Dos
resultados electorales poco sorprendentes han contribuido a consolidar el
personalismo que abruma a la región. En Argentina, Cristina Fernández no ha
tenido difi cultad en imponerse en la primera vuelta electoral con un 54% de
los votos; y en Nicaragua se impuso en elecciones objetables el sempiterno
Daniel Ortega, con el 62,6% de los votos. Por otra parte, en la segunda vuelta
electoral en Guatemala triunfó sin difi cultad Otto Pérez, con el 54% de los
votos.
LOS
INDIGNADOS Y EL ESTADO DE BIENESTAR
Ha
aparecido en la región una versión imprevista de los indignados del norte, y lo
ha hecho justamente en el país que, en muchos sentidos, es el verdadero modelo
para los demás: Chile. La izquierda chilena, como la de casi todas partes, no
acepta de buen grado que un país crezca y se desarrolle sin que, paralelamente,
se vaya construyendo un estado de bienestar de estilo europeo, sin que aumenten
los impuestos y se cree una estructura estatal amplia y diversifi cada que
atienda a la población en todas sus necesidades. Lo curioso, lo que de algún
modo puede considerarse hasta cierto punto anacrónico, es que esta ofensiva se
realice precisamente en el momento en que dicho tipo de estado esté haciendo
crisis en buena parte de Europa. Son los compromisos sociales adquiridos –no los
gastos militares o de seguridad- los que han hecho tambalear las economías
europeas.
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