Ahora bien ese no es necesariamente el verdadero delfín. En efecto,
parece que en esta Venezuela bolivariana el tema es más complejo: por lo vista
existía un tapado y que se ha venido destapando poco a poco.
En las monarquías el delfín era el primogénito de sexo masculino, en
aquello reinos en los que se aplicaba la ley sálica. En los regímenes
comunistas aún vigentes, nos referimos a Corea del Norte y Cuba, el ungido es
un miembro de la familia.
DELFIN AMAESTRADO |
En la Venezuela revolucionaria actual parecía que el delfín era aquél a
quien Hugo Chávez le había otorgado su
bendición designándolo vicepresidente de la República; como tal, en caso de que
hubiese una falta absoluta, asumiría la presidencia por el resto del período
constitucional.
Ahora bien ese no es necesariamente el verdadero delfín. En efecto,
parece que en esta Venezuela bolivariana el tema es más complejo: por lo vista
existía un tapado y que se ha venido destapando poco a poco. Nos referimos al primer
vicepresidente del PSUV Y ahora recién encumbrado Presidente de la Asamblea
Nacional, Diosdado Cabello. A él se le considera como el jefe de la fracción
militar, mientras que el actual vicepresidente, Elías Jaua lo era del ala
izquierda. Y ¿dónde quedó Maduro?.
Sean cuales fueran los designios finales del poder supremo lo que salta a
la vista es que aparentemente el poder de las bayonetas es más poderoso que el de la ideología. No
importa cuán duro cacaree el gallo siempre seguirá siendo gallo y no otro
animal. Por los vientos que soplan, el militarismo sigue siendo el factor
esencial del poder en Venezuela y los civiles que se creían con derecho se irán
dando cuenta más temprano que tarde que sólo eran la comparsa.
La democracia no consiste en obedecer al jefe como en los cuarteles sino
en opinar, debatir, discutir y por
último lograr consenso. Eso es anatema en el orden militar en el que todo está
subordinado a la jerarquía. Algo parecido ocurre en algunos credos religiosos y
en los partidos comunistas regidos por el llamado centralismo democrático,
extraña expresión de lo que en realidad no ha sido otra cosa que la voluntad
única y exclusiva del gran líder.
Ahora en Venezuela la cosas se están viendo más claras: quienes mandan
son los que controlan el poder de fuego. No hay por qué sorprenderse porque esa
fue siempre la regla histórica salvo en la era democrática. Por eso es tan
importante lograr el 12 de febrero la unidad civil para recuperar la democracia
en nuestro país.
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