstos se ponen a la venta. Nuevos actores en la campaña
electoral UsAmericana Las empresas tiene la capacidad de financiar
ilimitadamente
EEUU, 25 de Enero
de 2012.- La carrera a la Presidencia en EEUU empezó con las primarias y estas
elecciones son las primeras presidenciales en las que empresas, sindicatos y
millonarios pueden pagar anuncios sin limitaciones para gastar dinero,
lógicamente con una creciente influencia en las elecciones a través de unos
grupos que se llaman “Super PAC” (Political Action Commitee).
Si alguien hubiera
querido un escenario excepcional para la comunicación política, el ciclo
electoral presidencial 2012 en EEUU será el deleite. Llegaron los
SuperPac. ..y ¡ahora quien podrá
defenderme¡
Los SuperPac, no
son superhéroes. Pero marcarán las diferencias en la campaña: el 21 de Enero de
2010 la sentencia del Tribunal Supremo conocida como “Citizens United versus
Federal Election Commission, 558 U.S. 08-205”, señaló que bajo la I Enmienda,
las corporaciones tienen el mismo derecho a la libertad de expresión que los
individuos, y los Gobiernos no pueden poner límites.
En simple, la
campaña se podrá tener fondos ilimitados, tanto para apoyar a un candidato como
para denostar de otro. Su única restricción es que no pueden tener una
coordinación directa con los comités de campaña de los candidatos individuales,
aunque sí pueden gastar en publicidad política negativa contra sus rivales. Y
para variar muchos de sus dirigentes son antiguos miembros de los partidos en
acción. Así los millonarios, empresas mercantilistas y organizaciones de
interés van a influenciar en las elecciones, pues pasó a ser inconstitucional
que el Gobierno regulase el dinero que ellos podrían utilizar en campaña. Y por
lo tanto participaran directamente en la campaña política sin control del
Gobierno.
Es algo nuevo y
ahora puede verse la capacidad de destrucción que tienen: no solo es la
influencia hipotética que puedan tener más anuncios, sino que pueden ser más
maliciosamente negativos. Los candidatos se lavan las manos y dicen que ellos
no tienen nada que ver con esos grupos, lo que es posible, pero dudoso. Ejemplo
de su poder vemos en las primarias republicanas: el súper PAC ligado a Mitt
Romney ha gastado millones en publicidad para atacar a sus contrincantes. En
respuesta, un simpatizante del aspirante Newt Gingrich acaba de donar 5
millones para contrarrestar el esfuerzo del súper PAC de Romney. Y así con
todos. Claro, por supuesto, los candidatos y los PAC no tienen nada que ver uno
con el otro.
--- Mitt Romney.
Esta apoyado por Restore Our Future que gastó 3,3 millones de dólares en una
campaña contra Gingrich y ha gastado 2,3 millones en Carolina del Sur y 3,6
millones en Florida..
- Gingrich tiene
su SuperPac, Winning Our Future, ha recibido 5 millones de dólares de Sheldon
Adelson, un multimillonario propietario de casinos en Las Vegas y amigo
personal de Gingrich. La contribución de Adelson al Super PAC es 1.000 veces
mayor que los 5.000 dólares que podría dar directamente.
--- Otro Super Pac
Free Enterprise acusa al Presidente de impedir la expansión de Boeing en
Carolina del Sur, intentando mostrarle como antipatriota y antiestadounidense,
en un estado con una importante población militar y más afectada por la crisis
económica.
De seguir esta
línea estaremos presenciando la campaña más cara de la historia y la más
destructiva, con presencia de los personajes con enorme
influencia, mayor a la que ya tienen. Los Super PAC no están obligados a
publicar sus cuentas hasta el 31 de enero. Para entonces, miles de
estadounidenses habrán votado, sin saber de dónde provenía el dinero que servía
para comprar mensajes en televisión.
Como menciona Alan
Moceri, los Republicanos tienen la inconveniencia y la mala suerte de que sus
elecciones primarias constituyen la primera prueba de la nueva realidad tras la
decisión de “Citizens United”, es suyo. Quizás habría sido igualmente
destructiva entre los Demócratas, pero no hay forma de saberlo. Pero es
imposible perder la ironía de que al final, la entrada de dinero privado sin
limites a través de los Super PAC en las campañas políticas — el sueño de los
Republicanos y la pesadilla de los Demócratas — está causando la canibalización
de los candidatos Republicano más fuertes, y estamos solamente en Enero. En
2010, para las elecciones de mitad de mandato, se registraron ante la comisión
electoral federal 80 Super PACs. Ahora hay 250. Hay al menos uno apoyando a
cada candidato y, en muchos casos, están dirigidos por ex asesores que en
realidad actúan como supervisores de campañas en la sombra.
La pregunta por
estos lares sudamericanos – sobre todo para los liberales - es si nuestras
originales autoridades electorales copiarán también este derecho adquirido por
la empresas en EEUU. Si es así, ya veremos en el 2016 a mineras haciendo
publicidad a favor o en contra de un partido o candidato, a grupos
mercantilistas que ya conocemos, peleando por intentar colocar a sus
tecnócratas adeptos, o atacando directamente al candidato que no les sea
propicio.
Pero hay dos
posiciones en este tema. Una es la posición estatista: los Gobiernos deben
brindar financiamiento público a los candidatos y/o partidos, y poner límites al
dinero privado, prohibiendo a las grandes compañías pagar costosas campañas,
que luego se cobran en favores políticos otorgados por los políticos ganadores.
El fallo de la CSJ está mal.
La otra es la
posición liberal: lo que no debe haber es “mercantilismo”, todos esos amplios
poderes de los funcionarios sobre las empresas y los mercados, que les permiten
brindar o negar esos favores a sus “donantes”. En los mercados sólo puede
comprarse lo que está a la venta, lo que hay: si no hay nada que vender, no hay
nada que comprar. Si hay un “sistema mercantilista”, o sea la capacidad estatal
de ejercer influencia y poder político los funcionarios sobre los mercados y
las empresas que en ellos actúan, sea para beneficiarlas o sea para
perjudicarlas (a la competencia), pues entonces esa capacidad se pondrá a la
venta, y se comprará y venderá en una democracia, al mejor postor. Eso es lo
que no debe haber. Debe haber un Gobierno limitado, carente de esos
“Superpoderes”
De acuerdo a la
tradición liberal, tampoco debe haber financiamiento público a los candidatos
ni a los partidos, porque los impuestos del simpatizante de un partido X o de
ninguno, no puede ir a financiar la campaña del partido Z. Lo que debe haber,
en una democracia, es amplia libertad para apoyar cada quien como quiera a su
candidato favorito.
De acuerdo a esta
posición el fallo de la CSJ está muy bien, muy de acuerdo a la Constitución. Lo
que está muy mal, y en desacuerdo con la Constitución – como Ron Paul insiste
en señalar – son las amplias facultades o “Superpoderes” de los legisladores y
burócratas del Poder Ejecutivo, dueños y señores de los mercados y las
empresas, cuyas campañas para ser electos se compran y se venden como
taxi-girls por las grandes compañías. Pero si no hay nada que vender, ¡no hay
nada que comprar!
En cuanto a los
contenidos de las campañas, por ej., si son “positivas” o si son “negativas”,
es algo muy subjetivo, que debe decidir el elector, con su voto, apoyando o
negando su apoyo a los candidatos de su preferencia, que en su opinión hayan
hecho buena o mala campaña. Sin imposiciones de organismos estatales, ni mucho
menos dineros públicos de por medio.
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